Este Ferrari 488 GTB provoca el susto del día. Del mes.

El conductor todavía tiene el pulso acelerado.

La librada de este Ferrari 488 GTB es épica, un susto de los grandes que está a punto de terminar con muchos euros tirados en el asfalto. Seguro que el vídeo que puedes ver en la galería te va a dejar un poco frío. ¿Qué le ocurre? ¿cómo puede ser que derrape tan fácil? En las imágenes se puede apreciar como un Ferrari 488 GTB abandona las instalaciones del Circuito de Goodwood y al dar un pequeño acelerón, la trasera decide continuar por su propio camino.

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¿Por qué ocurre esto? Sinceramente, la opción más factible es que el conductor del Ferrari estuviese en el circuito gozando de su superdeportivo con los controles de tracción o estabilidad apagados y, al salir del mismo, no se acordase de conectarlos de nuevo. Y es que, a diferencia de otros vídeos semejantes, muchos de ellos protagonizados por Ford Mustang desbocados, el conductor no hace ningún movimiento brusco, simplemente da un poco de gas y la trasera se descoloca con una facilidad que asusta.

Y es que el Ferrari 488 GTB, de primeras, sale sin ningún contratiempo: es algo más adelante cuando parece que el conductor presiona ligeramente el acelerador cuando el coche pierde el control. El coche tiende a sobrevivir hacia la derecha y el primer golpe de dirección ya lo envía hacia el césped. Hay que reconocer que el conductor tiene manos suficientes para no terminar en medio del campo, pero también hay que reconocer la enorme suerte que tiene para evitar el impacto frontal contra el Ford Mondeo, un accidente que habría terminado con ambos coches seriamente dañados.

Pero afortunadamente, tras volver a golpear en el césped, el Ferrari 488 GTB se libra del impacto y continúa su trayecto. El vídeo se termina aquí, pero ya te adelanto que el conductor del Ferrari siguió con el pulso acelerado y el rostro pálido durante unos cuantos kilómetros, seguro. Esto demuestra, una vez más, lo sensibles que son algunos vehículos, por lo que si tenéis la oportunidad de conducir uno, ¡mucho cuidado!