¿Sabías que Spyker tiene ya 135 años?

Spyker 60hp
Spyker es una marca desconocida para muchos, pero su historia es larga y su conocimiento permite entender mejor cuál es su propósito: lujo, artesanía e innovación.

La historia de Spyker es realmente complicada, una empresa que ha sufrido mucho durante los últimos 135 años para seguir a flote. Quiebras y malas administraciones han convivido con triunfos y elogios. Los pasados años han estado protagonizados por su complicada situación económica y su reciente quiebra, un momento clave en el que la marca ha estado a punto de desaparecer, pero parece que poco a poco ya se están sentando las bases para que Spyker vuelva a triunfar, esta vez con un proyecto de deportivo eléctrico bautizado como Spyker C8 Preliator.

Empezamos este largo camino en la historia. Nos encontramos en la Holanda de finales del siglo XIX, en el año 1880 los hermanos Hendrik Jan y Jacobus Spijker, orfebres de profesión, decidieron dar un vuelco a sus vidas creando una nueva empresa dedicada a la fabricación y mantenimiento de carruajes. La sede estaba en Hilversum y el objetivo era ser lo más innovadores posible manteniendo una gran calidad.

1898 fue un año importante: primero cambiaron su domicilio desde Hilversum al barrio de Trompenburg, en Amsterdam. Ese mismo año, apenas nueve años después de la fundación, los hermanos Spijker fabricaron su primer coche con motor, en este caso, un propulsor Benz, con el que consiguieron muchos elogios gracias a su calidad artesanal y un diseño novedoso para la época.

Poco después, Spyker comenzó el siglo XX con una de sus creaciones más importantes: la ‘Golden State Coach’, el carruaje barroco terminado en dorado con el que los habitantes de Amsterdam obsequiaron a la reina Wilhelmina de Holanda por su inicio de reinado.

Eran buenos tiempos para la firma, considerados como uno de los mejores carroceros de carruajes de Europa, no perdía la mirada al futuro y al motor de combustión. En 1903, Spyker introducía el 60 HP Grand Prix, el primer coche con un motor de seis cilindros y tracción integral. En esta época los primeros vehículos a motor comenzaban a poblar las calles europeas, reservados solamente para la élite y Spyker presentó coches como el Spyker 14/18 PK o el 30/42 HP Tourer.

En 1907, el millonario francés M. Goddard, decidió comprar un Spyker 14/18 PK para competir en la que era la carrera más dura y alucinante de la época: una locura de 15.000 kilómetros entre Pekín y París. No obstante, ese año marcó el comienzo del fin de la primera era de Spyker. Uno de sus fundadores, Hendrik-Jan Spijker, fallecía en un trágico hundimiento en el canal de la Mancha, tras un viaje por Inglaterra.

La empresa entró poco después en bancarrota y fue adquirida por un grupo de inversores, tomando el control y dejando fuera a Jacobs Spijker. La empresa sigue produciendo coches, muchos de ellos con un claro objetivo en el mundo de los circuitos y la velocidad. En 1914, en pleno estallido de la primera guerra mundial, Spyker transforma su negocio fusionándose con la Dutch Aircraft Factory N.V. y comienza a producir aviones y motores para aviación. Holanda es un país neutral en la ‘Gran Guerra’ y la empresa fabrica 100 cazas y 200 motores.

No obstante, la empresa no consigue alcanzar la viabilidad económica, un motivo que no provocó el cese de actividad y en 1919, tras la guerra, la marca presenta el espectacular C1 Aerocoque, un modelo aerodinámico con el que pretenden dominar los circuitos. Los últimos años de la primera era de Spyker están protagonizados por el C2 y el C4, dos modelos de lujo y altas prestaciones con distintas versiones pero todas con peculiaridades: un Spyker C4 Tenax consiguió el récord de resistencia tras completar 30.360 km en un mes, mejorando en 6.000 km el anterior récord de Rolls-Royce.

En 1922, el piloto inglés de origen australiano, Selwyn Edge, decidió intentar batir el récord de velocidad fijado por él mismo en 1907. Para ello tomó un Spyker C4 con una aerodinámica carrocería y consiguió circular 2.868,69 km con una velocidad media de 119,53 km/h durante 24 horas. Este fue el último gran logro de la primera Spyker. En 1925, la compañía, tras 45 años de tecnología y evolución, cerraba las puertas. En esta época se llegaron a producir unos 2.000 ejemplares, que a día de hoy son auténticas piezas de colección.

75 años más tarde, dos holandeses nostálgicos decidieron recuperar el nombre para crear una nueva compañía de coches de altas prestaciones. Victor Muller y Maarten De Buijn presentaron el Spyker C8 Spyder en el Salón de Birmingham el 17 de octubre del año 2000. Su diseño era espectacular, pero lo más interesante radicaba en su artesanía puertas adentro: lujo y cierto punto barroco que podía recordar a los carruajes exclusivos elaborados a finales del siglo diecinueve.

Desde entonces, la marca fue ampliando su gama de modelos. En 2001 apareció el Spyker C8 Laviolette Concept, la versión cerrada con un espectacular techo panorámico que dejó a todo el mundo con la boca abierta. En el Salón de Frankfurt de 2001, la marca mostraba la versión dedicada a los circuitos, el C8 Double 12 R. En 2002, lanzan la versión de calle del modelo de competición, el Spyker C8 Double 12 S. Todos estos modelos equipan un motor V8 de origen Audi de 4.2 litros.

En el Salón de Ginebra de 2006, Spyker se adelanta 10 años a Bentley y a Maserati con el lanzamiento del Spyker D8 Peking-to-Paris Concept, un homenaje a la aventura de M. Goddard en 1907 y que se convierte en el primer SUV de superlujo y deportivo de la historia. Lo dicho: ¡unos adelantados!

Ese mismo año Spyker sorprende a todos con la compra de un equipo de Fórmula 1. ¿Podría una empresa tan pequeña asumir los costes de un equipo de F1? Probablemente, no. En los años siguientes, nuevos modelos fueron llegando a la exclusiva gama de este fabricante holandés: especialmente atractivo es el Spyker C8 Aileron presentado en el Salón de Ginebra 2009.

La segunda década del siglo XXI empieza con problemas económicos. En 2009 la empresa pasa la producción a una nueva fábrica alquilada en Inglaterra, en colaboración con CPP Manufacturing. Un año más tarde, el 26 de enero de 2010, Spyker vuelve a sorprender al mundo con la compra de Saab Automobile; Victor Muller se convierte en presidente de la marca sueca y ambas empresas operan bajo una misma empresa, llamada Spyker Cars N.V.

No obstante, este negocio no sale adelante, la deuda de Saab es demasiado grande para Spyker y las cifras de estos tampoco pasan por su mejor momento. El 16 de abril de 2012, Saab se declara de nuevo en bancarrota y nuevos accionistas entran en Spyker Cars. En marzo de 2013, presentan su último producto antes de entrar de nuevo en bancarrota: el Spyker B6 Venator, una versión más exclusiva del deportivo alemán Artega GT.

A partir de ese momento, el declive final de Spyker: el 16 de septiembre de 2013 Spyker abandona la bolsa de Amsterdam y apenas un año más tarde, el 5 de noviembre de 2014, un tribunal holandés obliga a la marca a dejar en siete días la fábrica que habían alquilado y a pagar los 152.000 euros que debían a los dueños de esta. Comienza en ese momento toda una reestructuración de la deuda que termina con un concurso de acreedores y con la declaración de bancarrota por la corte holandesa. ¿Déjà vu?

El 29 de enero de 2015, Spyker apela esa decisión y la corte les da la razón. Desde ese momento, la marca está protegida y consigue algo más de tiempo. Victor Muller lo aprovecha para buscar socios y alianzas…¡y la encuentra en EEUU! Spyker se alía con Volta Volare, una firma dedicada a realizar coches eléctricos y aviones eficientes (¿coches y aviones?). El 13 de mayo, Spyker N.V. consigue un acuerdo con los acreedores y poco más tarde, a finales de julio, Spyker retoma su actividad empresarial.

Y hasta hoy: no se puede decir que Spyker haya tenido una vida fácil, es un constructor pequeño, con todo lo que eso supone en una industria gigantesca de pesos pesados. Spyker quiso ser más grande de lo que debía, esperemos que con su renacer, con el Spyker C8 Preliator, la marca no cometa los mismos errores y se dediquen a comercializar coches alucinantes. ¡Desde Top Gear les deseamos toda la suerte del mundo!

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