Los coches de Chuck Berry lloran la muerte del padre del Rock & Roll

Coches eléctricos

Javier Prieto

Desde el pasado sábado, los coches del genial músico suenan a Blues en homenaje a su famoso propietario.

Los coches de Chuck Berry fueron, junto a su guitarra, las señas de identidad del genial intérprete. Se marchó el pasado sábado para seguir con sus acordes allá en el Olimpo de la música. Y por eso queremos rendirle tributo recordando sus bugas, tan chulos como los vehículos de Elvis Presley o John Lennon, colegas de profesión del maestro.

Por si eres un extraterrestre llegado de Marte y desconoces quién era Chuck Berry, ahí van un par de apuntes al respecto. El mito de San Luis, está considerado ni más ni menos que el padre del Rock & Roll. Tanto es así que ejerció una fuerte influencia en los más grandes del género, como los Rolling, los Beatles, Eric Clapton o Bruce Springsteen. 

Una pasión de cuatro ruedas

Dejando a un lado esas pequeñas referencias artísticas, vamos a lo nuestro que son los automóviles. Los coches de Chuck Berry fueron una parte fundamental en su vida, de hecho coleccionó tantos como amoríos y éxitos musicales.

Concretamente le molaban mucho los Cadillac, de los que llegó a poseer una flota de tomo y lomo. Los tuvo de todos los colores y modelos, y eso a pesar de que era más agarrado que un chotis. Disfrutaba tanto al volante que solía conducirlos personalmente hasta el lugar de sus actuaciones.

Y cuando eso no le parecía suficiente pues los aparcaba en el mismísimo escenario. Sí, has leído bien, en medio de sus conciertos, como puedes ver bajo estas líneas. 

Tal era su pasión por los automóviles que formaron parte de muchos de sus temas, entre los que destacan Maybellene, Jaguar & Thunderbird y No particular place to go.

El primero de los coches de Chuck Berry fue un Ford V8 del 34. Posteriormente, y tras abandonar la cárcel en 1947 a la que había llegado por unos problemillas, se compró un sencillote Buick Sedan´41.

Por cierto, en aquella época llegó a trabajar en la cadena de montaje de la General Motors. Eran tiempos difíciles en los que el micrófono no le daba para vivir y el oficio de carpintero tampoco es que fuera una maravilla. Luego llegaría la fama, el dinero y la flota de Cadillacs. Pásate por nuestra galería y disfruta con esas auténticas obras de arte del Siglo XX.

Etiquetas: Música