Opinión: ¿Por qué las marcas chinas copian y nadie hace nada?

Como se suele decir, es peor el remedio que la enfermedad.

Estoy seguro que ya has visto las mejores copias chinas de coches y también estoy seguro que te has hecho una pregunta: ¿cómo se puede permitir algo así? Muchos son los factores que intervienen en un problema como este y que ya no solamente ocurre con las copias de coches en china sino con todos los productos que se falsifican, desde relojes hasta máquinas de café.

Un coche chino que parece muy serio: Chery Exeed XT

China es una potencia industrial, eso está claro, pero todavía es un país en desarrollo en el que se tienen que asentar una serie de proclamas para que se pueda considerar como un país avanzado. Un ejemplo es la seguridad jurídica. En China las leyes son muchas veces poco claras y, aunque lo sean, no siempre se tienen los mecanismos de seguridad necesarios para afirmar que las leyes se cumplen. Sí, las leyes de protección de la propiedad intelectual también están en este saco.

Este es uno de los motivos por los cuales no siempre las marcas de coches están dispuestas a entrar en batallas judiciales en China: pueden estar tantos años gastando dinero que, sencillamente, sale más rentable no hacer nada y seguir con los brazos cruzados. Esta sin duda es una parte importante, aunque al final las marcas europeas sí que suelen entrar al trapo como ha hecho Land Rover con el Landwind X7, una copia descarada del Range Rover Evoque.

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Esto podría estar cambiando desde que China acepto acatar las leyes de propiedad intelectual para poder formar parte de varias organizaciones mundiales del comercio y hay alguna pequeña esperanza para las empresas copiadas: el año pasado la Corte de Propiedad Intelectual de Shanghai obligó a una empresa china a pagar 420.000 euros a BMW por copiar su marca en numerosos productos, especialmente de merchandasing y moda. Se llamaba BMN.

No obstante, las marcas tampoco quieren entrar en una guerra comercial en China que pueda lastrar su imagen en un mercado que no solo acepta las copias sino que además las entiende como la obviedad de que las marcas extranjeras hinchan sus precios debido a su fama, sin entender otros costes menos visibles como el I+D o el diseño.

Una justicia laxa y poco resolutiva, en muchas ocasiones incluso corrupta, un mercado poco afín y mucho que perder en un mercado gigantesco son los principales motivos para que las marcas no hagan nada (o hagan lo mínimo) para evitar las copias chinas. De todos modos, al fin y al cabo, aunque les copien, juegan en ligas diferentes y alguien dispuesto a gastarse casi 100.000 euros en un coche buscará la calidad del producto original: quizás al final estas copias pueden hacer más daño a otras marcas más pequeñas o generalistas que a marcas premium.