5 razones para amar y odiar a los coches alemanes... por igual

¿Está justificado el mito?

Aunque seguro que te has cansado de escucharlo, lo cierto es que nuestros vecinos germanos saben hacer buenos automóviles. Vale, quizá lo de que son los más fiables no sea más que otro de los mitos muy falsos del mundo del motor, pero... no se puede negar lo evidente. Hoy te traemos cinco razones para amar y odiar a los coches alemanes. A partes iguales. Es complicado, sí. 

5 razones por las que odiarás las Autobahn aunque te parezca imposible

¿Qué tal te fue tu última Nochebuena? Seguro que no te quedó más remedio que escuchar a tu cuñado -aquí tienes unos cuantos coches para dejarle calladito- deshacerse en elogios hacia su última adquisición que, como debe ser según los propios consejos que él te daría para comprar coche nuevo, es diésel, alemán... y SUV. Pero tener que soportar sus gritos al hablar de automóviles, fútbol o política no es lo peor de todo. Lo peor, con diferencia, es saber en tu fuero interno que tiene algo de razón. 

Durante muchos años la fama de los productos nacidos en el país de la Señora Merkel han gozado de una buena fama bien merecida gracias a unos productos que, en el pasado, se diferenciaban de los demás con muchísimo margen. Afortunadamente el resto de fabricantes a nivel mundial se han puesto las pilas y, gracias a la mejora continua de los procesos de desarrollo y a la globalización -pregúntale al hermano de tu cónyuge cuántas piezas de su montura germana están fabricadas realmente allí-, los niveles de calidad general han aumentado hasta alcanzar cotas realmente estratosféricas. ¿Quieres conocer nuestras razones para amar y odiar a los coches alemanes? Empieza a pasar las imágenes de la galería superior y comprueba si estás de acuerdo con nosotros. 

Por si acaso, vamos abriendo el paraguas...

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