Opinión: faros de xenón o led, ¿cuestión de imagen o seguridad?

Probablemente sean uno de los inventos más importantes de los últimos años.

Corría el año 2001 cuando llegó a casa el primer coche con faros de xenón, una nueva tecnología que utilizaba el gas xenón para ofrecer una luz azulada que se presentaba como un nuevo elemento de seguridad activa muy importante y que mejoraba la fatiga al volante en conducción con ausencia de luz, ya que la luz creada era más blanca y más parecida a la luz del día. También ofrecía un haz de luz más intenso y alcanzaba una mayor distancia de iluminación, lo que permitía anticipar posibles riesgos en la carretera.

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Desde el primer minuto, este tipo de tecnología se presentó como una notable mejora en términos de seguridad, por delante de cualquier otra ventaja, pero el gran público lo asoció de una manera rápida y contundente con la materia estética. Recuerdo aquellos primeros faros de xenón que lucían esos pequeños faros redondos y oscuros y la exclusividad que suponía tener un coche con ese tipo de haz de luz. Podía ser más seguro pero desde el primer minuto se convirtió en algo mucho más que eso, en un elemento estético.

La evolución de los faros ha sido espectacular en los últimos 15 años: hace unos días pude experimentar la locura de los faros de láser en la prueba del Audi R8 V10 Spyder y parece increíble cómo han cambiado los tiempos. Hoy los faros de LED han tomado el relevo a los faros de xenón y es una tecnología que se ha popularizado enormemente: hasta un pequeño utilitario puede equiparlos. Estos han mejorado todavía más el haz de luz y su distancia: parece increíble que a día de hoy la gente siga optando por faros halógenos. Pero si en el apartado técnico, la mejora es importante, en el apartado estético, la importancia es ahora monumental.

Elegir faros halógenos o faros de LED ya no es una decisión enfocada en la seguridad, hoy en día la mayor parte que elige por uno u otro sistema se basa en la estética y no me extraña: ver un coche de alta gama con faros halógenos es como verlo con tapacubos. Al final, los faros modifican la mirada del coche y los espectaculares diseños con tecnología LED que se aplican en la mayor parte de las marcas ‘premium’ y no tan ‘premium’ suponen modificar por completo el alma del coche. 

Un ejemplo cercano: el Seat León 2017. Los faros de LED le dotan de una mirada única, moderna, atractiva, tecnológica, especialmente gracias a su luz diurna. Con faros halógenos parece un Seat Ibiza de hace diez años. La estética es fundamental para elegir este tipo de faros, pero la mejora en términos de seguridad entre uno y otro resulta tan abrumadora que me parece absolutamente increíble que la gente, a estas alturas de mundo, siga sin optar por este tipo de tecnología de iluminación.

Definitivamente, dentro de los extras más recomendables a la hora de comprar un coche se encuentran los faros de xenón o de LED, especialmente recomendable estos últimos. La mejora en cuanto a seguridad es definitiva y en términos de imagen es ya casi más importante o relevante que elegir unas llantas más grandes o un color más llamativo. Espero que muy pronto, este tipo de faros sean obligatorios por ley y que terminen de alcanzar a todos los segmentos del mercado con unos precios cada vez más atractivos. Hasta que ese momento llegue, os recomiendo encarecidamente que mandéis al baúl de los recuerdos a los faros halógenos. De verdad.