Llega el Morgan EV3 Junior, el coche que le quitarás a tu hijo

Tu hijo tiene un coche mejor que el tuyo.

Nos encantan estas paradojas de la vida: cuando tú le quitabas las llaves del coche a tu padre, nunca pensaste que acabarías haciendo lo mismo con tu hijo. Pero el círculo se cierra gracias al Morgan EV3 Junior.

Morgan EV3 Selfridge: eléctrico y tremendamente pijo.

Se trata de una réplica exacta del EV3, uno de los coches eléctricos más molones del mundo. Está impulsado por baterías (como su hermano mayor) y destinado a niños de seis años en adelante (así que tranquilo, puedes conducirlo). Alcanza los 16 km/h -vale, no es muy rápido. Pero para el pasillo de casa, más que suficiente- y se construye a medida: hay distintos colores y acabados para elegir. Cuesta 7.800 euros más impuestos. Una leña, sí. Hay varios coches nuevos entre 7.000 y 10.000 euros que puedes comprarte, claro… pero tu hijo no puede estar al volante.

Aun así, inviertes bien tu dinero, ya que el EV3 Junior destila la calidad que la compañía imprime en todos sus modelos. Está fabricado a mano, su carrocería es de fibra de carbono, tiene un salpicadero de madera y cuero cosido manualmente en el interior. Puedes elegirlo en color Sport Red, Sport Green o Sport Ivory, con tapicería negra o tostada (no es marrón, es ‘tostada’, según el comunicado de prensa).

Eso, de serie. Si te vuelves loco, es posible escoger cualquier tono entre los 40.000 del catálogo de Morgan “por un pequeño coste”, aunque no dicen cuánto. Y la personalización de este coche de juguete está garantizada gracias a los packs de pegatinas que pueden ponerse y quitarse tantas veces como se desee.

Los faros del EV3 Junior funcionan y los logos esmaltados son los de la compañía, nada de copias chapuceras en plástico. El cargador está incluido: tardarás cuatro horas en tener este coche eléctrico listo para la acción; la autonomía es de unos 16 km, dependiendo del estilo de conducción de tu retoño. Bienvenido al Morgan más ligero y pequeño de la gama. Y uno que puedes utilizar para darte un capricho, con la excusa de hacer feliz a tu hijo.