Mansory Bentley Mulsanne: discreción a base de carbono

Sí, seguro que tu también alucinas por la ausencia de alerones y cosas raras.

Dicen que con la edad la gente asienta la cabeza. Mansory nació en 1989 y quizás con 27 años encima sea el momento adecuado para que la sensatez haga acto de presencia. El Mansory Bentley Mulsanne es un buen ejemplo: el buque insignia de Bentley recibe una nueva dieta a base de fibra de carbono, ahí no hay cambios, pero renuncia a elementos aerodinámicos que no pintan nada para apostar por una elegancia deportivo y con un punto macarra. Pero elegancia al fin y al cabo: ¡es un logro!

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El kit de carrocería de Mansory se reduce a una serie de componentes fabricados en fibra de carbono que le dan un toque diferenciado a la estética del Mansory Bentley Mulsanne. El labio delantero de fibra de carbono, los bordes de las tomas de aire delanteras, el difusor trasero o el discreto alerón trasero son protagonistas. No busques mucho más porque no lo hay. Vamos bien.

Protagonistas también las llantas de 22 pulgadas que probablemente sea el elemento más estridente de esta preparación, aunque creo que tampoco le quedan del todo mal buscando esa sensación de incrementar la sensación de espectacularidad y de show con ruedas. Con múltiples radios, no desentonan en el conjunto: para una vez que no tengo motivos para criticar a Mansory, disfrutaré el momento.

Lo más interesante de esta preparación es la modificación mecánica de los chicos de Mansory: el motor V8 Turbo de 6,75 litros produce 585 CV y un descomunal par de 1.100 Nm. Con estas cifras, uno de los coches más lujosos del mercado es capaz de alcanzar los 100 km/h desde parado en cinco segundos, con una velocidad máxima que supera los 300 km/h: ¿te imaginas cruzar las autobahn con algo así?

Parece una mejora interesante respecto a los 505 CV del modelo original, con una ganancia de tres décimas en aceleración. No obstante, la cosa se pone más complicada si lo comparas con el Bentley Mulsanne Speed y sus 577 CV: este acelera una décima más rápido, sí, con menos potencia. La velocidad máxima es la misma en ambos casos, así que en cuanto a prestaciones, la cosa está muy justa entre esta preparación y lo que ofrece la marca.

Queda por ver el interior, aunque parece claro que Mansory es capaz de conseguir cualquier petición del cliente, siempre que su cuenta corriente sea generosa. Me da la sensación que Mansory ha ido más por el camino de crear una serie de piezas de fibra de carbono que los futuros clientes pueden colocar cuando quieran a su coche que de crear una verdadera preparación completa brutal como ha hecho en otras ocasiones, con coches como el Mansory Palm Edition 999. Lamentablemente no conocemos su precio, pero simplemente el hecho de que Mansory no se haya cargado una berlina como el Bentley Mulsanne, creo que es una buena noticia. ¡Bravo!