La carrera de Fórmula 1 en la que un coche cayó al mar fue...

¡Hombre al agua! Mónaco 1965

Javier Prieto

Algunos monoplazas deberían haber sido equipados con conflatadores.

Uno de los sucesos más extraños que se recuerdan en el Gran Circo es ver a un bólido hundirse en el mar, tras sufrir una salida de pista. Pues, ni más ni menos eso es lo que le sucedió a Alberto Ascari en el GP de Mónaco F1 de 1955.

Echa un vistazo a: Los horarios del GP Mónaco F1 2017

El bicampeón del mundo italiano de 1952 y 1953 liberaba la prueba y tras negociar la curva Loews llegó al actual sector de la chicane. Según parece, allí había una mancha de aceite del coche de Stirling Moss que le hizo perder el control de su Alfa D50 y terminó en las aguas del puerto.

Las escasas medidas de seguridad de la época, unas simples balas de paja, no fueron suficientes para que el coche número 26 no se sumergiera en las aguas de la Costa Azul.

Afortunadamente, Ascari solo sufrió lesiones menores en el rostro, mientras su coche, convertido en un amasijo de hierros, era rescatado por una rudimentaria embarcación.

Sin embargo, murió cuatro días después en unos entrenamientos privados en Monza. Lo más sorprendente es que aquel día Alberto no llevaba puesto su casco azul de la suerte.

Tan extraordinario fue ese famoso chapuzón que solo se ha repetido una vez más. Fue una década después cuando Paul Hawkins  terminó zambullido en el puerto de Monte Carlo con su Lola T70. Tampoco resultó herido.

El puerto de Mónaco

No obstante, cuatro años más tarde, y por esas coincidencias del destino, también perdió la vida compitiendo como su colega transalpino.

Afortunadamente, desde 1965 ningún bólido ha terminado en el fondo del muelle de Mónaco. Pero por si las moscas, los días de carrera permanecen en la zona del muelle un impresionante equipo de buzos.

Etiquetas: F1, Mónaco, Fórmula 1