El Goodwood Festival of Speed, el capricho de un 'Lord' del motor

Así es el Goodwood festival of Speed

Javier Prieto

Érase una vez un aristócrata inglés que quiso (y logró) que los mejores coches de carreras del mundo compitieran en el jardín de su casa...

Este finde se celebra -por todo lo alto- el Goodwood Festival of Speed, una de las citas más importantes del calendario automovilístico tanto en el Reino Unido como en Europa, con perdón para los ganadores del Brexit. Por cierto, aquí puedes enterarte de dónde ver gratis el Festival de la Velocidad de Goodwood 2017.

Estos son los mejores f1 del Goodwood Festival of Speed

Su escenario, una inmensa finca de campo situada en Chichester (Condado de West Sussex), no puede ser más impresionante. El dueño, un tal Lord March que utiliza los billetes de 500 euros como servilletas de papel.  

 

La choza de Lord Marc en Goodwood House, Chichester

Como ya te podrás imaginar, allí se reúnen mitos del volante en activo y glorias del pasado, millonarios en busca de emociones fuertes -dentro y fuera de la pista- y una multitud de personas normales como tú y como yo. El nexo común de todos ellos es la pasión por los cacharros de dos y cuatro ruedas más rápidos y hermosos del planeta, incluyendo los mejores fórmula 1 de la Historia

El MP 4/4 de Senna en Goodwood

La principal actividad, que dio origen y en torno a la cual gira el Goodwood Festival, es la Subida a la Colina o Hill Climb. Con este nombre tan sencillo, no nos digas que no te imaginas de qué va la cosa. Pero por si no lo pillas, te contaremos que se trata de una prueba cronometrada por la finca del millonario, incluyendo la ascensión a un aristocrático cerro.

Compiten todo tipo de vehículos y motocicletas, con el objetivo de recorrer los 1.860 metros del trazado en el menor tiempo posible. La participación que solo se obtiene por rigurosa invitación cuenta cada año con más solicitudes. Desde 1999, Nick Heidfeld, ex piloto alemán de Fórmula 1, ostenta el récord de la prueba, con un tiempo de 41,6 segundos lo ostenta, a los mandos de un McLaren MP4/13. Por cierto el corredor germano ha dicho que este finde intentará romper su propia marca con un coche en eléctrico.

Sin embargo, el anfitrión de la fiesta decidió hace ya unos años que ante el peligro que comportaban los monoplazas de la Categoría Reina no volverían a competir, pero sí podrían realizar pruebas, o mejor dicho, paseos de exhibición. Y es que en los dominios de Mr. March entienden por máximo dispositivo de seguridad unas cuantas balas de paja a lo largo del recorrido. Un recurso muy 'vintage', pero que produce escalofríos solo de pensarlo.

En definitiva, la humilde 'morada' de Lord March y su Goodwood Festival of Speed se convierten en el epicentro continental de la velocidad. Así, los extensos jardines del aristócrata inglés, mudan durante cuatro días al año sus dulces fragancias por el vertiginoso aroma de la gasolina y el neumático quemado. El escenario natural, en medio de la campiña inglesa, no puede resultar más idílico.

Goodwood House, Chichester

La propiedad, rodeada de frondosos bosques y abundante vegetación –suponemos que también habitarán por allí zorros y ciervos- se transforma en un museo viviente y al aire libre para los amantes del motor y de otras cosas, porque no solo de cilindros y pistones viven ni la mujer ni el hombre.

En el evento podréis salivar con supercoches, clásicos, prototipos, monoplazas, piezas de colección actuales y todos aquellos vehículos que por su relación con las distintas disciplinas de la competición o la exclusividad, brillan con especial fulgor.

O dicho de otra manera, por allí desfilan cochazos de ensueño que solo nos podríamos comprar tú y yo con un par de botes del Euromillón. Y claro, si tienes un Pagani Zonda LM, McLaren P1 LM, Avertador, etc. lo suyo es que te exhibas o compitas con tus vecinos de mansión en el Goodwood Festival. ¿No crees?

Porque de lo contrario, y aunque los proletarios no lo entendamos, la vida de un millonario puede ser muy tediosa. Lo bueno es que en el Goodwood Festival of Speed no se aburre nadie, ni los ricos de bolsillo ni los de espíritu, entre los que nos encontramos los chicos de Top Gear. Y es que admirando tanta maravilla rodante no hay tiempo para ello.

Porsche 911 GT1 en el Goodwoo Festival of Speed

 

Orígenes, el sueño de un millonario

Seguramente os preguntéis, ¿por qué un Lord inglés creó en su parcelita una prueba de automóviles, con las molestias que el ruido de los coches y la invasión de público plebeyo le generan? ¿Fue por una apuesta, una promesa o un acceso de locura transitoria derivado del exceso de ingesta de ginebra?

Lord March, todo un dandy de la velocidad

Tranquis, todo tiene su explicación. Resulta que este noble es un apasionado de la velocidad. Y desde hacía tiempo perseguía el sueño de organizar carreras en su propiedad porque, por si no lo sabéis, en sus dominios, además de un castillito y un hipódromo, tiene un circuito de velocidad; pero no es un Scalextric, no, no, es un autódromo real.

El Circuito de Lord March

Este había albergado carreras entre 1948 y 1966. Sin embargo, a partir de ese año, y ante la negativa de la acaudalada familia a construir chicanes en el trazado, dejaron de rugir los motores. Y su uso se redujo al de pista de pruebas. Precisamente, en una sesión de ellas, Bruce McLaren falleció en 1970 tras sufrir un accidente mientras probaba un vehículo de la CanAm.

MCLAREN MEMORIAL

Lord March, un friki de cualquier artilugio que tuviera un propulsor y cuatro ruedas, echaba de menos los días de carreras en casa. Y entonces decidió en 1993 organizar el Goodwood Festival of Speed. En la cita podrían participar aquellos automóviles que destacaran por su historia en la competición -Fórmula 1, Mundial de Rallyes, 24 Horas de Le Mans, Nascar, etc.-

o por sus altas prestaciones y exclusividad -supercars, piezas de coleccionista o regalos de amantes-. Bueno, si tienen un camión y eres muy buen en el Dakar, el personal de servicio también puede que deje pasar.

Junto a esos juguetitos de ensueño, también invitó a pilotos en activo y retirados de varias disciplinas. Y tratándose de un auténtico hidalgo inglés no se olvidó de convocar a lo más selecto de la alta sociedad británica.

El primer certamen del Goodwood Festival of Speed que tuvo lugar en 1993 fue todo un éxito. Congregó a más de 20.000 personas. Pero Lord March, que está en todo, se dio cuenta de que el Goodwood Festival of Speed coincidía con las 24 Horas de Le Mans. Y decidió que a partir de entonces su sarao tendría lugar en un fin de semana entre finales de junio y principios de julio en el que no se disputaran ni pruebas de Fórmula 1 ni de resistencia importantes. Por eso, amigos míos, la fecha varía de unos años a otros.

Tras el masivo incremento de participantes y asistentes en la prueba inaugural que tuvo lugar en domingo, añadió un año más tarde un segundo día, el sábado, al FOS (por sus siglas en inglés). Posteriormente, se amplió al viernes y el jueves en 1996 y 2010. Así las cosas, el Goodwood Festival of Speed se desarrolla cuatro días seguidos.

Actualmente se ha convertido en el referente europeo del sector de la gasolina. La asistencia de público suele superar los 200.000 visitantes. Y entre ellos es habitual encontrarse con ases del volante como Kimi Räikkönen -se rumorea que en su última visita llegó a sonreír- o Jenson Button, y del paddock, como Ron Dennis.

En el Goodwood Festival of Speed 2017 que acaba de arrancar ya han confirmado su presencia Nico Rosberg. Los dos enemigos íntimos acuden en representación de su marca, Mercedes que presentará un nuevo modelo en el FOS.

Porque los principales fabricantes de coches vieron hace mucho que el Goodwood Festival of Speed es un maravilloso escaparate en el que presentar sus últimas creaciones. Si eres uno de esos afortunados con una cuenta corriente de más de siete cifras, incluso te invitarán a dar un par de vueltas con sus modelos más exclusivos.

Para comprender la dimensión del Goodwood Festival of Speed hay que señalar que su trascendencia va mucho más allá de una simple exhibición o concentración de coches o de o una cita con la velocidad. En realidad, este acontecimiento social, se convierte por unos días en el centro neurálgico más importante del Viejo Continente que reúne en la campiña inglesa a todos los protagonistas que comparten una misma pasión: el sonido de los cilindros y el rugido de los V12.