La verdadera historia de como BMW llegó a hacer coches eléctricos

Mónica Redondo

Si pensabas que los coches eléctricos eran algo nuevo, estás equivocado. Hoy te contamos la verdadera historia de como BMW llegó a hacer coches eléctricos. Su andadura comenzó en 1972, concretamente en los Juegos Olímpicos de Múnich...

La verdadera historia de como BMW llegó a hacer coches eléctricos comienza en 1972, en los Juegos Olímpicos de Múnich. La marca bávara había desarrollado dos unidades eléctricas de prueba. Eran dos BMW 1602 convertidos los que sirvieron de medio de transporte al Comité Olímpico y como coches cámara en eventos de larga distancia. ¿Los inconvenientes? Los 350 kilogramos de sus baterías y su autonomía de 60 kilómetros. Tras este modelo, BMW lanzó diferentes proyectos con el objetivo de mejorar y conseguir una mayor eficiencia tecnológica. 

No es hasta finales de 1975 cuando se lanza un modelo experimental sobre la plataforma del BMW LS. Se denominó 'Coche eléctrico con batería de alta energía'. Esto proporcionó una valiosa experiencia en el uso de dispositivos de almacenamiento de energía de sodio y azufre. Tras estos intentos, BMW comenzó a trabajar en un coche eléctrico puro. Llegó en 1991 durante el Salón de Frankfurt y se llamó BMW E1. ¿Sus bazas? Su peso reducido, su alta seguridad gracias a su carrocería de alta resistencia. 

Entre 1992 y 1996 se convirtieron ocho unidades del BMW 325 e36 que estuvieron en la isla de Rügen. Probaron diferentes propulsores hasta que en 1997 se llegó a la conclusión. En 2008, 600 unidades del Mini E llegaron a las carreteras. Los datos obtenidos permitieron a la marca alemana desarrollar un coche de producción. Un año más tarde, pudimos ver el BMW Concept ActiveE. Todos estos modelos, sin duda, han sido los predecesores del ya conocido BMW i3. ¿Quieres conocerlos más en profundidad? 

 

BMW 1602 Electric (1972)

En 1969, BMW desarrolla dos vehículos sobre la base del BMW 02. ¿Su objetivo? Investigar la idoneidad de fabricar un coche eléctrico para la conducción diaria. Montaba un motor de derivación de corriente continua con una salida de pico de 32kW desarrollado por Bosh. Además, un ventidador radial de 140 W, controlado por un termostato, se encargaba de enfriar el propulsor. La batería pesaba unos 350 kilos. El 1602 eléctrico aceleraba de 0 a 100km/h en ocho segundos. ¿Su autonomía? Unos 30 km en conducción por ciudad y unos 60 en carretera. Los frenos regenerativos ya se probaron en este modelo.


BMW LS Electric (1975)

En junio de 1975, BMW lanzó un nuevo proyecto que se mantuvo en secreto en ese momento. Se denominó BMW LS y comenzó a probarse durante 1976. El motor del 1602 dio lugar al motor de serie DC de Bosch que estaba acompañado de 10 baterías de plomo-ácido de Varta con Aquamatic. Este concept se convirtió en el primero que incluyó un cargador completo con cables y mecanismos de desconexión. Esto permitió que se pudiera cargar en 14 horas. Se dio prioridad a los frenos regenerativos eléctricos. Además, los diferenciales se combinaron en un bloque compacto que se atornilló al motor eléctrico. 

Las novedades no se quedaron aquí. Este modelo montó un parabrisas calefactable que estaba conectado a un calentador de Baucknecht que asumió la tarea de la climatización. Toda la electrónica estaba alojada en un soporte de componentes junto al motor. 

 

BMW 325iX (1987-1990)

El proyecto de investigación lanzado, por primera vez en 1981, llevó a ocho unidades del BMW 325iX convertidas a tracción delantera a formar parte de las pruebas. Estas unidades montaban una batería de sodio-azufre libre de mantenimiento desarrollada por ABB. Estas baterías suponían una densidad de energía tres veces mayor que las convencionales de plomo-ácido. 

Otra de sus novedades fue la gestión de accionamientos, que regulaba y controlaba la carga desde la toma de corriente, el flujo de energía entre el motor y la batería, así como el circuito térmico del sistema. Contaba con una autonomía de 150 kilómetros y se ponía de 0 a 50km/h en 9 segundos.

BMW E1 (1991-1993)

BMW, alentada por los resultados positivos de la nueva batería, se lanzó a desarrollar un coche eléctrico desde cero. ¿Su objetivo? Investigar las ventajas e inconvenientes del coche eléctrico en su funcionamiento diario. ¿Qué tenía que tener? Una conducción razonable, espacio para cuatro adultos y equipaje y sobre todo, una gran seguridad mientras que su peso fuera lo más reducido posible. Tras 10 meses, se presentó en Frankfurt en 1991. Medía 3,460x1,648x1,500 mm y tenía una distancia entre ejes de 2.325 mm.

Su carrocería fue construida con aluminio extruido y plástico reciclable. La batería estaba tapada con un marco de seguridad debajo de los asientos traseros, mientras que el motor eléctrico estaba situado en el eje trasero junto con la transmisión. Un nuevo concepto de electrónica con dos módulos principales aseguró su funcionamiento y el calor se reutilizó para climatizar el interior.  La batería se cargaba en seis horas y solo dos cuando se recargaba en una estación especial. ¿Su autonomía? 160 kilómetros. 

Dos años más tarde, en 1993 Frankfurt también descubrió a la segunda versión del BMW E1. ¿Su novedad? La nueva batería 'Zebra' que ayudó a mejorar la vida útil, su autonomía y el rendimiento. 

 

BMW 325 / BMW eléctrico (1992-1997)

A partir de principios de los años 90, la tercera generación del la BMW Serie 3 proporcionó la base para la creación de unos 25 coches experimentales que se utilizaron para perfilar los nuevos componentes con el objetivo de mejorar las baterías eléctricas y poder desarrollar modelos de producción. La primera generación de concepts, ocho en total, participaron en la isla alemana de Rügen. Varios fabricantes colaboraron en este proyecto conjunto que contó con el respaldo del Ministerio Federal Alemán de Investigación y Tecnología. A estos ocho, se le sumaron seis más que formaron parte de la flota del Estado de Baviera. 

Tras algunos problemas relacionados con las baterías de sodio y azufre, en 1993 se cambiaron por baterías de níquel-cadmio. Los motores eléctricos pesaban 65 kilos transmisión incluida y tenían salidas de 45kW. Además, las recargas también disminuyeron sus tiempos. Se llegaban a cargar en 40 minutos y se conseguía recuperar el 20% de la energía durante la conducción. 

En 1995 se desarrolló la segunda generación. Esta vez fueron diez coches los que equipaban numerosos cambios y mejoras. Además, se reconocían por su característico color amarillo. Los 'BMW electric' como se conocían fueron utilizados por técnicos de la marca alemana. 

La primera generación tardaba 8 segundos en ponerse de 0 a 100km/h mientras que la segunda, tan solo seis. La autonomía también mejoró en 30 kilómetros, siendo 120 la de la primera generación y 150 km la de la segunda. 

 

Mini E (desde 2008)

Cuando el BMW Group presentó por primera vez el Mini E en 2008, sacó una flota de más de 600 coches puramente eléctricos diseñados para uso privado y diario. Un proyecto piloto de base amplia fue lanzado para suministrar a determinadas empresas de Estados Unidos y Europa. La evolución de las baterías de iones de litio alcanzó un nuevo nivel. Por primera vez, los clientes disponían de una estación de carga que permitía cargar el coche en un espacio de dos horas y media. Se ponía de 0 a 100km/h en 8,5 segundos y tenía una salida de 150kW. ¿Su autonomía? Unos 250 kilómetros. 

Durante el Salón de Frankfurt 2017 hemos conocido al Mini Electric Concept. ¿Te suena? 

 

BMW ActiveE (desde 2010)

A principios de 2010, apenas un año después del debut del Mini E, BMW dio otro gran paso hacia la producción de modelos con cero emisiones gracias al estreno del BMW Concept ActiveE. Fue construido sobre la base del BMW Serie 1 Coupé y se lanzó una flota de unos 1.000 vehículos. Estos coches eléctricos tenían un par máximo de 250 Nm y una potencia de 125kW. Se ponía de 0 a 100km/h en nueve segundos y tenía una autonomía de 160 kilómetros en uso cotidiano.

En esta fecha, BMW ya había anunciado el lanzamiento de la submarca BMW i a partir de 2013.