Prueba: Ford Fiesta 1.0 125 CV

Prueba Ford Fiesta 1.0 125
Más polivalente que una navaja suiza...

Aunque nunca está en lo más alto del ranking de los coches más vendidos, lo cierto es que lo merece. Es lo que he sacado en claro tras hacer esta prueba del Ford Fiesta 1.0 de 125 CV

Puede que su imagen, bastante continuísta, te haga pensar que se trata de un coche poco interesante o desfasado. Reconozco que yo tenía un poco esa sensación. Pero fue entrar en su interior y, sin haber iniciado la marcha, ya cambió mi percepción. Vayamos por partes.

Prueba Ford Fiesta 1.0: interior

No es lo que se puede decir un cañón, pero lo que veo no me desagrada. El cuadro de relojes es muy sencillo. Puede que no sea tan futurista como el que puede tener el Renault Clio o que le falte el Digital Cockpit del Volkswagen Polo, pero la verdad es que no presenta problemas de legibilidad. El cuentavueltas y el velocímetro se leen de un golpe, y la pantalla multifunción central en color (estoy montado en un Ford Fiesta 1.0 125 Titanium) le da un toque de alegría. Además, la solución de juntar en una sola pantalla varios campos del ordenador de viaje me gusta.

Ford Fiesta 1.0 Titanium 125 CV relojes

Al igual que pasaba en la anterior generación, en el Ford Fiesta te encuentras cómodo rápidamente. Los asientos tienen bastante que ver. La banqueta sujeta bien los muslos y el respaldo hace lo propio con la espalda, por lo que no llega a cansar si estás mucho rato al volante.

En cuanto a la ergonomía, durante la prueba del Ford Fiesta 1.0 no me he peleado demasiado con la pantalla táctil central tan habitual últimamente en los coches nuevos desde la que se controlan muchos elementos, como el infotainment. Gracias a que el climatizador sigue siendo un módulo aparte con sus botones analógicos, puedes subir o bajar la temperatura sin necesidad de cambiar entre pantallas, algo que podría estar algo mejor resuelto, ya que en marcha en ocasiones tienes que apuntar demasiado a los botones virtuales que tienes.

Pantalla central del nuevo Ford Fiesta

En marcha con el nuevo Fiesta de gasolina 

Al iniciar la marcha, el 1.0 de 125 CV te recibe con el típico sonido a tres cilindros que parece que tiene carraspera (como me ocurrió con la prueba del Volkswagen T-Roc 1.0 de 115 CV), pero apenas sientes vibraciones o tienes sensación de motor pequeño.

Te puedes imaginar que el terreno predilecto del nuevo Ford Fiesta es la ciudad. Tiene bastante potencia y te permitirá hace viajes largos sin problemas más allá de la posible falta de espacio. En distancias largas no te castiga con una rumorosidad elevada a no ser que lo lleves muy alto de vueltas. A 120 vas a 2.500 rpm y solo a partir de las 3.500 podría decir que la situación se vuelve un poco cansina: eso sería ir demasiado rápido y no te conviene demasiado: echa un vistazo a las multas de velocidad para confirmarlo...

Con una buena estabilidad lineal y una suspensión tirando a firme que se une a unos neumáticos de perfil bajo, su comportamiento es bastante bueno, como siempre ha ocurrido en la gama. En carreteras secundarias esta combinación te ayuda a pasarlo bien o, al menos, a no desear llegar. Apenas balancea o cabecea, por lo que tus acompañantes no se marearán tan fácilmente. Y si vas rápido, puedes aprovechar para frenar un poco más tarde y entrar en las curvas con el peso en el eje delantero con la confianza de que los Pilot Sport 4 que monta van a ayudar al chasis a seguir su camino.

El Ford Fiesta en vídeo

Si te apetece redondear el giro, puedes ahuecar un poco para ayudar al eje trasero a colocarse: un chasis dócil y un ESP bien calibrado por si se te va de las manos te darán confianza y seguridad.

Y es que durante la prueba del Ford Fiesta 1.0 he podido disfrutar del que probablemente sea el modelo urbano con mejor comportamiento: una caja de cambios de recorridos adecuados y una dirección de relativo peso te da un feeling deportivo que se une a ese tarado de suspensiones del que hablaba antes.

Prueba del Ford Fiesta 1.0 125: motor

Pero ese tacto también lo aporta el tres cilindros en línea. Hasta que se venda el nuevo Ford Fiesta ST a lo largo de este 2018 con su 1.5 de 200 CV, es la versión más potente de gasolina en carrocería de cinco puertas (existe un 140 ST Line en tres puertas).

¿Quiere decir eso que te deja pegado al asiento? No. Sus 125 CV dan para mucho, pero no. A partir de un poco más de 2.000 rpm empieza a empujar con la alegría típica de los motores pequeños y sigue subiendo sin baches hasta el corte, aunque lo cierto es que muy arriba no está excesivamente cómodo: a partir de la frontera de las 4.000 vueltas tienes más ruido que empuje. Te pide que lo lleves más a base de par; es decir, en la zona media, que es donde se encuentra mejor: a 100 lo llevas en sexta a 2.000 vueltas, pero si pisas a fondo el acelerador recupera con facilidad.

Para finalizar la prueba del Ford Fiesta 1.0 de 125 CV te voy a dar un dato llamativo: curiosamente, la versión Titanium de cinco puertastiene dos escalones de potencia, 100 y 125, separadas por unos 700 euros. ¿Adivinas cuál es mi elección?

Nuestro veredicto

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