Prueba Seat León Cupra ST 4Drive: ¡todo al naranja!

¿Cómo mejorar lo inmejorable? ¡Añadiendo tracción integral!

¿O acaso me equivoco? Debo confesar que en la primera prueba del Seat León Cupra, este coche me cautivó. En esta prueba del Seat León Cupra ST 4Drive hay algunas mejoras importantes que deberían, a priori, mejorar todavía más su comportamiento, su alma para ser el coche más completo del mercado. Y no, no me refiero a las llantas de color naranja chillón.

El ligero restyling del Seat León Cupra llegó con algunas mejoras, estéticas en su mayoría. La versión de tres y cinco puertas sumaron diez caballos más hasta los 300: aquí puedes leer la prueba del Seat León Cupra 2017. No obstante, para la versión ST (familiar para los amigos), la marca española se guardaba un as en la manga: la ansiada tracción integral. Sí, 4x4 y Cupra de nuevo se aliaban (no lo hacían desde el primer León Cupra de la historia) para ofrecer un cóctel la mar de apetitoso.

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El menú está formado por un chasis de primera, sin apenas cambios respecto a la anterior versión, un motor que empuja con ganas, una tracción integral, un cambio automático de doble embrague, buena habitabilidad interior, un maletero que roza los 1.500 litros con la segunda fila de asientos abatida y un precio de derribo: ni siquiera con algunas opciones alcanza los 40.000 euros.

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De primeras parece claro que debe ser el superventas soñado del que hablé en su día. Un superventas pese a esas llantas naranjas que forman parte del paquete Performance, una serie de chucherías para hacerlo todavía más atractivo y que añade unos frenos brembo con pinzas de seis pistones y los neumáticos Michelin Pilot Sport Cup 2. Las llantas captan la atención de la gente y en el pequeño pueblo pirenaico de Setcases un grupo de jóvenes no duda en echar un vistazo en profundidad: ¿el Seat más cantoso de la historia? De los que hayan salido de serie de la fábrica, seguro. Un señor francés que supera los 70 también cae rendido a sus encantos.

El Seat León Cupra ST 4Drive de esta prueba llama la atención. La combinación de color mata algo otro de los grandes logros de este coche: la discreción. Lo pasaré por alto. Me siento en su interior y me siento como en casa: la verdad es que el interior del Seat León está bien rematado y todo resulta ser muy intuitivo. Por supuesto incorpora también la nueva pantalla de ocho pulgadas con una nueva interfaz más fácil de usar, aunque no todo es oro lo que reluce.

Por ejemplo, los asientos de serie, tapizados para la ocasión en cuero, no me gustan demasiado: no agarran lo que deberían en un coche con semejante potencial. Consejo de amigo: si te vas a comprar un León Cupra, elige los asientos tipo backet tapizados en alcántara, son cómodos y agarran infinitamente mejor. Los pegotes de una tapicería que imita a la fibra de carbono también son un elemento completamente prescindible: dan sensación de coche barato.

Pese a estos detalles de importancia menor, el interior del Seat León Cupra ST combina calidad, cierto toque deportivo y una buena habitabilidad: el techo panorámico incrementa aún más la sensación de ahogo y bienestar en el interior. Arranco y el cuatro cilindros sobrealimentado cobra vida en silencio. Demasiado silencioso. Bueno, esto se podría discutir: el objetivo de los Cupra es conseguir una buena dupla entre efectividad y confort, un sonido demasiado escandaloso se cargaría buena parte de ese confort.

En carretera, autopista o incluso en ciudad, el Seat León Cupra ST apenas genera diferencias respecto a lo que puede hacer un León ST con un motor de gasolina. Es refinado, es cómodo y su pisar es noble. Ahora bien, a la hora de adelantar tienes un salvavidas en forma de pedal derecho con 300 CV. Dicen que los coches potentes son peligrosos, te aseguro que lo peligroso es adelantar con un coche de 60 CV.

La subida a la estación de esquí de Vallter2000 se anima por momentos y decido poner a prueba sus cualidades dinámicas. Coloco el chasis activo en el modo Cupra para conseguir la mayor eficacia. Los frenos están calientes, los neumáticos en su punto óptimo. Hundo el acelerador y me hundo el asiento. Este pequeño familiar es capaz de acelerar de cero a cien en menos de cinco segundos y rebajar más de medio segundo la cifra generada por un coche que parece mucho más veloz, como el Honda Civic Type R. Corre y mucho, por lo que hay que tomarlo en serio.

La dirección es muy blanda, pero directa: sigue la tendencia actual que también tiene el resto de rivales. La suspensión tiene una puesta a punto muy neutra, aunque en este terreno un punto más de dureza no le vendría nada mal. El chasis es lo mejor: puedes entrar en curvas a una velocidad endiablada con un equilibrio general pasmoso. Todo ocurre fácilmente, todo ocurre sin aparente dificultad. Los frenos son contundentes, aunque me gustaría una mordiente inicial algo más explosiva. 

Llego al tramo final, una auténtica serpiente de curvas que me va a llevar a la cumbre completamente exhausto. La prueba del Seat León Cupra ST 4Drive no me está defraudando. Ahora bien, en una subida en seco, veraniega, con unos neumáticos casi de competición, la tracción integral es difícilmente detestable y la verdad es que tampoco representa una mejora brutal.

Creo que buena parte de culpa la tiene el chasis: es tan bueno que incluso con tracción delantera el coche parece inmutable, con un límite que se encuentra entre Júpiter y Saturno. Además, una cosa negativa de la tracción integral es la incorporación de unos 80 kg extra de peso: deberás valorar si vas a sacar partido de la misma, no tengo duda que en firme deslizante puede aportar un plus de seguridad realmente atractivo.

Y es que ese es el principal motivo de su incorporación únicamente en la versión familiar: se supone que esta puede tener un planteamiento más tranquilo y relajado, más familiar. Si viajas con toda la familia y media decena de maletas no quieres ser el más rápido en Nürburgring, salvo que seas un enfermo, en cambio buscas más tranquilidad si el hombre del tiempo decide llevarte la contraria, ¿no te parece?

El Seat León Cupra es un coche tan redondo que, como pensaba a priori, es difícilmente mejorable. La tracción integral no mejora su explosivo comportamiento, pero tampoco lo empeora, generando mayor seguridad en situaciones comprometidas de tracción para quienes la necesiten. Yo solo quiero diversión y efectividad y eso, con un Cupra ST manual, lo tengo de sobra: ¡ah, y por poco más de 32.000 euros! Sigo sin comprender por qué este coche no se vende como churros en este país.

Nuestro veredicto

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