Prueba: Porsche 911 GT3 RS, el arma de conducción masiva

He conducido el que es, posiblemente, el Porsche más veloz y eficaz en circuito de todos los tiempos, el 911 GT3 RS. Sus 500 CV son adictivos al extremo.

Mientras escribo esto, veo desde mi ventana el Porsche 911 GT3 RS que aún está aparcado fuera. Me resulta una auténtica lucha permanecer sentado dentro de mi casa. Hace un día soleado y podría perfectamente ir en busca de más emociones.

No ha pasado mucho tiempo desde la última aventura. LLegué a las tres la mañana después de haber conducido más de 1.000 kilómetros en dos días por el norte de Gales y lo único que quiero hacer es conducirlo más.

Me duele admitirlo, pero me equivoqué al hablar por primera vez del GT3 RS cuando se presentó en Alemania: “Tienes que ir demasiado deprisa para pasarlo bien”. Eso escribí y me equivoqué. Lo probé en ese país y allí en las carreteras lisas parece que el coche no tenga que trabajar. Ahora, lo dicho: estoy en Gales, en las mismas carreteras por las que conduje el 911 GT3 hace casi exactamente dos años. En parte para ver las diferencias y por otro lado porque las carreteras alrededor de la zona de Bala son espectaculares.

Llegué aquí de la misma manera también, a través de la maraña de obras y atascos que es la red de autopistas de Gran Bretaña. Los nuevos GT3 RS están disponibles solo con la caja de cambios PDK, igual que ocurre con el GT3. Tengo un largo camino por delante para convencerte de que el Porsche 911 GT3 RS es un coche para todos los días... si no estás ya completamente seguro.

El hecho de que pueda serlo, no significa que debas usarlo como tal. Eventualmente podrías enfadarte y sería una lástima. Tu columna vertebral se encorvaría en los asientos y no escucharás a Chris Evans quejarse del ruido que hace la carretera bajo tus pies. Un sonido sordo y adormecido, pero que puede llevarte hacia el masoquismo y hacerte olvidar lo gran coche que es. No te lo hagas a ti mismo.

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Hay un montón de elementos a los que es difícil encontrarles un sentido práctico. Por ejemplo, si Porsche hubiera usado un techo convencional de aluminio, el coche pesaría 1.421,1 kilos en lugar de los 1.420 que marca y sin embargo, insistieron en utilizar un material que es de 1 mm de espesor hecho en magnesio procedente de Malasia, al que se da forma en Canadá y que finalmente es instalado en Alemania. Y todo esto para ahorrar unos gramos. Es cierto que cualquier cosa ayuda y muchos pocos son un gran mucho, pero quizás sea excesivo.

Porsche ha puesto mucha atención en estas cosas como te digo y hay algunas que no verás nunca, como las bielas de titanio o el cigüeñal fabricado en acero de alta pureza, que ha sido fundido varias veces hasta alcanzar la resistencia necesaria. Pero ahí están, como el tubo de escape de titanio.

¿Dónde termina el coche de competición y empieza el coche de carretera? ¿Cómo son legales esos pasos de rueda traseros? El Porsche 911 GT3 RS lleva en su ADN la competición y en ocasiones incluso aunque no quieras, estalla en tus manos. La carrocería es más amplia para un mayor agarre, pero por cosas como las que te he dicho antes, pesa 10 kilos menos que el GT3 convencional. También es mucho más eficaz aerodinámicamente. El alerón trasero y las entradas de aire laterales hacen un trabajo espectacular y por si fuera poco, las llantas de 21” con los neumáticos Michelin Pilot Super Sport de 325/30 ayudan lo suyo.

Porsche 911 GT3 RS Relojes

Hay un medidor de fuerza G en el interior, pero es absurdo porque las ruedas traseras no se despegan del asfalto ni en primera y lo he intentado varias veces. La única forma de conseguirlo es usando un viejo truco que tiene la caja PDK, que es tirar de las dos levas para poner el neutro y acto seguido acelerar mientras las sueltas. Aún así, los 'burnouts' no son algo que destaque en el repertorio del GT3 RS. Es un coche de precisión.

Mientras que el GT3 es sorprendentemente generoso, el GT3 RS es implacable, pura violencia contenida. Es el Terminator de las carreteras. Esto puede sonar frío, pero no lo es. La manera por la que va por la B4391, una de las cinco mejores carreteras que conozco, es fantástica y te involucras en la conducción plenamente.

Estaba preocupado desde la primera vez que conduje el Porsche GT3 por Alemania, con las sensaciones que transmite la suspensión, ya que aquí las carreteras son más irregulares, pero con el paso de los kilómetros te das cuenta de que todo lo que absorbe de la carretera es también información que te proporciona el coche para que disfrutes del viaje.

Ya he recorrido la zona de Bala con mi Porsche 911 GT3 RS y necesito más carreteras y paisajes, así que sigo hacia el norte de Gales mientras busco con la aguja de las revoluciones las 8.800 vueltas. La velocidad de ataque en las curvas es imperceptible, no hay subviraje. Personalmente echo de menos la forma en la que los anteriores 911 metían el morro al girar rápido, pero el tacto de la dirección es preciso, pero te deja con 'la cosa' de que puedes perder el control si no vas atento.

Porsche 911 GT3 RS trasera carretera

La distancia entre ejes se ha alargado y el reparto de pesos está muy conseguido, a lo que hay que sumar la dirección a las cuatro ruedas, los anclajes dinámicos del motor y la carga aerodinámica, que en conjunto sujetan el coche en casi todas las situaciones.

Ir con la amortiguación dura es extrañamente adictivo y no tan masoquista como temía. Solo debes preocuparte de conducir y quizás por eso no tengo ni idea de cómo funciona el sistema de sonido por ejemplo. Este no es el chulo Turbo S, es el último 911. Te obliga a concentrarte en solo pisar los pedales y girar el volante. Las reacciones que recibe de los controles son tan inmediatas, tan perfectamente en sintonía con los movimientos, que tú y el coche sois uno: acelerar, frenar, girar. Y repites. Lo ideal sería hasta el infinito o hasta que la gasolina se acabara.

Nada parece ser capaz de sacar al GT3 RS de la carretera y no tienes que ser un gran conductor para disfrutar de su compañía. Lo sientes a prueba de bombas, tanto en su robustez mecánica como en sus habilidades.

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No puedo dejar de conducir y estoy mucho más allá de Bala. El sol se pone y el sonido de sus seis cilindros lo llena todo. La banda sonora que sale de su interior rebota en las rocas de las montañas y no hay nada que lo supere, espectacular. Me estoy convirtiendo en un adicto y recorro arriba y abajo el paso de Llanberis. Es un camino traicionero y difícil: a un lado la roca labrada y al otro, los acantilados. Aun así supera la prueba con nota y empieza a aburrirme ir a velocidades legales por la carretera, con lo que decido...

Probarlo en circuito:

El Porche 911 GT3 RS se encuentra en otra dimensión cuando lo conduces en un circuito, en este caso la montaña rusa que es Bilster Berg en Alemania. Aquí llegas a descubrir qué sucede cuando la tracción se acaba y cómo se coloca bien incluso cuando va al límite. Tienes que tener confianza en él, no puedes mostrar ninguna debilidad, porque si lo haces, si tienes miedo a la mitad de una curva y levantas el gas, acabarás con el corazón en la boca mientras mientras este 911 castiga tu indecición tirándote hacia afuera.

Porsche 911 GT3 RS rueda

Así que échale valor; confía en un tren delantero espectacular, relámete mientras sientes el grip infinito y te diviertes hasta niveles absurdos. Es un coche que te pide atención, de eso no hay duda, pero cuando te acostumbras y coges confianza con las curvas, puedes incluso frenar con el pie izquierdo. ¿Por qué no? al fin y al cabo no tienes que preocuparte del embrague. La caja de cambios automática PDK hace un excelente trabajo, porque entre otras virtudes está que es igual de rápida que este motor épico, espectacular, maravilloso.

En definitiva, como ya te he dicho, el GT3 RS no es un coche fácil de conducir, no te deja que te relajes ni un minuto. Fundamentalmente porque es un arma de conducción masiva. Por 208.000 euros es tuyo.

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