BMW i8

Tras el éxito cosechado por la primera alternativa eléctrica de BMW: el BMW i3, los ingenieros de la marca bávara se pusieron manos a la obra para trasladar todo el potencial ecológico del utilitario a una plataforma más deportiva que responda directamente a los estándares de BMW. Fue un trabajo difícil, pues la tecnología original del i3 no estaba pensada para ofrecer un rendimiento excesivamente deportivo. Después de muchos esfuerzos, el prototipo de deportivo eléctrico de BMW comenzó a tomar forma. La carrocería obtuvo un diseño muy agresivo y dinámico, mientras que el potencial de su propulsor enchufable se exprimió al máximo para lograr unas prestaciones acordes al concepto de coche que se quería crear. Finalmente, la marca bávara dio a conocer su primer deportivo eléctrico de la historia, el BMW i8. El espíritu del BMW i8 es puramente deportivo. Sin embargo, no se olvida de que es un coche híbrido, ya que incorpora un motor adicional de gasolina, lo cual le condiciona a la hora de ofrecer unas prestaciones demasiado excepcionales. Aun así, su comportamiento sobre la pista no deja indiferencia, y ofrece una sensación única de conducción.

Un deportivo híbrido capaz de emocionar

La mecánica de este coche es algo compleja, ya que incorpora dos motores diferentes pero complementarios. El primero y puramente ecológico es un propulsor eléctrico de 131 caballos, suficiente para impulsar al i8 durante 35 kilómetros pero sin superar los 120 kilómetros por hora. Sin embargo, a la hora de llevar este deportivo del futuro al máximo, es necesario solicitar ayuda al segundo motor que monta. En este caso se trata de un motor de gasolina tricilíndrico que otorga 231 caballos y 570 Nm. Esta potencia el posible gracias a los dos turbos que incorpora, y que hacen al conjunto capaz de dotar al i8 de un rendimiento deportivo. A pesar de todo, las máximas prestaciones del i8 solo se podrán disfrutar con las baterías al máximo, ya que en el momento que la carga comience a disminuir, las prestaciones también lo harán. Sin embargo, para la correcta gestión de la potencia y de la carga de las baterías, el BMW i8 dispone de varios modos de conducción. El primero se denomina 'Eco Pro', y busca ante todo lograr el mínimo consumo, desactivando o reduciendo el consumo de algunos de los accesorios eléctricos del coche. El segundo modo de conducción y el más equilibrado de todos será el llamado 'Confort', que tratará de igualar las prestaciones del coche con una eficiencia destacable. El modo más deportivo se denomina 'Sport', y se olvida de la eficiencia y de los bajos consumos para ofrecer el máximo rendimiento y las máximas prestaciones al conductor. Aun así, el coche no es igual de agresivo que otros modelos de combustión, y los niveles de adrenalina comienzan a bajar en cuanto las baterías reducen su carga y la potencia se reduce.

Futurista y llamativo con cada una de sus líneas

Dejando de lado el rendimiento del coche, no podemos pasar sin hacer un importante hincapié sobre su diseño. El aspecto deportivo del que disfrutan algunos BMW se ha llevado a su máxima expresión gracias a unas líneas tremendamente agresivas y a una aerodinámica diseñada con precisión milimétrica. El frontal es capaz por si solo de despertar nuestros impulsos más primitivos. Las tomas de aire ovoides tradicionales de la marca bávara remarcan su forma, mientras que a cada lado se colocan los nuevos conjuntos ópticos con tecnología LED que parecen los ojos de una fiera dispuesta saltar sobre su presa.

En su línea lateral destacan sus puertas, que cuentan con un sistema de apertura superior. También llaman la atención sus llantas, y nos solo por su tamaño (20 pulgadas de serie), sino también por su diseño, que evoca el espíritu futurista del coche. La trasera del BMW i8 resulta acorde con el resto del conjunto, y sirve como colofón perfecto para un diseño soberbio. En lo referente al interior de coche, el habitáculo resulta más amplio de lo que invita a creer su carrocería. Aunque dispone de cuatro asientos, las plazas traseras resultan muy incómodas para personas que superen el 1,60 de altura. Sin embargo, el confort de las plazas delanteras es un claro punto a favor. En el puesto de conducción, todo está al alcance del conductor, de manera que el manejo del coche resulta sencillo y práctico. Como marco para todo el conjunto exterior, el BMW i8 presenta detalles y acabados en materiales futuristas. Sin embargo, la verdadera reina del interior es la fibra de carbono, omnipresente en todo el habitáculo.

BMW i8 Roadster: una nueva forma de atraer las miradas

A partir del restyling de esta primera generación, BMW soprendió a todos con la presentación de una segunda carrocería para uno de los deportivos más llamativos del momento. Bajo el nombre de BMW i8 Roadster, esta versión cuenta con un mecanismo que es capaz de plegar el techo en 15 segundos y ofrecer, si cabe, una imagen mucho más atractiva para el coche. Esta versión cabrio cuenta con una presencia sobrecogedora, en parte por el estilo tipo Targa que adopta el lateral del coche. El precio de esta versión aún no se ha desvelado, aunque resultará más costosa que el modelo coupé. En cualquier caso, garantiza que las miradas vuelvan sobre nuestro i8 cuando parecía que ya nada podía sorprender.

Un alto precio que merece la pena pagar

Puede que en un principio uno no se plantee la compra de un i8 como uno de sus planes a corto plazo. Sin embargo, a la hora de elegir un deportivo, este coche debe ser tenido muy en cuenta. A pesar de que su rendimiento está muy condicionado por la carga de la batería, exteriormente es un reclamo infalible para las miradas de expertos y curiosos. Su diseño y su eficiencia son sus grandes argumentos para colocarse como pionero en el campo de los deportivos híbridos. Por otro lado, su precio puede ser un hándicap adicional, ya que el i8 cuesta 141.850 euros. Pero con ese desembolso, puedes tener por seguro que conducirás un coche excepcional que no deja a nadie indiferente.

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