Citroën C8

El Citroën C8 se convirtió en un modelo de referencia dentro del segmento de los monovolúmenes. En un momento en el que este mercado se encontraba en alza, este gran automóvil era capaz de ofrecer una sofisticación y una calidad tan solo al alcance de algunos modelos superiores.

Una de sus principales diferencias es la resolución del habitáculo, puesto que este coche añade una tercera fila de asientos con tres butacas (lo normal son dos), lo que le permite aumentar el número de pasajeros que puede transportar.

Actualmente, el Citroën C8, al igual que otros grandes monovolúmenes, es tan solo un espejismo de todo lo que significó para la marca. Este modelo se enfrentó con un notable éxito a rivales liderados por el Renault Space, ofreciendo gran cantidad de soluciones para las familias sin comprometer el confort ni la calidad.

Diseño voluminoso y cuidado

El aspecto exterior del Citroën C8 se caracteriza por huir de las formas clásicas de este tipo de vehículos. A pesar de que no puede esconder su verdadera esencia, la carrocería cuenta con formas algo más elaboradas que le hacen ganar puntos. Aún así, su diseño ya está bastante obsoleto y no hay noticias de algún modelo que lo reemplace.

En el frontal, todo el conjunto se apoya en unos grandes faros angulosos para afilarse hacia el asfalto. De esta forma se consigue que todo el coche parezca estar más cerca del suelo y no resulte tan brusco en sus formas.

El lateral tiene el ADN de un auténtico monovolúmen grande, incluídas las puertas traseras correderas. Sin embargo, al contrario de lo que ocurre en otros modelos, las formas que dibujan la carrocería tratan de evitar a toda costa las líneas rectas, lo que le aporta mucha personalidad.

Por último, el elemento más característico en la zaga de este coche son los pilotos en disposición vertical que flanquean el portón. Son una seña de identidad y destacan en un conjunto más sobrio.

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En el interior también se aprecia como los años han hecho mella en el C8. Sin embargo, todavía se pueden apreciar algunos elementos propios de un automóvil que aspira a competir en un segmento superior.

El puesto de conducción es sencillo y elegante, y se encuentra bien aislado. El salpicadero está bastante despejado, y la consola central sobresale lo justo para no restar demasiado espacio. Cuenta con una pantalla multifunción que se maneja desde un teclado físico, así como otros sistemas muy innovadores en su momento.

Los asientos resultan muy cómodos y bien dispuestos, perfectos para cualquier tipo de desplazamiento. Lo mismo ocurre con las calidades y los materiales del interior, que en los acabados más altos están a la altura de los vehículos premium.

Se apoya en mecánicas diésel

El Citroën C8 cuenta con una oferta de motores bastante interesante, aunque la mayoría de ellos funcionan con gasóleo (tres exactamente). Tan solo existe una variante de gasolina que ofrece un buen rendimiento gracias a una potencia de 140 caballos.

Los motores diésel rinden 120, 136 y 170 caballos, lo que les permite adaptarse a cualquier necesidad. Son bloques de gran calidad y durabilidad y cuentan con el sello de la marca.

Las opciones diésel más potentes pueden elegirse con una transmisión manual de seis velocidades o con un sistema automático de siete relaciones que permite un manejo secuencial.