Mazda RX-3: estas son las 10 cosas más interesantes

Javier López

Existen marcas que cuentan con un emblemático pasado que ha servido para gestar un digno presente. En esa tesitura se encuentra Mazda, una marca que ha desarrollado algunos de los deportivos más emblemáticos de todos los tiempos y que a día de hoy goza de un elenco de vehículos adaptado a los cánones actuales pero derrochando personalidad por los cuatro costados.

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Sin embargo, para llegar al punto en el que se encuentra hoy en día la firma nipona es necesario repasar  sus cimientos. Y es que gracias a modelos como el Mazda RX-3, hoy podemos disfrutar de su presente, y es por esto que queremos repasar las 10 mejores cosas del deportivo japonés.

Son extremadamente caros

Sabemos de sobra la fiebre que hay por el mundo JDM, y el Mazda RX-3 entra de lleno en ese cupo. Si a esto le sumamos que es un clásico, que es un deportivo y que le buscó las cosquillas al Nissan Skyline de la época, nos encontramos con un resultado típico.

Mazda RX-3

Con típico nos referimos a caro, sumamente caro. Y es que hoy en día es fácil que nos hagan pagar cerca de 40.000 euros -e incluso más- por una unidad en buen estado. Si nos topamos con una que esté completamente de serie...no queremos ni pensarlo.

Solo los que somos de fuera de Japón lo llamamos Mazda RX-3

En muchas ocasiones, los coches tienen diferentes nombres para diferentes mercados, no es ninguna novedad. Sin embargo -pasa algo similar con el Mazda MX-5-, tan solo se le llama RX-3 fuera de Japón, mientras que en su tierra natal tuvo varios nombres.

Mazda RX-3

Primero fue el Mazda Savanna, después el Grand Familia, el 808, 818, Mizer...Un sinfín de nombres a los que no le encontramos explicación pero son curiosos.

Fue el que se encargó de engancharnos a los motores rotativos

NSU fue una compañía que padeció intentando trabajar con motores rotativos, una mecánica compleja pero muy revolucionaria. También lo intentaron otras como Mercedes-Benz o General Motors, pero fue finalmente Mazda la marca que salió airosas con estos propulsores.

Mazda RX-3

Y es que la firma nipona revolucionó el sector con la llegada del RX-3, coche que contaba con un propulsor rotativo -los 10A y 10B- que causó furor, llegando a registrar más de 280.000 ventas en todo el mundo.

Era un auténtico mata-gigantes

Mucho se habla de los lobos con piel de cordero, y podemos considerar al Mazda RX-3 como uno de ellos. Y es que pese a su tamaño y a afable apariencia, el deportivo nipón consiguió fustigar a algunos coches que presumían de ser el summum de la deportividad.

Mazda RX-3

Y es que en 1975 el RX-3 pudo con todo en el mundo de las carreras, coronándose como vencedor absoluto excepto por el Holden Torana SL/R 5000, un deportivo que consiguió hacérselo pasar mal al japonés.

Tuvo una versión familiar

Por desgracia, los familiares deportivos son un tipo de concepto que está de capa caída, contando con pocos representantes en la actualidad como el Audi RS 6 Avant. Pero este maridaje tan atractivo tuvo su época dorada en antaño, y el Mazda RX-3 tuvo la suerte de coincidir en ese periodo.

Mazda RX-3

Así es, el RX-3 también se ofreció con carrocería familiar y prometía el mismo nivel de sensaciones, aunque eso sí, con el plus de poder albergar en su interior muchos más bártulos. 

Triunfaban en la carreras

No nos estamos pasando al tachar al Mazda RX-3 de deportivo, un coche que ganó numerosas competiciones. Y es que durante muchos años el Nissan Skyline se encargó de triunfar en el mundo de las carreras, registrando hasta casi 50 victorias de manera consecutiva.

Mazda RX-3

Sin embargo, tras la llegada del deportivo de Mazda, las victorias de Godzilla empezaron a decaer. Y es que el RX-3 se proclamó campeón en 1972, 1973 y 1975.

El Mazda RX-3 era potente de serie

Por aquel entonces ya era muy típica la intervención de los preparadores, quienes exprimían hasta el último ápice de deportividad de los coches. Sin embargo, el Mazda RX-3 ofrecía un nivel de prestaciones poco usual en aquella época.

Mazda RX-3

Y es que su motor rotativo 10A de tan solo 1.0 litros, desarrollaba más de 100 CV, cuando un propulsor V8 de 4.2 litros de origen Ford desarrollaba 120 CV. No hay más preguntas, señoría.

Pero podían ser mucho más potentes, por supuesto

Y es que los preparadores terminaron trasteando con el Mazda RX-3, logrando así que su motor rotativo desarrollase mucha potencia. En las variantes de carreras, los propulsores doblaban con facilidad la potencia de serie, erogando algo más de 300 CV.

Mazda RX-3

Sin embargo, algunos apostaron por los 13B-REW y 20B-REW sobrealimentados por turbo, logrando así que la potencia sobrepasase los 1.000 CV.

Los japoneses se quedaron con las mejores versiones

Como viene siendo habitual en este tipo de situaciones, los países de origen se quedan para ellos las mejores versiones. Y es que en Japón se gestaron numerosas ediciones especiales del Mazda RX-3 y, por supuesto, todas se quedaron allí.

Mazda RX-3

Claro ejemplo de ello era el Mazda Savanna GT, variante que hacía gala de una caja de cambios manual de cinco relaciones, en lugar de la habitual de cuatro. 

Para algunos el Mazda RX-3 es una deidad

No mentimos cuando decimos que los coches JDM mueven masas, y más cuando estamos ante un caso como el del Mazda RX-3. Y es que tipo de coches siguen ofreciendo hoy en día sensaciones que el coche moderno no es capaz de transmitir.

Bajo peso, motor rotativo, relación peso-potencia más que suficiente...Un maridaje que, para que negarlo, también nos vuelve loco.

Coches deportivos

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Etiquetas: coches clásicos