Coches eléctricos: la verdad sobre la duración de sus baterías

Batería de iones de litio.

Uno de los principales problemas a los que se enfrentan las marcas con los coches eléctricos son sus baterías. ¿Cuánto duran en realidad?

Si antes la preocupación de un comprador era la duración de los casquillos de biela, el desgaste de los árboles de levas o del rotor de un Wankel, con el futuro eléctrico vamos a tener un sustituto. Al menos, por el momento.

Las baterías convencionales de iones de litio que usan los coches eléctricos suelen rondar los 3.000 ciclos de carga completos. Es decir, que suponiendo que agotemos la batería de uno de estos vehículos y la volvamos a cargar una vez por día, estamos hablando de ocho años de duración.

Unos 150.000 km a pleno rendimiento, porque a partir de ese punto, su capacidad y eficiencia caerán. Esta cifra cuadra con la garantía que ofrecen muchos fabricantes a las baterías de sus coches, como es el caso de Tesla, que ofrece 8 años o 240.000 kilómetros en su Tesla Model S.

Suelen cubrir la reparación o sustitución del elemento para corregir sus defectos, pero a partir de ese momento, la garantía se acaba. Estamos, por ello, ante una vida útil sin gasto adicional de, como máximo, unos 16 años.

Si después tuvieses que cambiar la batería con el coste saliendo de tus bolsillo, hablamos de no menos de 5.000 euros en la mayoría de modelos modernos.

¿Qué se puede hacer para cuidar las baterías?

Hay algunos consejos que te sonarán de dispositivos móviles que pueden ayudar a cuidar y extender la vida de las baterías de un coche eléctrico. Principalmente, evitar que la carga llegue a mínimos o se agote diariamente.

Junto a ello, tener en cuenta que son coches que deben ser usados asiduamente. No pueden estar parados indefinidamente, porque es perjudicial para sus sistemas de almacenamiento de energía. 

Sin embargo, aunque los ciclos de carga y descarga terminan deteriorando el sistema, parece haber un horizonte en el que esto se pueda mitigar.

Baterías de estado sólido: un futuro de mayor autonomía y vida útil

No es ningún secreto que multitud de compañías en todo el mundo investigan esta tecnología a pasos agigantados. Su mayor diferencia con las clásicas baterías de iones de litio es que en el proceso químico interno de capas, en vez de usar electrolitos líquidos, se usan sólidos.

Estos electrolitos líquidos, a la larga y con las diferentes cargas y usos, se ven perforados creando canales entre las capas que reducen la efectividad del proceso químico y, por tanto, el rendimiento.

Toyota, sin ir más lejos, anunció en su reciente presentación junto a Lexus de la futura gama de coches eléctricos para 2030 que estaba invirtiendo enormes cantidades de esfuerzos y capital en la investigación de estas baterías de estado sólido. Serán la base de los futuros vehículos de la marca y, seguramente, de la mayoría en unos años.

Por el momento, su fabricación es costosa en grandes cantidades y ese componente sólido aún no se ha perfilado, aunque el vidrio a base de sodio parece ser el material más coherente a este respecto.