Cinco coches sólo para carreteras secundarias
Nooo, no nos referimos a vehículos aburridos en los que pasar el rato mientras te arrastras de travesía en travesía, cruzando pueblecitos que llegan todos seguidos y te rompen el ritmo… Cuando hablamos de coches para carreteras secundarias, estamos pensando en compactos deportivos, aquellos en los que disfrutarás enlazando curvas de forma ágil y eficaz. Haznos caso: echa un ojo a nuestras propuestas y cambiarás las autopistas por puertos de montaña, aunque signifiquen más kilómetros y más horas de camino. Lo agradecerás el doble.
Ford Focus RS
Te avisamos: esta lista está plagada de los héroes de Top Gear y empezamos por uno de los que más nos gusta: el Ford Focus RS tiene 350 CV y tracción total, lo que lo convierte en una máquina más que efectiva a la hora de afrontar los giros, sean abiertos u horquillas disparatadas.
Honda Civic Type R
Con 320 CV y 400 Nm de par, es evidente que tampoco vas a aburrirte con este coche en una carretera secundaria. Por si fuera poco, este Honda Civic Type R es más cómodo que la anterior generación, así que no está reñido con un uso diario.
Mazda MX-5
Qué contarte de este ‘pequeñín’ que no hayamos hecho ya… El Mazda MX-5 está en todos nuestros listados de vehículos recomendables por su dirección precisa, su cambio manual ultra-rápido y de recorridos cortos y el aplomo de su chasis. Es un roadster puro, en toda regla.
Seat León Cupra
El sistema XDS, que funciona como un diferencial, es definitivo en el comportamiento del Seat León Cupra: efectivo y noble a partes iguales. Aportará tal seguridad a tu actuación en cualquier carretera revirada que te encontrarás bajando los puertos y dando la vuelta… sólo para volver a subirlos. O viceversa.
Volkswagen Golf GTI
El rey de los compactos deportivos no podía faltar en esta relación: de calidad probada, cuenta con un habitáculo muy bien rematado y cómodo. Pero lo que te acaba ‘enganchando’ es lo que sucede al encender el motor y ponerlo a prueba en las zonas con curvas. La agilidad del Golf GTI es proverbial… y su buena fama no es gratuita.
