Cómo estampar un BMW M3 en Nürburgring de la forma más absurda

BMW M3

Jorge Morillo

Un individuo ha estrellado su BMW M3 contra las barreras del circuito de Nürburgring después de una clara demostración de lo que no debe hacerse al volante de un coche de propulsión. Aunque solo sea por la factura del accidente, seguro que ha aprendido para la próxima.

Cada vez que hablamos de algo relacionado con Nurbürgring os digo lo mismo. Tenéis que ir alguna vez en la vida y saber lo que se siente al conducir por sus más de 20 kilómetros de curvas. Pero si lo hacéis, procurad demostrar un poco más de conocimiento al volante que nuestro protagonista de hoy, que ha dejado su BMW M3 E46 hecho trizas tras empotrarse de la forma más absurda contra las barreras. Observad:

No hay que ser Fernando Alonso para saber que si a un vehículo de propulsión sin control de tracción le pisas más de la cuenta en pleno apoyo vas a perder la trasera. Eso es precisamente lo que le ocurre a este tipo, que no obstante evidencia con más detalles su falta de experiencia en circuito. Para empezar no debía conocer muy bien esa zona del Nordschleife, porque entra excesivamente por el interior, lo que unido a una velocidad excesiva provoca un primer momento de subviraje. Una vez pasado éste, y ya habiendo recuperado el agarre, decide descargar todo el peso de su pie derecho sobre el acelerador cuando aún no había empezado a enderezar el volante. El trompo estaba asegurado, sobre todo si te das cuenta del último punto interesante. ¡Ni siquiera hace el amago de contravolantear para recuperarlo! El resultado es inevitable. De frente contra las barreras y una factura de órdago a pagar (aquí tienes lo que cuestan los destrozos en Nürburgring).

El dolor de todo esto aumenta para un servidor debido al cariño que le tiene a los BMW desde su más tierna infancia. Cuestión de gustos, supongo. El caso es que ver este pedazo de BMW Serie 3 en este estado es un atentado para cualquiera que disfrute con los coches. Se trata de la generación de principios de este siglo, en la que la electrónica empezó a tener importancia de verdad. Normal, si tenemos en cuenta que ya estamos hablando de un motor de altos vuelos, concretamente un seis cilindros de 3,2 litros con 343 CV de potencia. Con él, el deportivo alemán podía acelerar de 0 a 100 km/h en 5,2 segundos y alcanzar una velocidad punta de 250 km/h autolimitada. ¡Quién lo pillase!