El mundo está compuesto por todo tipo de coches y segmentos, pero en cada uno de ellos con sus representantes más míticos. Si nos centramos en el sector de los deportivos, nos toparemos con dos fuertes apuestas: el Nissan GT-R y el Ford Mustang, dos modelos muy distintos entre ellos pero cumplen con el compromiso de ser representantes de dos culturas automovilísticas muy importantes.

Por un lado tenemos el mundo JDM con millones de seguidores que rinden culto a modelos no solo como el GT-R, sino también el Toyota Supra o el Mazda RX-7. En el otro lado del cuadrilátero están los muscle cars, un tipo de vehículos muy potentes y dispuestos a ofrecer prestaciones y sensaciones sin ningún tipo de filtro, siendo el Ford Mustang uno de sus máximos integrantes.

Nissan GT-R o Ford Mustang: cuál elegir

Bien, debemos partir de la premisa de que ambos modelos tienen un precio bastante dispar sin ser las opciones más caras del segmento. También debemos de tener en cuenta las diferencias de prestaciones, por lo que tanto el Mustang como el GT-R se mueven en ligas distintas pero representado una misma idea: la deportividad a un bajo precio.

Empezando por el Ford Mustang, que por cierto su variante EcoBoost se ha dejado de vender en Europa, nos encontramos con la versión GT. Detrás de este emblemático apellido se esconde el colosal V8 atmosférico de 5.0 litros, un propulsor que, tras su última revisión, produce 450 CV y 559 Nm de par, cifras que permiten que el 0 a 100 ocurra en 4,6 segundos y que la velocidad máxima sea de 250 km/h.

A este conjunto debemos sumarle una melodía que pocos coches pueden igualar y una estética acorde con el segmento en el que se inscribe y fiel a un legado. Y es que la última generación del Mustang hace gala de un diseño que evoca directamente al modelo original, el cual revolucionó la industria por allá en los años 60.

Pero ¿qué hay del Nissan GT-R?

El Nissan GT-R desciende directamente de una estirpe de deportivos: la de los Skyline. Este ilustre apellido se encargó durante años de dar vida a una de las sagas más míticas de todos los tiempos, con la cual la firma japonesa consiguió poner en importantes apuros a sus principales rivales europeos.

Fue en el año 2007 cuando Nissan decidió comercializar a nivel mundial el R35, última entrega de su superdeportivo que prescindía de la denominación Skyline y pasaba a llamarse directamente GT-R. Con esta premisa, la marca nipona consiguió crear uno de los coches con mejor relación precio-potencia de su segmento, sacándole los colores a modelos de Ferrari y Lamborghini. 

En sus entrañas se esconde un propulsor V6 de 3.8 sobrealimentado por turbo que, a día de hoy, produce 570 CV y 637 Nm de par. Con estas cifras, el superdeportivo de Nissan consigue acelerar de 0 a 100 en tan solo 2,8 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 315 km/h. Sí, lo sabemos, notablemente superior al deportivo de Ford.

Pese a que entre el R35 y el mítico R34 hay un importante cambio estético, lo cierto es que el actual Nissan GT-R mantiene muy bien la esencia de la saga. Además, su carismático sonido ayuda a mantener vivo el espíritu.

Entonces ¿cuál debo elegir?

Esta es una pregunta difícil de responder, puesto que todo depende mucho de tus gustos y, sobre todo, de tu cartera. En caso de decantarnos por el Ford Mustang, nos llevamos un coche por poco más de 50.000 euros con carácter, personalidad y mucha mala leche. Su V8 está en peligro de extinción y la historia que lo precede lo convierten en un coche digno de admirar.

En el caso del Nissan GT-R la factura asciende algo más, hasta los 108.000 euros para ser más exactos. Sin embargo, indagando por el mercado de ocasión resulta fácil toparnos con unidades de principios de 2008 por el mismo precio del Ford Mustang GT nuevo. ¿Merece la pena?

Esto depende de si podemos afrontar el mantenimiento del Nissan GT-R, el cual sigue implicando unos cuidados propios de un coche que nuevo costaba cerca de esos 80.000 euros de por aquel entonces. Además, debemos de tener en cuenta que la potencia del V6 estaba reducida a los 480 CV y 588 Nm de par, cifras que permitían que el 0 a 100 ocurriese en 3,5 segundos y que la velocidad máxima fuese de 310 km/h. 

Coches deportivos

Los coches deportivos nos hacen soñar despiertos: grandes prestaciones, promesa de sensaciones al volante, de una conducción sin igual. Los hay grandes, pequeños, bonitos, feos, caros y baratos. Pero todos ellos tienen en común una cosa: si merecen la pena, están aquí. ¡Sigue el link!