Así, queridos lectores, así es como se ve el compromiso. En 1976, el empresario canadiense Bill MacEachern se compró un Porsche 911 Turbo. En lugar de encerrarlo con la esperanza de que pudiera ganar valor, o usarlo solo los fines de semana, MacEachern decidió conducirlo. Mucho. Como merece uno de los coches deportivos más carismáticos, icónicos e históricos.

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44 años de uso casi diario lo han visto acumular una cantidad de kilómetros que todos podemos asociar con un Mercedes de la generación W124, pero que pocas veces se ha visto en un Porsche 911.

El de MacEachern es un 930, el 350 construido. Está pintado en azul, tiene el interior en piel clara y ha recorrido miles de millas por toda América: en Estados Unidos ha llegado a Florida y California.

El dueño nos cuenta que en ocasiones ha salido mal la cosa: una vez iba a Monterey en California (donde está el circuito de Laguna Seca) y se le rompió una polea del ventilador. Afortunadamente encontró un lugar donde se lo pudieron arreglar en el momento. En 2009 tuvo un pequeño incidente cuando un SUV giró a su derecha y el Porsche acabó chocando contra su inmenso lateral. 

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Esta unidad de 930 cruzó la marca del millón de kilómetros en 2012, y para ello hizo una celebración por todo lo alto, aunque desde entonces ha seguido adelante y hoy su cuentakilómetros marca 1.253.584 km. Seguramente más mientras lemos esto...