Michelle no es la típica madre de seis hijos: conoce a esta brutal coleccionista de Porsche

Michelle Porsche

Quieres que te adopte (no es un pregunta)

Una historia de Rowan Horncastle con fotos de Stefan Kotze

Michelle Hambly-Grobler no es la típica coleccionista de clásicos. Con un casco recogiendo sus cabellos descuidados bordea un almacén de lana del siglo XIX. 

Llegamos a su casa/garage/supermuseo, y después de cuatro horas de un recorrido "rápido" (creo que rápido puede significar algo diferente en afrikáans), finalmente admite lo que es obvio: “Debo ser honesta. Estoy obsesionada”.

Este santuario en Sudáfrica es una sobrecarga sensorial. En una esquina, un televisor en bucle constante con las mejores carreras de Hamilton a todo volumen a través de un altavoz hecho con el escape de un Porsche 911 GT3

En el otro, el plato más sorprendente y colorido de carne de cerdo que haya visto en mi vida. Colgando de paredes y techo, infinitos souvenirs, memorabilia y piezas de Porsche.

Y en el centro de todo, Michelle. Es como una supernova. Y con un conocimiento enciclopédico envidiable de todo Porsche. Después de haber estado escuchando su ofensiva verbal durante horas, mi pobre cerebro bloqueado desearía más RAM para masticar y procesar lo que estoy presenciando.

"Yo lo llamo mi 'Lady Cage', dice Michelle en inglés con el suave acento de la zona de Ciudad del Cabo. La cosa está en que el espacio dentro de esta instalación es cada vez más escaso. Por suerte, Michelle ha encontrado un nuevo espacio: su piel.

Girando su antebrazo hacia la luz, presenta con orgullo la silueta icónica de la génesis de Porsche, el 356. "Es ese bebé de allí", dice señalando un impecable Porsche 356 Super 90 de 1962. Donde la mayoría de las madres con seis hijos de 50 años se encuentran con el síndrome del nido vacío, Michelle decidió meterse de lleno en los Porsche y los tatuajes.

Tatuaje colección Porsche Michelle

“Todo comenzó hace ocho o nueve años cuando pude conducir un RS Lightweight de 1973. Mido 1,85, así que nunca me siento realmente cómoda en un coche. Pero esto fue diferente. Todo mi cuerpo, hombros y brazos estaban ahí. Me sentí... bien". 

"Luego lo conduje y sentí algo que no había sentido antes: conexión. Estaba conectada al motor, al chasis, a la dirección. Todo el coche me encapsuló. Me encerró. Me sentí más cómoda y satisfecha que nunca en un coche ".

Los automóviles han girado en torno a la familia de Michelle durante generaciones. Su tatarabuelo instaló un taller de reparación de ruedas de carro cuando se estableció en Sudáfrica. Su abuelo era dueño de un concesionario Ford en Ceres, por lo que su padre adquirió una pasión loca por los coches que pasó a Michelle, la mayor de cuatro hermanos.

Mi primer recuerdo real es el de mi padre vaciando el aceite del Ford Fairlaine de nuestra familia cuando yo tenía unos tres años. Recuerdo haber cogido un pincel y haber pintado las paredes con él ".

Mientras que la mayoría de los padres se enfadarían ligeramente ante la idea de que los niños decorasen las paredes con dibujos de Castrol, el padre de Michelle estaba encantado. 

Crecieron formando un vínculo en torno a los automóviles, con Michelle y sus hermanos pasando su juventud en largos viajes familiares por carretera, aprendiendo a conducir en tractores y dirigiéndose al circuito de carreras de Killarney en pijama para ver a su tío correr con un Gordini.

Michelle iba a heredar aquel Fairlane, pero se truncó semanas antes de cumplir 18 años por un fallo en los frenos. Así que se fue a la universidad a estudiar derecho internacional con un VW Karmann Ghia

Luego pasó por un Beetle y un Suzuki Jimny antes de conocer a su esposo y comprar un BMW 320i. Seis niños significaban que un VW Caravelle era algo necesario, pero también tenía un Ford Mustang Fastback de 1968, un Chevrolet Corvette de 1958 y un Citroen Traction Avant. 

Un currículum impresionante, pero ¿cómo pasó a esa afición por Porsche? Por aquél paseo en el RS. Siendo una gran aficionada a la historia, comenzó a aspirar cada bocado de información sobre la historia de Porsche, rastreando las raíces de Ferdinand y Butzi.

Eso la llevó a entrar en la comunidad de Porsche en eventos de clásicos incluso en Alemania, o la Techno Classica de Essen. Luego, durante unos años, se fue de compras como si estuviera en un supermercado. Afortunadamente, antes de que todo el mercado de aircooled se volviera loco hace unos cinco años.

Tiene unos 30 coches rodando por todo el mundo, pero hoy exhibe a "Ferdinand", el tractor Porsche de 1958, ese magnífico 356 del tatuaje; también un 912 de 1970, un 911 T de 1970 restaurado y un 911 S de 1979. 

En la visita te topas con un 930 Turbo de 1984, un Targa SC del 1985, su SC 3.0 'Gulf' de 1983 que es el que utiliza a diario y un Targa 3.2 de 1989. 

En la trastienda, un 964 de 1991 con especificaciones de la Porsche Cup de EE.UU, un 944 y un 993 Turbo. El extremo más moderno del espectro es un 996 Turbo, 997 GT3 RS y uno de los últimos GT4 de primera generación en salir de la línea. 

Sin embargo, comprar coches no te convierte en un aficionado a los coches; pregúntale a cualquier rapero o futbolista medio. Por eso puedes decir que Michelle tiene algo especial. Ella camina, habla, habla, habla... y luego tiene un taller con chasis rodantes, motores y cajas de cambios.

Me pregunto cómo ha sido recibida como esta "loca de los Porsche" en un panorama dominado por "locos de los Porsche".

“Lo que puedo decir sobre todo el tema de género es que todos están bastante desconcertados de que alguien como yo esté ahí. Creen que las mujeres no están interesadas, pero existe una gran afición,  simplemente nunca lo han aceptado porque siempre han sido excluidas".

Michelle colección Porsche

Un lugar que la inspiró y le dio la bienvenida es la escena aircooled de Los Ángeles. Conocer al maestro Rod Emory (especialista en hacer 356 Outlaw), Rob Dickinson (fundador de Singer) y un chico desaliñado de Sheffield llamado Magnus Walker tuvo un profundo efecto en ella.

Y eso lo quiso capturar, embotellar y replicar en África. Y a pesar de que está felizmente casada, se vuelve loca con el magnetismo de Magnus. Tanto es así que volvió con ganas de rastas. Pero su marido se negó. Entonces, en su lugar, se hizo el tatuaje del 356... y tiene otra cita reservada.

"Será un motor en este brazo. Un Type 547: 1.500 cc, cuatro árboles de levas. El motor que falta para eso", dice mientras señala un Porsche de Fórmula Uno, el 'Jennings Special' de Bill Jennings

Es su último pecado, un automóvil con origen y una historia de carreras de pura sangre en Sudáfrica, algo que no hará números en Instagram y que no se puede vender fácilmente para ganar dinero como un Carrera GT. Es un proyecto que requerirá tiempo, dedicación y pasión para que vuelva a funcionar. Perfecto para Michelle.

Pero, ¿adónde irán los siguientes tatuajes? ¿Antebrazos con la evolución de los 911? ¿Un Mezger en el gemelo? ¿"Taycan" escrito en la espalda? "¡Ja! Te diré a dónde puede ir ese coche: a mi culo".

Etiquetas: coches clásicos