Dos 'rufianes' restomod: así son el Mustang y el GT40 Ruffian de Chris Ashton

Ford Mustang y GT40 Ruffian restomod de Chris Ashton

Dos obras nacidas de la pasión por el motor

Texto original de Rowan Horncastle

El metaverso. Es un término que actualmente se encuentra en la punta de la lengua de cualquier persona metida en el mundo de la tecnología. Es el futuro, aparentemente. Uno en el que viviremos en Internet haciendo nuestra vida diaria en realidad aumentada, en lugar de en la realidad ‘real’. Suena como un episodio aterrador de Black Mirror, ¿verdad?. Pero, lo creas o no, esto ya está aquí.

El año pasado, algunas personas en Filipinas abandonaron sus trabajos en el mundo real para aceptarlos en Axie Infinity -un juego en línea basado en una blockchain donde podían ganar tokens y retirar dinero en la moneda local-. Así, podrían ganar más, intercambiar mascotas digitales o convertirse en herreros-dragones o barberos de unicornios en lugar de tener un trabajo tradicional.

Pero la mente, el cuerpo y el alma humanos anhelan la fisicalidad y la creatividad, algo que nos haga cosquillas en el lado izquierdo de nuestro cerebro. Y nadie sabe más de esto que Chris Ashton, cofundador y director de diseño de Turtle Rock Studios.

Cortando una pieza en un oscuro garaje del condado de Orange, California, tiene el físico y la tez pálida de un ‘gamer’ con una deficiencia de vitamina D. Por una buena razón, pasó su vida en el mundo digital, creando shooters en primera persona como Counter-Strike o Left 4 Dead. Pero esta noche no está sentado detrás de un PC, sino frente a una herramienta analógica y simple: la rueda inglesa.

Chris Ashton

“Aquí es donde vengo a relajarme”, dice Chris mientras enrolla una gruesa lámina de metal de un lado a otro en una curvatura. “Como humanos, necesitamos usar nuestras manos. Intrínsecamente queremos crear cosas. Pero a través de la automatización y la digitalización, inherentemente estamos haciendo menos, por lo que esto me da una gran satisfacción”.

Fuera está aparcado el resultado de sus muchas, muchas horas detrás de una rueda inglesa y un martillo aplanador: un precioso Mustang Fastback verde de 1970 que diseñó, construyó y formó a mano con nada más que paciencia, curiosidad y un puñado de videos de YouTube.

"He tenido muchos coches, pero quería algo que pudiera disfrutar y llamar mío"

“He tenido mucha suerte al ganar dinero dirigiendo una empresa de software. También he tenido muchos coches -un Lamborghini Gallardo Performante, un McLaren 720S, un BAC Mono, y un Superbee de 1969, por nombrar algunos- pero llegué a un punto en el que no quería comprar coches, sino construirlos. No quería venderlos. Quería algo que pudiera disfrutar y llamar mío”.

Ahí es donde entra en juego el Ford Mustang. Habiendo estado obsesionado tanto con los Mustang de los 70 como con las carreras Trans-Am, Chris quería hacerse un coche de carreras de la vieja escuela para la carretera. Eso sí, con una salvedad fundamental: tenía que ser funcional. Lo que creó es un estilo al que llama 'Ruffian'.

“No tenía absolutamente ninguna experiencia automotriz”, dice Chris con la risita del síndrome del impostor. “Claro, crecí trabajando en mis propias cosas: era el adolescente típico que compraba malos coches y averiguaba cómo mantenerlos en funcionamiento cuando inevitablemente se estropeaban”, comenta.

“Pero a medida que crecí, conseguí mejores trabajos, lo que significó mejores coches. Coches que quería hacer más rápidos. Luego, a medida que mi negocio mejoró, tuve más dinero para comprar herramientas, así que me dediqué a la fabricación”, agrega.

Siendo un aficionado al autocross durante más de 25 años, quería que su Mustang fuera capaz de correr contra el reloj. Eso significaba, inusualmente, que eran los neumáticos los que dictaban la construcción. 

El autocross es una forma de competición relativamente lenta, una que tiene que ver con el agarre lateral. Así que Chris arrojó una solución simple al problema: mucho caucho: 315 mm para la parte delantera y 345 mm para la parte trasera, todo envuelto en neumáticos de pista Toyo R888R súper adherentes. 

Inspirado en la competición de la vieja escuela

Tras esto, tuvo que extensiones de los guardabarros de acero de tres pulgadas para que la carrocería encajara. Pero esta postura también hacía que este Mustang luciera increíble, como un viejo Trans-Am de carreras.

Chris fue más allá. Tras leer algunos libros sabía que, en el pasado, los equipos de las Trans-Am tergiversaban las reglas tanto como fuera posible para beneficiar el rendimiento. Tanto es así, que a veces rompían los coches directamente.

A algunos Mustang de carreras se les cortaban trozos de los amortiguadores delanteros para bajar la parte delantera una pulgada, lo que mejoraba el manejo, pero también daba una apariencia más amenazante con la parte delantera apuntando hacia abajo. Así que Chris hizo lo mismo. 

Ford Mustang Ruffian restomod de Chris Ashton

De esta forma, tras esto supo qué motor debía ponerle al coche: un LS427 con carburador. Es una bestia de 7 litros con un bloque de aluminio de General Motors, que ahora genera 630 CV y alrededor de 760 Nm de par motor.

Husmeando, te sientes atraído por todos los detalles encantadores en los que la forma sigue a la función, como injertar tomas de aire en el guardabarros trasero y crear algunas rejillas en los guardabarros delanteros para ayudar con la refrigeración. 

También hay tomas de aire delanteras funcionales a ambos lados de los faros y una la barra con bisagras en la jaula antivuelco para que entrar y salir sea más fácil. Pero todo eso se compensa con detalles de época que añaden autenticidad.

Como era de esperar, el Ruffian Mustang llamó la atención en las redes sociales, con jugadores de la NBA, raperos y jeques con mucho dinero que se deslizaron hacia la bandeja de mensajes directos de Chris para decirle que querían comprarlo. Pero habiendo puesto tres años completos de su vida en el proyecto, él no quería venderlo. 

¿Y después del Mustang? Un GT40 restomod

De hecho, quería más. Así que se compró un Superformance GT40 MkI y se dispuso a fabricar otro Ruffian. Como puedes ver, es bastante salvaje: un coche de carreras pseudo-cyberpunk con carrocería ancha que parece lista para entrar en Mad Max o en el metaverso. Pero al igual que el Mustang, este es funcional. Y a diferencia del metaverso, es real.

Donde el Mustang se trataba de técnicas analógicas y del conocimiento de la vieja escuela, el GT40 es una bestia diferente. Está respaldado por una metodología moderna y componentes contemporáneos.

Al ser de fibra de vidrio, no había horas de servidumbre detrás de una rueda inglesa para hacer paneles de carrocería, sino más bien aceite quemado a medianoche haciendo moldes de carbono con la ayuda de artistas conceptuales en Instagram. 

Photoshop, a pesar de todos sus fallos, es una gran herramienta cuando se pone en las manos adecuadas. Puede brindar la capacidad de combinar los mundos de los coches de carreras de los años 70 con las nuevas tendencias y visiones, creando algo completamente único en el proceso que tampoco desacredita al original.

Ford GT40 Ruffian restomod de Chris Ashton

Como era de esperar, el trabajo manual, la dedicación y la obsesión de Chris se encuentran por todo el coche. Adjuntos al motor Ford Racing 52XS V8 -con unos 590 CV y 603 Nm de par- hay cabezales y un escape hechos a mano. Es una trenza de metal similar a Medusa que no solo se ve espectacular, sino que amplifica el clásico sonido estadounidense a la perfección.

Los faros también son el trabajo de Chris. Insatisfecho con cualquier diseño que pudo encontrar, compró un escáner 3D para medir el hueco. Luego, metió esta información en su ordenador, antes de diseñar e imprimir en 3D su propio faro utilizando un foco de Harley Davidson. Terminó dedicando más horas a esa parte que a toda la carrocería del Mustang.

Ford GT40 Ruffian restomod de Chris Ashton

Lo que une a estos dos coches es una estética casera dolorosamente fresca derivada de las carreras, pero que se aplica a la calle. Agregar el elemento de autocross y mucha goma sella el aspecto visual de 'Ruffian'. Pero ¿qué habrá después? Ocho ‘rufianes’ más listos para las carreras. Todos diferentes y no a la venta. 

En primer lugar, habrá un Ford Galaxie de 1964 preparado para grandes circuitos gracias a una aerodinámica oculta y a unas gomas 335 por todos lados. Entonces, antes de que todos nos conectemos al metaverso, vamos a quedarnos un minuto más para celebrar el aquí y ahora.

Etiquetas: Muscle car, Restomod