6 razones por las que los jóvenes no se sacan el carné de conducir

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Iván Fombella

En los últimos días un estudio realizado por la plataforma Uber ha vuelto a poner de actualidad el desinterés de los jóvenes por el coche. En él se afirma que solo el 58% de los miembros de la generación Z (nacidos a partir de 1995) tienen permiso de conducir, frente al 81% de la mal llamada generación baby boomer (en España, al contrario que en Estados Unidos, de 1946 a 1964 no hubo ningún boom de la natalidad). Más allá de lo dudoso de los datos, extraídos de solo 2.500 entrevistas, y de lo interesado de las conclusiones de la compañía, lo cierto es que el fenómeno existe. Y hay motivos para ello: estas son las 6 razones por las que los jóvenes no se sacan el carnet de conducir. Las hay sociales, culturales y, sobre todo, económicas.

Fijándonos en las estadísticas de la DGT, mucho más fiables que las de Uber, vemos un panorama desolador para el futuro. España ha perdido casi dos de sus 18 millones de conductores en cuatro años, desde 2015 hasta 2019 (el último del que se tienen cifras). Y, aunque esa bajada se distribuye por todos los grupos de edad, lo cierto es que la importancia relativa de los que tienen entre 18 y 34 años no hace más que disminuir. Si a principios de los años 2000 representaban el 40% de los permisos, ahora apenas suman el 25%.

El coste

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Según todas las encuestas realizadas hasta el momento, es el motivo principal. Con una tasa de paro juvenil que roza el 40%, la verdad es que esta generación no lo está pasando bien en nuestro país. Primero por la crisis económica de 2008 y ahora por la derivada del covid-19, han visto sus posibilidades económicas muy mermadas. Y, como te hemos explicado otras veces, en España sacarse el carnet de conducir cuesta entre 700 y 1.500 euros. Una cifra importante para quien no tiene empleo, por ejemplo. A ella hay que sumar los precios (crecientes) de los vehículos, aunque sean de segunda mano. Más luego mantenerlo. Todo eso, sumado, hace que para muchos sea una montaña demasiado dura de escalar con sus escasos recursos, y que desistan incluso de la idea.

Tecnología y estilo de vida

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Suele decirse que los jóvenes prefieren tener un buen smartphone a un coche. Y, mientras que la comparación es un poco injusta (el segundo cuesta fácilmente 10 o 20 veces lo que el primero), sí influye la nueva mentalidad digital. La generación Z ya no necesita desplazarse físicamente adonde estén sus amigos o su familia, porque puede verlos a través de la pantalla cuando quiera. Tampoco necesitan ir al centro comercial porque tienen el mayor del mundo al alcance de los dedos... y del mensajero que les traerá las compras a casa. Todo eso hace que saber conducir pierda utilidad.

Más opciones de movilidad

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En los últimos años ha proliferado una panoplia de soluciones nuevas para moverse por la ciudad, y entre una y otra. Patinetes compartidos o no, bicis, Uber, Cabify, Blablacar... Si a eso le sumamos la buena oferta de transporte público que tienen la mayoría de nuestras urbes, el resultado es que el coche va quedando arrinconado frente a una marea de posibilidades, muchas veces más baratas a largo plazo.

Conciencia ecológica

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No es poco importante este motivo. Los jóvenes, sobre todo de la generación Z, están muy concienciados con la lucha contra el cambio climático, y la idea de comprar algo que expulsa CO2 al usarlo empieza a ser 'marciana' para ellos. Pero esto, al menos, tiene fácil solución: aquí jugará sin duda un papel determinante la rápida adopción de la tecnología eléctrica e híbrida que se va a dar entre los fabricantes en los próximos años.

Pérdida de prestigio del coche en propiedad

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Otras de las 6 razones por las que los jóvenes no se sacan el carnet de conducir tiene que ver con el aspecto 'cool' de tener vehículo propio. Mientras que, hasta hace un par de décadas, este se percibía como un rito de paso y como un símbolo de libertad, ahora esa percepción cultural está cambiando. Tanto que, en algunos ámbitos, incluso, lo prestigioso es no poseerlo, y moverse con patinetes, taxi o VTC; y, para distancias largas, en Ave. Quizá la industria del automóvil necesite replantearse, más allá de publicidades televisivas y recetas facilonas, cómo recuperar el componente excitante y mágico que antes tenía.

Razones demográficas

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No solo es que hayan perdido interés en el coche. También está el hecho de que cada vez son menos, y más urbanos. Y es que, con una natalidad entre las más bajas del mundo, la población joven cada vez tendrá menor peso respecto al total. Lo que hace lógico que cada vez representen un porcentaje más pequeño de los carnés. Además, el abandono del medio rural tiene otro efecto adverso sobre la industria del motor. Mientras que sus padres, en muchos casos, crecieron en el pueblo, donde un coche es absolutamente necesario, ellos lo hacen ahora en la ciudad, donde su utilidad es mucho más dudosa.

Etiquetas: Motor