Bentley está montando motores idénticos a los que hacía en 1928 para el Blower

Bentley Blower

Y los prueba en un banco de motor de avión Merlin V12 de 1.000 CV

Los ingleses están muy orgullosos de su tradición automovilística, y no es para menos. Marcas nacionales modelaron el mundo del automovilismo y le dieron una forma que aún pervive. Es el caso de Bentley.

Esta marca, generalmente asociada al lujo, tiene una raíces muy asentadas en el mundo de la competición. Los Bentley Boys, los Bentley Blower, Le Mans... Son nombres que a los aficionados nos provoca una sonrisa.

¿Sabías que Skoda también corrió las 24 Horas de Le Mans?

Bueno, a los aficionados una sonrisa. Y a los aficionados más adinerados, últimamente un problema. De espacio. Porque hace poco la marca anunció que iba a hacer 12 recreaciones exactas del Blower 4½, un deportivo que escribió páginas y páginas en el mundo de la competición en los años de entreguerra y que incluso llegó a ganar las 24 Horas de Le Mans en 1930.

Los 12 Blowers de Tom Birkin

Todo arrancó a finales de los años 20, cuando Sir Tim Birkin encargó cuatro coches de carreras, de los cuales el más famoso, el UU 5872, se ha utilizado un siglo después como modelo para las recreaciones. Este no ganó Le Mans en su época (1929 y 1930), pero sí aseguró que otro Bentley ganara. 

Un Bentley Blower 4½ en 1929. Foto: Bentley
Un Bentley Blower 4½ en 1929. Foto: Bentley

Bentley

Cuenta la leyenda que Birkin acosó al Mercedes SSK de Rudolf Caracciola con tanta fuerza que el bólido alemán acabó por romper y tuvo que abandonar, al igual que el UU 5872. La parte buena es que la carrera la ganaron los Speed Six de Woolf Barnato y Glen Kidston.

Quizá te preguntes que por qué 12 coches. La respuesta no tiene demasiado glamour, la verdad, pero sí su lógica: esa es la cantidad de carreras en las que compitieron los cuatro modelos de la escudería de Birkin.

Tim Birkin, el precursor de estos coches de carreras. Foto: Bentley
Tim Birkin, el precursor de estos coches de carreras. Foto: Bentley

Bentley

Para mover los nuevos Bentley Blower 4½, en Crewe se están empleando a fondo para utilizar el mismo propulsor de 4,5 litros (quizá ya lo has adivinado por su nombre) de 1928, pero fabricado en pleno siglo XXI.

Y como en el mundo del automovilismo siempre hay que dar de qué hablar, los datos de este nuevo-viejo motor dan para echar un buen rato con los amigos.

En el banco de pruebas de los Merlin

Para el desarrollo del propulsor se ha tenido que construir una réplica del chasis delantero de Blower. En su época era una auténtica viguería: un motor atmosférico de cuatro cilindros con 4.398 cc con lo máximo en tecnología de la época: los pistones son de aluminio y el cigüeñal de magnesio. 

Además utiliza válvulas en cabeza (SOHC) con encendido de doble bujía (Twin Spark), una técnica que se había estrenado a mediados de la década de 1910 en coches de competición. También tenía cuatro válvulas en cada uno de sus cuatro cilindros y en total conseguía unos respetables 130 CV.

La fascinante historia de los Blower de Birkin

La cosa estaba en que Birkin quería más potencia para las carreras, así que optó por añadirle un compresor Amherst Villiers MkIV. A la larga se demostró que le restaba fiabilidad, pero a cambio ganaba potencia: nada menos que 240 CV a 4.200 vueltas y podían alcanzar 200 km/h. 

Este caza es un Spitfire de 1944 con un Merlin 66 de 1.315 CV. Foto: Pixabay
Este caza es un Spitfire de 1944 con un Merlin 66 de 1.315 CV. Foto: Pixabay

Pixabay

Hoy son cifras relativamente modestas, pero hay algo que probablemente aún no se haya superado: los bancos de pruebas donde se están poniendo a punto los motores se empezaron a utilizar desde 1938 para el desarrollo de los motores Merlin V12 que montaban los cazas Spitfire de la Segunda Guerra Mundial y que fabricaba Rolls-Royce.

Cuando los Bentley Blower 4½ estén listos, se venderán a un precio de unos 1,8 millones de euros, una ganga teniendo en cuenta que uno de los Blower de Birkin se vendió hace poco por algo más de 4,8 millones...

Etiquetas: coches clásicos