La burbuja del automóvil que viene: por qué marcas desconocidas valen más que Volkswagen o Ford

Rivian R1T

¿Estallará?

Si hablamos de burbuja del automóvil lo primero que se viene a la mente son los clásicos, puesto que los precios que están alcanzando en las subastas están llegando a niveles insospechados. Sin embargo, hoy apuntamos en la otra dirección, no al pasado, si no al futuro: marcas desconocidas que “valen” más que gigantes establecidos.

Y no es una afirmación al aire, si no que es algo que se puede corroborar con datos, como han hecho nuestros compañeros de Business Insider, que han detectado dos casos más que claros: Rivian y Lucid Motors.

Ambas tienen mucho en común, puesto que son bien start-ups, bien empresas de nuevo cuño centradas en la movilidad eléctrica, que prometen modelos a priori interesantes pero que, hasta ahora, por decirlo de manera sencilla, son más “aire” que otra cosa.

Los proyectos apuntan buenas maneras, pero todavía tienen que materializarse y, una vez que lo hagan, empezar a generar ingresos para ver si son rentables. Es por eso que llama tan poderosamente la atención que su valor en bolsa se amucho más elevado que el de fabricantes que son realidades palpables.

Rivian “contra” Volkswagen y Lucid Motors “contra” Ford.

La primera tiene una capitalización bursátil de 129.600 millones de euros, cuando Volkswagen solo llega a 121.200 millones. Eso, a pesar de que Rivian tiene unos 9.000 trabajadores y no genera ingresos, mientras que la segunda tiene 670.000 empleados y facturó entre enero y septiembre 186.000 millones de euros. 

Por su parte Lucid Motors tiene una capitalización de 75.000 millones de euros y Ford se queda en 70.000, y la pauta se repite: 2.000 empleados y solo 208.000 euros generados en el tercer trimestre la primera, 186.000 trabajadores y 31.700 millones en el mismo periodo.

Es lógico, pues, que los analistas se lleven las manos a la cabeza ante los problemas que pueden derivar de esta situación.

La burbuja que puede estallar

Los expertos señalan que es una locura que empresas como las dos mencionadas, que apenas han generado ingresos y todavía a día de hoy no queda claro si van a llegar a ser rentables, coticen a esos valores.

Lo explican señalando el hecho de que todo el mundo quiere encontrar una “pepita de oro” y que los inversores minoristas se sienten atraídos por el discurso de estas compañías, así como alentados por casos de éxito como los de Tesla.

Por otra parte, los inversores tradicionales rehúyen este tipo de inversiones, porque son mucho más conscientes de la enorme diferencia que existe entre la capitalización de estas empresas y sus ingresos reales. Como señala un analista de Bernstein, “al final, lo que importa son los flujos de caja”.