Las decisiones de los organismos gubernamentales sobre asuntos de seguridad vial suelen ser comprometidas y, en muchas ocasiones, impopulares. A veces carecen de sentido y simplemente siguen alguna corriente de moda que asegura que dicha decisión incrementará la seguridad, como la pasó con la reducción de velocidad en ciudades impuesta por la DGT en España.

Medidas que acaban siendo un gran caldo de escándalos públicos, ya que ni políticos ni esas organizaciones acaban cumpliendo con esos límites de velocidad o normas cuando hay cámaras u otros usuarios cerca dando cuenta de ello.

El conductor de un Bugatti Chiron a 413 km/h en la Autobahn evade las sanciones judiciales

Ahora en Gran Bretaña, tras la despedida de Boris Jhonson y con la carrera por la presidencia en auge, la candidata del Partido Conservador, Mary Elizabeth Truss, afirmó ante sus socios que está 'dispuesta a mirar' el asunto del límite de velocidad en las carreteras inglesas a 112 km/h.

Límite de velocidad en autopistas: ¿Sí o no?

El debate parece estar servido, mientras hay políticos que abogan por eliminar primero las Autopistas Inteligentes del país: unas zonas controladas por un sistema llamado Gestión Activa del Tráfico (ATM) y que puede controlar el flujo de automóviles a través de carriles y límites de velocidad.

En suelo británico, han demostrado ser un caos, como la que se encuentra en las inmediaciones del Aeropuerto de Gatwick, en Londres. De hecho, los planes para implementarlas en todo el país se detuvieron este año al afirmar diversos estudios que eran más peligrosas que las autopistas convencionales.

"Creo que tenemos que revisarlas y detener esto lo antes posible. Toda evidencia que tengo sugiere que no están funcionando" dijo Truss. "Creo que el experimento de las autopistas inteligentes no ha funcionado".

Si bien, en Alemania el panorama es muy distinto al que otros países europeos podrían pensar. La ausencia de límites de velocidad en la Autobahn. Sí, el año pasado Alemania estuvo entre los tres países con más muertes en carrtera por detrás de Francia e Italia.

Aunque hay que matizar que el país germano cuenta con una población de casi 84 millones de personas y con un parque automovilístico mucho mayor que, por ejemplo, España. Nuestro país registró 1.508 fallecimientos en accidentes de tráfico, más de la mitad que Alemania con solo 48 millones de habitantes y visiblemente menos afluencia de tráfico en general.

La velocidad no es, por tanto, un factor decisivo para una nación con una educación vial muy estricta. Pese a ello, casi el 50% de los 21 millones de socios del ADAC (Asociación de conductores alemanes) opina que es hora de implantar un límite de velocidad, frente al 45% que no lo creen necesario y a un 5% de indecisos.

Solo el 12% de las víctimas mortales por accidentes de tráfico se produjeron en las citadas vías de alta velocidad, y el auge del coche eléctrico no empuja precisamente a los conductores a llevar a sus máquinas a más de 140 km/h. 

Quizá la clave de todo esté en la educación y las condiciones de las vías, más allá de pretender limitar completamente la movilidad de la población, como muchos expertos creen.