Comparativa de leyenda: Porsche 924 o Mazda RX-7

Porsche 924
¿Y por qué elegir?

Hoy es el turno de hacer una comparativa de leyenda: Porsche 924 o Mazda RX-7; una de esas comparativas que nos hacen viajar en el tiempo para descubrir que cualquier tiempo pasado fue mejor hace décadas vivimos una etapa gloriosa en el mundo del automóvil.

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Y es que los protagonistas de estas líneas demuestran que también es posible pasárselo bien con relativamente poco. Sus genéticas son muy diferentes entre sí, pero la época y la competitividad les hizo coincidir en el mercado para arrancar más de una sonrisa a quienes se ponían al volante. 

¿Cuál era mejor y cuál peor?, ¿es posible encontrar un vencedor o es más bien cuestión de gustos? Esto es lo que ofrecían Porsche 924 y Mazda RX-7 de manera individual.

Así era el Porsche 924

El Porsche 924 llegó en 1976 para sustituir al Porsche 914 y rápidamente se convirtió en un modelo muy especial. Una de sus particularidades era que se fabricaba en la factoría de Audi en Neckarsulm (Alemania) y que, precisamente, recurría al bloque propulsor de dos litros, cuatro cilindros e inyección mecánica del Audi 100 (aunque Porsche lo adaptó debidamente). Por primera vez se recurría además a un motor delantero refrigerado por agua, que ofrecía 125 CV.

Venía asociado a una caja de cambios manual de cuatro relaciones, aunque de manera opcional se podía recurrir a una de cinco velocidades o automática de tres marchas, que enviaban la potencia a las ruedas traseras. Además, el Porsche 924 fue el coche encargado de inaugurar la etapa Transaxle de Porsche, por lo que podemos decir que se convirtió en un pionero en muchas situaciones.

Su aerodinámica era otro de sus puntos fuertes. Se trabajó mucho en conseguir un buen coeficiente aerodinámico gracias a la incorporación de un capó del motor plano y a los faros escamoteables, o al spoiler trasero negro que se añadió en 1983. Con él se podían alcanzar velocidades cercanas a los 200 km/h y con unos consumos 'contenidos' de entre 8 y 12 litros cada 100 km.

La versión S del Porsche 924 llegó en 1986 y las cosas se pusieron algo más serias. Se añadió un motor de origen Porsche, un cuatro cilindros en línea de 2.5 litros que procedía del 944 y que rendía 150 CV, así como otros componentes tales como el sistema de frenos, diversas piezas del interior y las llantas de aluminio. Dejó de fabricarse en el 1988, con 150.864 unidades repartidas entre sus variantes, entre las que se encontraban también el 924 Turbo, Carrera GT, GTS o GTR.

Porsche 924 Carrera GT de 1979

Mazda RX-7: el rival japonés

El primer Mazda RX-7 también vino al mundo en 1976 y al igual que el 924, tuvo que vérselas con la crisis del petróleo, así que la prioridad de los fabricantes era conseguir las máximas prestaciones con el mínimo consumo posible. Por eso, los coches ligeros y muy aerodinámicos eran bienvenidos. 

El Mazda cumplía a la perfección con estos conceptos: pesaba 1.000 kg, tenía un diseño afilado y faros escamoteables; montaba además un motor rotativo Wankel que ofrecía 105 CV y 144 Nm de par en Europa, lo que le permitía acelerar de 0 a 100 km/h en 8,5 segundos, alcanzar máximas de 200 km/h y lograr consumos medios de 11 litros a los 100. 

Tuvo dos generaciones más; la segunda llegó a finales de los 80 -momento en el que cual se convirtió en un coche más pesado pero también más prestacional- y en la tercera se radicalizó no solo estéticamente, sino también dinámicamente gracias a una nueva pérdida de peso y a un motor rotativo 1.3 de dos rotores que llegó a alcanzar los 280 CV y con el que era capaz de alcanzar los 100 km/h en 5,2 segundos, con una velocidad punta de 256 km/h. 

Porsche 924 o Mazda RX-7, ¿cuál es mejor?

Muchos son los que piensan que el Porsche 924 no es un auténtico Porsche, pero lo cierto es que contaba con un excelente reparto de pesos, un motor 'poco tragón', un buen nivel de equipamiento y calidad de acabados y un precio 'asequible' que le hizo ganarse la mala fama de ser un 'Porsche para pobres'.

Por su parte, el Mazda RX-7 contaba con la ventaja de los motores rotativos, que por su suavidad y fiabilidad gozaron de una excelente fama que permitió que, solo en su primera generación, los japoneses lograron vender 570.000 unidades hasta 1985, una diferencia notable frente a las poco más de 150.000 del 924. 

Sin embargo, cabe resaltar que tanto el Porsche 924 como el Mazda RX-7 son especiales y que marcaron un antes y un después en la historia de sus respectivas marcas. ¿Con cuál te quedarías?