En los últimos tiempos, mucho se habla de las bonanzas que puede aportar el coche con pila de hidrógeno a la sostenibilidad. Cierto es que es un combustible de cero emisiones y que está llamado a ser la alternativa a los vehículos eléctricos. Pero siempre hay una mácula que puede fastidiar el invento, tal y como nos cuentan nuestros compañeros de Computer Hoy.

Poca gente se ha parado a pensar el gran coste energético que supone producir, almacenar y transportar el hidrógeno. Pero ya no sólo eso, sino también la gran inversión económica que será necesaria para su implementación. Actualmente, el hidrógeno puro se almacena en forma de gas o de líquido criogénico, lo que consume altas cantidades de energía.

Sólo con eso, se saldría del esquema del cumplimiento del objetivo de reducir 1,5 °C firmado en el Acuerdo de París.

El director general de IRENA, Franceso La Camera, explicó a nuestros compañeros de Computer Hoy que el abuso de este elemento químico puede ser bastante perjudicial. "El uso indiscriminado del hidrógeno podría, por tanto, ralentizar la transición energética. Esto exige el establecimiento de prioridades en la elaboración de políticas".

Si nos detenemos a analizar el proceso de almacenaje y transporte vemos su dificultad por peligroso (es volátil e inflamable) y por su precio, que es muy caro: por un lado están los costes de la refrigeración criogénica en un sistema de hidrógeno líquido; y por otro, la compresión a unas 700 veces la presión normal del aire a nivel del mar, lo que produce un alto consumo de energía.

Los fabricantes de hidrógeno son conscientes de lo comentado y  ya buscan formas de almacenamiento más "barato" como el almacenamiento en polvo. Si fuera así, se podría trasladar y almacenar de forma más fácil y segura. 

Asimismo, es más barato y más sencillo de manejar que el gas o el líquido, y el equipo necesario para liberar el gas para su uso en el otro extremo parece que será bastante simple.

Hacer un desarrollo responsable

Un portavoz de Hydrogen Europe ya alerta sobre este elemento químico, tal y como se deduce de sus palabras: "Cualquier desarrollo de proyectos relacionados con el hidrógeno debe hacerse de forma responsable y que ciertas aplicaciones de uso deben ser priorizadas sobre otras".

Debido a que este cambio de combustible fósil por energías renovables, con el hidrógeno en el punto de mira, depende de múltiples factores, desde la tecnología y la financiación hasta la cooperación internacional, no tenemos nada claro cuál será su desarrollo a corto plazo y cómo será la transición que, en un principio, se atisba como un desafío.