Ford Fiesta ST 150: una 'juerga' en carretera

Prueba Ford Fiesta ST 150

Gustavo López Sirvent

Gracias a sus 150 CV y a su facilidad para subir de revoluciones

Tener un coche deportivo, por pequeño que sea, en los albores del siglo XXI, era sinónimo de ser especial, estar hecho de otra pasta. Ha habido muchos modelos de esa época que han destacado por su fisonomía y por sus características técnicas y dentro de ese abanico debemos destacar al Ford Fiesta ST 150. 

Sólo verlo, con las dos rayas que cruzan el coche (opcionales), ya son sinónimo de originalidad. El Ford Fiesta ST ha sido uno de los modelos más brillantes de la firma del óvalo azul. Y en 2005 brilló con este ST 150.  

En su exterior vemos entradas sobredimensionadas de aire, faldones laterales, alerón en el techo, salida de escape cromada, neumáticos musculados (de 205 /45 con llantas de 16 pulgadas), suspensión rebajada. Su interior tenía asientos tapizados en cuero, grafismos blancos y algunas incrustaciones de aluminio. 

Bajo el capó montaba el mismo propulsor que el C-Max, el Focus o el Mondeo, pero sobresalía por el retoque del Team RS, la división rácing de Ford. Desarrollaba 5 CV más que su anterior modelo, con lo que llegaba a alcanzar los 150 CV de potencia. 

Si miramos bien, no sólo en la diferencia de caballos estaba el quid de la cuestión sino en cómo se desarrollaba. Tenía una potencia que iba de menos a más que le hacía ser más atractivo: cuando dejabas caer el pie sobre el acelerador y llegaba a las 4.000 rpm todavía tenías margen de mejora porque sus vueltas podían alcanzar las 7.000.

En tramos urbanos se desenvolvía con soltura. Una vez se sale de ellos y pisaba la carretera, sí que necesitabas una marcha más y llegar a la sexta porque en un momento se plantaba en 5.000 revoluciones y en ese momento ya pedía auxilio en modo de sonido estridente en su motor.

Ford hizo un trabajo de gran ingeniería al endurecer los muelles delanteros de este modelo en un 45 por ciento y los traseros en un 15 por ciento. De esta manera, la diferencia con el Fiesta normal era evidente. Quería ser deportivo y a fe que lo era. 

Más que Fiesta es toda una “juerga" en carretera. Pero esa jarana salía un poco cara cuando tenía que ir a "beber". Cada 100 kilómetros su consumo medio llegaba a 7,4 litros. La explicación la encontramos en la caja de cambios y en la báscula, ya que pesaba 1.165 kilos. Quizá sea mucho para un coche tan pequeño...

Etiquetas: coches clásicos