Hace 33 años que Chrysler compró Lamborghini

Chrysler compra Lamborghini, Lamborghini Diablo
Chrysler consiguió un concept. Lamborghini, un superdeportivo icónico.

Atentos a la bonita historia que nos cuentan los chicos de Roadandtrack. Los hermanos Minram, emprendedores suizos multimillonarios que hicieron una fortuna en el negocio del azúcar y en los bancos, fueron también los únicos que lograron dinero siendo dueños de Lamborghini. Y el 23 de abril de 1987, vendieron la compañía a Chrysler por 22,5 millones de euros.

Antes de que lo olvidemos, la aventura italiana de los americanos con Fiat había dado como fruto un Maserati del que Chrysler estaba enamorada, así que compró Lamborghini y rápidamente invirtió el doble de lo que había pagado en su nueva marca de superdeportivos. "Lamborghini ha sido conocida en el mundo de la automoción por necesitar ayuda financiera. Chrysler ha pagado una cantidad relativamente pequeña por la compañía de 300 empleados", dijo el New York Times en su momento.

En esa época, los italianos fabricaban tres modelos: el Countach, que pronto celebraría su 25º aniversario, el Jalpa, con un motor V8 en posición central, y el LM002, que los Mimran presentaron al mundo y cuyo prototipo empleaba un 5.9 V8 de Chrysler.

El patrocinio de los americanos significó dos cosas en la agitada historia de propietarios de los italianos. La primera fue el concept Portofino, que debutó unos pocos meses después de que la tinta se secara en los contratos. Este vehículo era una evolución del Chrysler Navajo, un estudio en arcilla que no llegó a ver la luz. Nada mejor para presumir en el Salón de Frankfurt de 1987 que resucitar ese proyecto con el logo de Lamborghini. Sus cuatro puertas se abrían en compás (sí, las cuatro). Era largo y elegante, al más puro estilo de finales de los 80: se construyó sobre el chasis "estirado" de un Jalpa y encajó su mecánica V8 tras los asientos posteriores. La caja de cambios era manual, de cinco marchas. 

El Portofino hizo más por Chrysler que la propia Lamborghini. A los italianos no les gustaba, pero Bob Lutz, entonces vicepresidente de la marca americana, dio luz verde al concept y y se convirtió en nada menos que el Dodge Intrepid. Ese diseño fue la seña de identidad de los estadounidenses durante las dos décadas siguientes.

Chrysler compra Lamborghini, Dodge Intrepid

Por su parte, Lamborghini nunca habría construido sin Chrysler algo tan audaz como el Countach... o el Diablo. Debutó en Montecarlo el 21 de enero de 1990. Lucía con orgullo y de forma desafiante el logo italiano; no sólo capturó el talento de su diseñador, Marcello Gandini, sino que también atrajo a Tom Gale, responsable del Dodge Viper, para dar los toques finales a su imagen. Chrysler dibujó el interior con el fin de que se adaptara a los estándares de comodidad de la época. Los asientos y el volante podían ajustarse. La dirección asistida y la tracción total se añadieron a la versión de 1993, el Diablo VT.

El Lamborghini V12 era un monstruo de 492 CV que podía arrancar las pegatinas al Bugatti EB110 o al Jaguar XJ220; cuando se presentó, fue el coche de producción más rápido del mundo. Pasaba de 0 a 100 en 4,5 segundos; su velocidad máxima era de 325 km/h. Su desarrollo supuso 6 billones de liras italianas. Costaba el equivalente a 344.600 euros de hoy en día. Sus ventas se dispararon; Lamborghini logró un beneficio de un millón de dólares (893.000 euros) en 1991.

Un año después, las operaciones cayeron en picado, Lamborghini empezó a extraer dinero de Chrysler y los americanos se deshicieron de ella. En 1994, se la pasaron a MegaTech, una compañía registrada en Bermudas, propiedad de un par de hombres de negocios indonesios. Audi acudió al rescate. El resto, ya lo sabes...

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