Hemos probado el Suzuki S-Cross 2022: el más sensato del segmento

Con las dos eses: sencillo y sincero. Y eso es genial

Inicio la prueba del nuevo Suzuki S-Cross, que empieza a venderse ya y que en 2022 afrontará su primer año, con la agradable sensación que te da enfrentarte a una receta que sabes que funciona.

Por un lado tenemos un SUV suficientemente espacioso como para albergar a tres personas detrás con cierta comodidad, que ofrece un maletero decente y una dinámica de conducción que hace que el conductor no prefiera irse en autobús.

El Suzuki que ves en las fotos es una evolución del que se presentó en 2013 y se rediseñó en 2016. Eso quiere decir que utiliza una plataforma probada y solvente. Tanto, que a pesar del tiempo es capaz de albergar un sistema de 48 voltios y un equipamiento de seguridad completamente actual.

Pero vayamos por partes. Me acomodo en un S-Cross con cambio manual y tracción integral. Es la élite de la familia, pues tiene el acabado S3, que es el superior: techo solar, asientos de cuero con calefacción, pantalla central de 9 pulgadas con navegador... Por encima de él solo está el modelo automático.

Todos los Suzuki S-Cross 2022 ofrecen un equipamiento superior al de sus rivales y además lo hacen a un precio inferior. ¿Dónde está el truco?

Lo cierto es que no termino de encontrarlo. Sí es cierto que a su interior la falta algo de la sofisticación de modelos más cañeros de su segmento, pero como a mí me gusta la sencillez y la facilidad de uso, no le doy importancia. Además, tiene remates aceptables y materiales razonablemente aparentes.

Volviendo a la sencillez, no lo veo como algo negativo: prefiero tener la clásica configuración de relojes analógicos flanqueando una pantalla multifunción de 4,2 pulgadas como en el S-Cross antes que un panel LCD que te hace gracia las dos primeras semanas y luego no termina de darte la información, legibilidad y uso que desearías.

Pantalla multifunción Suzuki S-Cross

Presiono el botón de arranque y el cuatro cilindros turbo cobra vida. Es el mismo bloque K14D que utilizaba la versión anterior: el 1.4 turbo de gasolina apoyado por un sistema mild hybrid de 48 voltios es la única opción. Tiene 130 CV y 230 Nm y cumple de sobra con lo que le vas a exigir.

Que, siendo sinceros, no va a ser mucho. Y de nuevo, pienso que es positivo. Porque seguro que pides sencillez de uso y comodidad de marcha, y eso es lo que ofrece desde el principio. Quizá las suspensiones son más firmes de lo que me hubiera imaginado al circular despacio, sobre todo en el eje trasero, pero no me parece incómodo.

Cuando subo el ritmo durante la prueba me encuentro con un S-Cross que no está es su zona de confort. ¿A alguien le sorprende? Aquí el tarado de los muelles y los amortiguadores no es el ideal y hacen que el coche sea un tanto impreciso: también la dirección, suavecita e ideal para ir tranquilo, muestra que no ha nacido para apuntar al vértice con la precisión del Swift Sport.

Así que decido levantar el pie. Si le das un ritmo cómodo, te devolverá un buen confort de marcha, con una estabilidad lineal buena y gran calidad de rodadura.

Quizá te encuentres pisando el acelerador o utilizando el cambio más de la cuenta en la zona baja, pero una vez que llegas a la zona media, se mueve con soltura, sobre todo en la zona cercana a las 3.000 vueltas.

Aunque tiene una altura libre de 175 mm y tracción integral, el S-Cross no es un todoterreno 100%, sino un SUV compacto bastante capaz cuando la cosa se complica. Junto al selector de los modos Auto, Snow y Sport aparece el botón Lock, que bloquea el reparto de par entre los dos ejes al 50%.

Con esto activado, y sin olvidar que no llevas ni reductora ni bloqueos en los ejes, puedes encarar alguna zona resbaladiza o complicada (grietas profundas, caminos muy rotos) con cierta solvencia.

En todo caso, supongo que la gran mayoría de los que opten por esta opción saldrán poco del asfalto, que es su terreno predilecto.

En todo caso, termina esta breve prueba del Suzuki S-Cross con buen sabor de boca: un modelo agradable, que probablemente no te provoque carcajadas cuando lo conduces, pero que sí te sacará una sonrisa cada vez que pienses en lo que ofrece por lo que pide...