Historia del Peugeot 505 GTI: un coche con vocación de inmortal

De zombie tiene poco, pero es un coche que se conserva la mar de bien.

El Peugeot 505 GTI es tan desconocido como poco común. Un sedán que comparte tres letras con modelos tan míticos de la época como el Peugeot 205 GTI, mucho más reconocido por todos. Puede que sea un desconocido para la mayoría, pero lo que tengo claro es que la historia del Peugeot 505 GTI es suficientemente interesante como para perder un rato hablando de ella. ¡Y el coche en sí ya ni te cuento!

El Peugeot 505 GTI nació en 1983, cuando desde Peugeot se decidió realizar el primer lavado de cara al Peugeot 505, una berlina que nacía con la voluntad de sustituir al irremplazable e inmortal Peugeot 504, ofreciendo un diseño agresivo, un confort notable y una gran habitabilidad.

Peugeot 505 GTI

El Peugeot 505 era un coche grande para la época, ya que medía casi 4,70 metros de largo. Una berlina que se situaba a medio camino entre lo generalista y lo de representación, un coche que con el paso de los años no solo fue un éxito, sino que se convirtió en todo un icono de fiabilidad, durabilidad y eficacia. ¡Todavía es fácil ver a día de hoy, en el norte de África, a Peugeots 505 circulando como si nada con cientos de miles de kilómetros a sus espaldas!

Una versión más potente, ¿y deportiva?

Peugeot decidió aprovechar las siglas GTI para lanzar una versión más potente y con ciertos detalles estéticos más atractivos. Pero sin perder su esencia. Contaba con una suspensión más deportiva, con muelles más duros y amortiguadores más cortos, que reducían la altura del vehículo en 20 mm. Además, contaba con llantas de 15 pulgadas más atractivas a la vista.

De todos modos, cabe decir que estéticamente los cambios no eran definitivos. Tenía un pequeño alerón sobre el portón trasero que le daba cierta personalidad, pero poco más: en aquella época las versiones más deportivas eran discretas, auténticos lobos con piel de cordero.

Peugeot 505 GTI

Aunque debo decir que en este caso tampoco era un lobo muy agresivo. Bajo el capó contaba con un motor interesante, el ZDJL fabricado junto a Renault y Volvo, un bloque de cuatro cilindros, 2.165 cc y 130 CV de potencia. Puede parecer poco, pero dado el peso y las potencias de la época, era suficiente para mover al conjunto con cierta alegría.

El Peugeot 505 GTI fue actualizándose a lo largo de su vida, hasta terminar siendo una berlina muy interesante. No era un prodigio de sensaciones, pero sí era una berlina cómoda, precisa, con un buen sistema de frenos (contaba con discos en todas las ruedas) y una estética que ha evolucionado muy bien hasta nuestros días.

Sin duda, el Peugeot 505 es un coche especial para Peugeot. Sus líneas son finas y refinadas y sus faros, que parece que miran enfadado, le dan un carácter único. Robusto y bien fabricado, fiable hasta rabiar, el Peugeot 505 GTI es probablemente la versión más exclusiva de este sedán, aunque quizás no la más querida: y es que sus motores diésel irrompibles marcaron un antes y un después.

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