John Godfrey Parry-Thomas: la playa de Pendine Sands le vio triunfar y morir

John Godfrey Parry-Thomas

Gustavo López Sirvent

Su coche fue encontrado y restaurado 42 años después

Aunque suene raro, la playa de Pendine Sands en Carmarthenshire (Gales) ha sido escenario de récords del mundo de velocidad entre 1924 y 1927. Su arena era dura y tenía algo más de 11 kilómetros de largo. Te contaremos quienes fueron los artífices de esas gestas (que fueron tres), pero quédate con este nombre: John Godfrey Parry-Thomas.

Malcolm Campbell fue el primero en probar Pendine. En septiembre de 1924 logró en su Sunbeam Bluebird un nuevo récord de 235 km/h. Regresó en julio de 1925 y con el mismo coche estableció el récord en 243 km/h.

En octubre de 1925 llegó John Godfrey Parry-Thomas con su coche 'Babs' (del que te hablaremos seguidamente). El automóvil tenía un motor de avión Liberty de 27 litros debajo del capó. El clima estaba en su contra y se fue frustrado. 

Regresó con Babs en abril de 1926. Logró el récord de 270 km/h el martes 27 de abril. Al día siguiente, después de ajustar los carburadores, empujó el récord a 275 km/h.

Campbell regresaría dos años después de su primer éxito. Cambió de coche y lo hizo con el Napier Campbell Bluebird. En febrero de 1927 recuperó el récord con una velocidad de 280 km/h. 

Y aquí nos vamos a detener. John Godfrey Parry Thomas también volvió con su vehículo llamado Babs (diminutivo de Bárbara). Murió cuando estrelló su coche el 3 de marzo de 1927, mientras intentaba recuperar el récord. 

Días después, Segrave alcanzó más de 322 km/h en Daytona. Pendine no era adecuado para estas velocidades y los competidores siguieron intentándolo en otro lugar.

Parry Thomas regresó a Pendine enfermo de gripe

John Godfrey Parry Thomas tenía la espinita de no haber logrado el récord en 1926 y su cabezonería le trajo de vuelta a la playa galesa. Lo hizo enfermo de 'gripe' en marzo de 1927 y, con la ayuda del personal de Shell y Dunlop, comenzó a preparar el automóvil para su intento en la playa.

Después de seguir los procedimientos habituales de salida y calentamiento, salió tras el banderazo de salida. El coche patinó, dio varias vueltas y luego giró para quedar de cara al mar. La escena para los primeros en llegar fue sobrecogedora. 

Parry-Thomas aún se encontraba dentro del coche, tenía cortes profundos en el cuello, parcialmente decapitado por las cadenas que movían las ruedas traseras y quemado. 

Cuenta la leyenda que Parry-Thomas fue completamente decapitado en el incidente, pero esto no es cierto. El automóvil estaba en llamas y, para recuperar el cuerpo de los restos en llamas, dos miembros de la tripulación de Parry-Thomas tuvieron la desagradable tarea de romper las piernas del cadáver antes de que el fuego les impidiera alcanzarlo. 

'Babs' volvió a la vida 42 años después

El coche de Parry-Thomas fue enterrado en un agujero excavado en la arena en Pendine. Tras 42 años, en 1969, Owen Wyn Owen, restaurador de coches clásicos e ingeniero, dio con el paradero de 'Babs'. Este galés, ingeniero de profesión, decidió desenterrarlo para restaurarlo. 

Tardó, pero logró el permiso de los herederos y la documentación necesaria para entregarla al ejército británico - al que pertenecía entonces la zona donde estaba enterrado el coche - Tocaba sacar la pala e ir rescatando a 'Babs'. Aunque resulte increíble, el vehículo se mantenía sin grandes destrozos, a pesar de que habían pasado muchos años y de estar al lado del mar. 

Pasaron 15 años y la restauración ya estaba lista. El carenado fue construido desde cero y muchas piezas fueron reconstruidas usando piezas originales. Tras multitud de pruebas y constantes ajustes, 'Babs' volvió a la vida, y el propio Owen lo pilotó a pilotarlo en las Pendine Sands de Gales. En la actualidad, el vehículo es ahora uno de los principales atractivos del Pendine Sands Museum.