Mazda 6 MPS: un deportivo disfrazado de discreta berlina japonesa

Mazda 6 MPS

Un lobo con piel de cordero que acabó pasando desapercibido

Cuando pensamos en las berlinas deportivas, no podemos evitar que lo primero que se nos venga a la mente sean los modelos de algunas marcas alemanas. Sin embargo, otros fabricantes también han trabajado en este tipo de coche y Mazda trajo en la década del 2000 una propuesta muy interesante: el Mazda 6 MPS.

Se presentó en el Salón de París de 2002 como prototipo y llegó al mercado unos cuatro años más tarde. Con él, la firma japonesa pretendía ofrecer una alternativa más emocionante de su conocido modelo, combinando sus virtudes con un carácter más deportivo.

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Esto tuvo un claro efecto en todos los aspectos del Mazda 6, desde los más superficiales hasta los cruciales. Para empezar, esta versión se creó sobre la versión de cuatro puertas -había otra con portón del maletero- y estéticamente recibió algunos detalles característicos. Eso sí, no estaban destinados a crear un aspecto especialmente llamativo.

Los cambios en el exterior eran sutiles. Lo principal fueron unos nuevos paragolpes delantero y trasero, un pequeño alerón, dos salidas de escape y unas llantas de 18” exclusivas. Además de esto, el capó también era uno de los puntos que permitían diferenciar a esta versión de cualquier otra convencional, ya que estaba abombado.

Más allá de estos detalles, el diseño del Mazda 6 MPS era bastante discreto y solo contaba con un leve aire deportivo. Era de esperar, eso sí, ya que otros modelos como el Mazda 3 MPS de aquellos años seguían las mismas pautas.

Esto hizo que no fuera una sorpresa que esta tónica se repitiera en el habitáculo, aunque quizás aquí los toques se hicieron más evidentes. En este caso, el fabricante nipón optó por montar unos asientos deportivos que podían ajustarse de manera electrónica. Estaban tapizados en piel, al igual que el volante y el pomo de la palanca de cambios.

Por otra parte, esta variante deportiva del 6 recibió unos pedales de aluminio, así como un equipamiento superior que incluía un sistema de sonido BOSE y techo solar, junto a otros elementos del exterior como las luces de xenón.

Una mecánica de lo más interesante

Solo con esto, el popular modelo asiático presentaba un estilo diferente, pero nada de eso tendría sentido sin una mecánica especial. Es aquí donde las cosas se pusieron realmente interesantes. Con el objetivo de proporcionar una conducción emocionante, el motor del Mazda 6 MPS era un cuatro cilindros de 2,3 litros que rendía 260 CV, con un par motor de 380 Nm.

La fuerza de este propulsor se transmitía a las cuatro ruedas a través de una caja manual de seis velocidades. Pero había más, ya que todo variaba con los modos de conducción que eran seleccionados por la centralita. En el normal, las ruedas delanteras recibían la mayor cantidad de potencia, mientras que en el deportivo sucedía lo contrario. El de estabilidad, por su parte, hacía un reparto 50/50.

Motor del Mazda 6 MPS

Con estos parámetros, el Mazda 6 MPS podía comportarse de manera óptima en cualquier situación. Eso sí, para asegurar que todo estaba en orden durante la marcha, también se modificaron muchos más elementos. Por ejemplo, la suspensión se reajustó, se montó un nuevo diferencial trasero y los frenos ahora contaban con unos discos y pinzas más grandes

Además de esto, Mazda también trabajó sobre la carrocería para aumentar en un 50% la rigidez torsional. Para ello, realizaron diversas tareas, como incrementar la resistencia de los anclajes de la suspensión en la trasera o añadir escuadras de refuerzo en el techo.

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De esta forma, el Mazda 6 MPS era una berlina deportiva que supo mantener la comodidad propia del modelo base, pero que añadió un evidente toque deportivo. De hecho, podía pasar de 0 a 100 km/h en unos 6,5 segundos y su velocidad máxima se encontraba en 240 km/h, lo que le situaba en una posición respetable respecto de sus competidores.

En cualquier caso, no se vendieron demasiadas unidades de este modelo y ahora no es un coche común, al menos en España. ¿Quieres uno? En su momento se vendía por unos 35.000 euros y ahora es posible encontrar unidades de segunda mano en cifras cercanas a los 10.000 euros, aunque los hay más baratos. Si vas a por él, te harás con una rareza y con una muy emocionante…