Seguro que has oído hablar alguna vez del efecto túnel, pero, ¿sabes realmente en qué consiste? Y, sobre todo, ¿sabes lo que puede llegar a afectar a tu conducción? La DGT alerta sobre este efecto que ocurre cuando viajamos muy deprisa, una situación que nos pone en riesgo a nosotros y al resto de conductores.

Las matemáticas así lo aclaran. Cuando viajamos a una velocidad de unos 65 km/h nuestro ángulo de visión es de 70 grados. En cambio, si aumentamos la velocidad y rodamos a una velocidad de 150 km/h nuestro ángulo de visión disminuirá hasta los 18 grados. De esta manera el campo de visión se reduce considerablemente, siendo menos conscientes de lo que tenemos a nuestro alrededor.

Si aumentamos la velocidad nuestras capacidades de visión disminuyen de manera considerable. Los objetos son vistos de manera difusa, percibiendo de manera nítida únicamente lo que tenemos enfrente. Con ello, cualquier peligro que encontremos será localizado de manera más tardía o, simplemente, no entrará en nuestro campo de visión. Y eso, por supuesto, es un riesgo.

Las imágenes que se proyectan en nuestra retina en la conducción lo hacen de manera difusa. Dado que se captar a gran velocidad no se procesan de la misma manera. Según un estudio del Colegio de Ópticos-Optometristas de Andalucía, “cuando aumenta la velocidad, las imágenes se tornan todavía más confusas, por lo que, a efectos prácticos, se reduce la visibilidad”. Igualmente, la DGT nos dice que, al viajar a una velocidad elevada, nuestro estrés aumenta y con ello nuestra valoración objetiva se verá trastornada. Por no hablar del aumento de la fatiga.