Práctico: cómo evitar que chirríen los frenos del coche

Discos carbocerámicos perforados del Ferrari SF90 Stradale.

A veces damos consejos muy sofisticados sobre cuidados y mantenimiento de tu coche, sea nuevo, viejo, clásico... o restaurado. Pero en esta ocasión es curioso cómo se nos pregunta sobre algo mucho más habitual de lo que parece... y que no siempre es malo -aunque casi siempre sí que resulte molesto y nada práctico-: ¿cómo evitar que chirríen los frenos del coche?

Personalmente, entiendo la situación, porque me ha pasado en muchos vehículos diferentes. Incluso recuerdo que mi primera experiencia de ese tipo fue con una bicicleta, a los ocho años. Mi primera 'Mountain Bike' salió más barata porque procedía de una exposición y era también de las primeras en llegar a la zona donde vivía.

Era un hierrito todo 'molón'... pero que perdía todos sus encantos en cuanto frenabas. Hasta el punto que llegué a desarrollar una técnica de lo más arriesgada para bajar a tumba abierta hasta mi casa sin tocar las manetas para no tener que soportar semejante espectáculo

Nunca supe bien el motivo, pero con los años me inclino a pensar que aquellas rudimentarias pastillas no estaban en buen estado, porque vaya usted a saber cuánto tiempo habían estado allí montadas. Pero lo importante es que aprendí que unos frenos ruidosos (y en este caso, cristalizados), además de 'dar el cante', pueden ser el mejor y más peligroso aviso de que algo no marcha bien

Avisadores

De hecho, cuando empecé a desmontar y montar vehículos a motor, me di cuenta de que hay unos hierros en las pinzas de freno que se llaman 'avisadores' y que están precisamente para advertir al conductor de que esas pastillas que lleva han llegado al final de su vida útil. Y por eso, este es el primero y principal consejo práctico, ante la duda de cómo evitar que chirríen los frenos del coche.    

Así pues, lo primero que hay que hacer es asegurarse de que las pastillas (si tus frenos son de disco) tienen el grosor adecuado. Si no, tocará sustituirlas. 

Cristalización

Lo mismo en el caso de las pastillas de los frenos de disco como en el de las zapatas de unos frenos de tambor: con el tiempo, es fácil que estos elementos se 'endurezcan' aún más y pierdan todas sus cualidades. Y uno de los síntomas, es que al frenar, rocen con el disco o el tambor, según el caso, y se produzca como un 'chillido' fruto de esa fricción. 

Si el daño es superficial, a veces basta con hacer una frenada prolongada en un lugar donde las condiciones de seguridad lo permitan, y a ser posible, fuera de la vía pública. Otras, hay quien lija un poco la superficie de contacto -aunque nosotros no recomendamos esto más que como una solución de emergencia y temporal, ya que hablamos de elementos muy delicados. 

En los frenos de tambor no es tan rato que se cristalice el propio tambor también, con lo que la solución es desmontarlos, lijarlos por dentro y revisar las zapatas también. 

Humedad y sal

Un clásico en las zonas de montaña y de playa es que eches un vistazo a través de la llanta y veas óxido en los sistemas de frenos de los coches, sobre todo, si no han dormido en garaje y han estado muy expuestos a la humedad y a la sal. Y al pisar el pedal, ¡chirrido! 

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La solución de emergencia en estos casos es también el truco de las frenadas largas y la lija con alguien que sepa lo que se hace. Pero no olvides que si a simple vista ya se detecta el óxido, da por hecho que el resto del sistema también podría estar dañado. 

colocar cadenas nieve

Pero lo mejor es la medicina preventiva: estacionar a cubierto, en un lugar más bien seco, no dejar las ruedas en contacto con charcos o corrientes de agua y mover el coche (y usar los frenos) con regularidad. Y, cómo no, eliminar la sal de los bajos y las ruedas con agua dulce a presión. 

Sobreesfuerzo

Seguimos con los consejos prácticos sobre cómo evitar que chirríen los frenos del coche. Pues bien, a veces el sistema 'chilla' cuando está siendo sometido a un esfuerzo excesivo en tiempo real... o lo ha sido en el pasado. 

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Esto nunca es bueno y puede traducirse luego en deformaciones en discos, pastillas, zapatas... Aquí sí que habrá poca escapatoria y habrá que reparar el sistema. 

Frenos cerámicos

También hablamos de los frenos cerámicos, propios de algunos coches deportivos. Tienen la ventaja de que son mucho más efectivos cuando trabajan a muy altas temperaturas por tener que detener ruedas que giran a muy altas velocidades.

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Pero a cambio de este margen mayor, requieren algo más de tiempo para alcanzar su temperatura óptima. ¿Y cómo avisan de que están fríos? Con un sonido muy agudo al pisar el pedal central. Así que, en este caso, para saber cómo evitar que chirríen los frenos del coche si son de este tipo, la respuesta es: calentándolos con algunas frenadas fuertes.   

Pastillas y zapatas nuevas

Por último, no nos queremos despedir sin apuntar que el peligro no se 'frena' tan pronto como sustituyas las pastillas de los frenos, los discos, las zapatas o incluso los tambores, ya que también conviene saber 'estrenar' estos elementos como es debido. ¿Cómo?

Muchos talleres recomiendan, tras la reparación, hacer una frenada larga pero suave, seguida de frenadas largas pero algo más intensas y, en último lugar, de alguna manera más fuerte sin llegar a bloquear.   

El objetivo es múltiple: que todo encaje y se acople, que se elimine algo así como 'la primera capa' de las zonas exteriores y que esto suceda de manera homogénea, para que el coche pierda velocidad de forma progresiva o drásticamente, según lo exijan las circunstancias. 

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