Cuando algo no va muy bien en tu cabeza, no sabes dónde están los límites. Por eso, el radical castigo de Saddam Hussein a su hijo te dolerá a ti también… Y a todos los amantes de los coches nuevos de este mundo (cruel).
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El fallecido político y dictador iraquí vivió rodeado de lujo extremo; de hecho, llegó a tener inodoros de oro en su palacio y su hijo, Uday, como no podía ser de otra forma, disfrutaba de la riqueza del padre. En su garaje contaba con una colección de superdeportivos: varios Rolls-Royce, Ferrari (¿has visto ese Ferrari F40?), Porsche y claro, cuando eres joven y no tienes ningún control, pues la cosa se te puede ir de las manos…
El hijo de Saddam Hussein, corrompido por el poder, tenía conductas psicópatas y su padre -que a menudo sobrepasaba también los límites de la cordura, todo hay que decirlo- tenía que tomar medidas a la altura para castigarlo por trastadas de niños como matar a seis de tus guardias de seguridad... (WTF?!)
No vamos a decir que esta sea la mejor forma de resolver un conflicto pero… ¿cómo puedes castigar de manera radical a alguien que lo tiene todo? Pues quemando su colección de superdeportivos.
La historia ha sido contaba por Will Bardenwerper en el 'New York Post' después de que un guardia americano encargado de vigilar a Hussein se la desvelara. Esto es lo que el dictador les contó: “Estaba muy enfadado con él así que quemé todos sus coches”. Bardenwerper narra además como Saddam se reía al recordar cómo observaba “el infierno”.
Y tú que te quejabas de que te dejaran en tu cuarto sin ver la televisión…