Renault cambió las letras por los números con el Clio y tres décadas después sigue su éxito

Renault Clio 1990

Gustavo López Sirvent

La sustitución de nomenclatura en la firma francesa se produjo en 1990

La última década del siglo XX fue tendente a los cambios en marketing a todos los niveles. Un ejemplo fue Renault, que decidió dar un volantazo a su política de nomenclatura de coches. Hasta 1990, y con la salvedad del Fuego y del Alpine, la marca del rombo nombraba a sus vehículos por números, pero fue en ese año cuando llegó la modernización a la marca y fue el Renault Clio quien abrió la nueva época.

La razón no era otra que la de humanizar y personalizar cada ejemplar, a la vez que dar un giro comercial en su estrategia de marketing. La jugada le salió pintiparada a la marca gala, que vio cómo vendía 13 millones de unidades desde su lanzamiento inicial hasta la fecha. Y eso que durante algunos años tuvo que seguir compitiendo con su hermano mayor, el Renault 5.

El nombre de Clio procede de la mitología griega, donde Κλειώ, es la musa de la Historia y de la poesía heroica, cuyo significado deriva del verbo κλέω (cantar alabanzas). Muchas loas y buenas palabras son las que ha recibido este automóvil, que fue elegido coche del año en varias ocasiones y que ha seguido sumando generaciones para llegar al modelo actual.

El primer modelo con la nueva nomenclatura que fabricó Renault tenía 3.709 mm de longitud, 2.472 mm de batalla, 1.616 mm de anchura y 1.360 mm de altura. Su equipamiento inicial (el más alto de gama) montó frenos ABS, climatizador, caja de cambios automática controlada electrónicamente, alarma, dirección asistida, retrovisores exteriores calefactados e incluso ajustables eléctricamente. 

Renault Clio 2019
Renault Clio 2019

En 1998, 2005, 2012, 2015 y 2019 han ido llegando las nuevas generaciones, que se han adaptado a los tiempos incluyendo mejoras y características. Estas novedades han permitido a la firma francesa mantener unos estándares de calidad que, a día de hoy, continúan vigentes y que permiten al Clio estar en las primeras posiciones de ventas en el segmento B.

El objetivo de economizar y ser un coche práctico llevó a la empresa gala a diseñar motores acordes a esa política. Todos sus propulsores fueron de cuatro cilindros y se presentaron los siguientes: el 1.1 de 48cv, el 1.2 de 58cv y el 1.4 de 78cv. Estos dos últimos fueron incluidos dentro de la familia de motores Energy de Renault y estaban unidos a un cambio manual de cinco velocidades. El bloque de 1.108cc llevaba sólo cuatro relaciones.