Rover 45 KV6: una elegante berlina con un motor seis cilindros poco común

Rover 45 KV6

Gustavo López Sirvent

Equipaba un propulsor 2.0 litros que desarrollaba 150 CV

En los años 80 y principios de los 90, el Grupo Rover fue un sello reconocido y admirado por el mundo de la automoción. Este holding automovilístico estaba formado por cuatro marcas: Rover, MG, Mini y Land Rover. La primera de ellas se declaró en quiebra el 10 de abril de 2005, pero antes dejó joyas como el Rover 45 KV6, del que ahora hablaremos.

En 1999, la marca británica cayó en manos de BMW, que bajo su custodia lanzó el 25 y el 45, aunque en el caso de este último, casi la mitad de sus componentes eran de creación propia. 

Aspectos de la carrocería como la calandra, los faros o las suspensiones, le daban un toque diferente, a la par que distinguido. Pero lo que sobresalía de esta berlina era el motor KV6 que ya equipaba el 75. 

La disposición de su motor ya le convertía en un coche singular. En la época era muy poco común ofrecer un seis cilindros en V con tan poca cilindrada, lo cual suponía a su vez ser el coche de este tipo de disposición más barato del mercado. Montaba un 2.0 litros que entregaba una potencia máxima de 150 CV.

Este propulsor V6 combinaba refinamiento, suavidad y tenía un sonido armonioso. El conjunto mecánico venía acompañado de una caja de cambios automática Jatco (de origen japonés) y cinco relaciones, que tenían un excelente rendimiento, pero como casi todo convertidor de par, algo lenta en aceleración pero más destacable en recuperaciones.

Contaba además con manejo secuencial y modo Sport en el que se prescindía de la quinta marcha para un mayor control a la hora de acelerar o en las retenciones al levantar el pie derecho. Los consumos eran más bien altos: 13,9 litros a los 100 km en circulación urbana; 6,7 en carretera; y de 9,3 litros a los 100 km de media.

Rover 45 KV6 (2)

El Rover 45 disponía de un generoso espacio interior, así como una suficiente capacidad de maletero (370 litros). La calidad se destacaba en detalles como las inserciones de madera o la tapicería de cuero de serie, si bien no contaba con climatizador, entre otros complementos.

BMW quiso dejar su impronta en la puesta a punto del bastidor, donde revisó las suspensiones, que le otorgaban un comportamiento mucho más neutro y efectivo que el 400, que era el coche sobre el que se basaba. No podemos afirmar que el 45 KV6 fuera una berlina deportiva, pero tampoco lo pretendía porque lo que sí que destilaba era elegancia.