Prueba del Rolls Royce Cullinan

Por Chris Harris

La llamada de Rolls-Royce para ir a probar el Cullinan fue inesperada. De hecho, el vestigio del rebelde adolescente que todavía queda en mí estaba ligeramente ofendido porque Rolls sintiera que mis declaraciones sobre esta máquina en las redes sociales no eran suficientes para justificar una larga prohibición en Goodwood. "Creemos que podemos cambiar tu opinión".

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Tampoco pensé que realmente importara. No hay un solo ser humano que decida si comprar o no un Cullinan en base a esta o cualquier otra prueba. Y es que, lamentablemente, tuvo que ser construido: hay demasiadas personas ricas insípidas para que no exista. 

Pero debo admitir una cosa: los Rolls-Royce fueron, desde el principio, vehículos todoterreno. No porque tuvieran la intención de aventurarse en las malezas, sino porque no existían muchas carreteras asfaltadas a principios del siglo pasado. Una buena parte de la reputación de Rolls-Royce como el fabricante de los mejores automóviles del planeta se basa en la indestructibilidad de sus coches cuando las cosas se ponen difíciles. 

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El Cullinan no se parece a nada. Es lo que diferencia a Rolls de los demás hipotéticos rivales que se beneficien de la economía a escala de grandes grupos: sí, pienso en Bentley, Lamborghini y Maybach...

En cuanto al motor, es una versión recalibrada del brutal V12 biturbo de 6,75 litros del Phantom y, a pesar del sus de 2.660 kg, la marca asegura que este SUV de lujo alcanza los 100 km/h en cinco segundos. 

Y luego está su forma. Había visto fotos, pero para la prueba del Rolls-Royce Cullinan me topo con un ejemplar en persona. Lo he conducido durante muchos kilómetros, he escuchado a los que lo diseñaron decirme por qué tiene esa "buena pinta", aunque creo que no la tiene.

Rolls Royce Cullinan exterior

Me explico: creo que un modelo de Rolls-Royce debería emanar a elegancia y sus proporciones deberían dejarlo sin aliento con su perfección, tal como lo hizo el Phantom VII en 2004. Pero este coche no lo consigue. En el mundo subjetivo del diseño y el estilocno me gusta entrar, pero ni una sola persona me ha dicho que le parece bonito. "Mejor que un Bentayga" es lo mejor que he escuchado, lo que, para ser honestos, no es decir mucho.

Y creo que ahora puedo explicar lo que creo que salió mal. Para mi gusto, parece una imitación china, una de esas aberraciones que solíamos ver hace una década en los Salones del Automóvil. Y te reafirmas en lo mal que se ve cuando está estacionado al lado de un Phantom o un Ghost.

Interior del Cullinan: al menos no lo ves por fuera

Una vez que estás dentro, no puedes ver el exterior, lo que calma el alma mientras intentas encender el motor por segunda vez porque está tan silencioso que no tenías idea de que ya estaba arrancado. Saltas al asiento (bueno, también me pasa en un Boxster) y te encuentras un volante un poco más grueso de lo esperado. El asiento delantero directamente te abraza y, mientras tanto te permites el lujo de mira alrededor. Desliza hacia abajo la palanca del cambio y luego  la experiencia Rolls SUV.

El silencio es simplemente maravilloso. Gran parte de la ingeniería automotriz moderna se gasta haciendo las cosas más nítidas y más deportivas. Pero aquí la tranquilidad es la tónica dominante. El ruido de los neumáticos y la suspensión es mínimo, gracias a los 100 kg de elementos aislantes que hay en esas zonas... y dentro de los neumáticos, que llevan una espuma acústica. 

Al pisar suavemente el acelerador, el motor es silencioso. Si pisas un poco más, sí se escucha. Los ingenieros han dado con el calibrado perfecto del acelerador, lo que facilita la conducción. Lo malo es cuando llegas a un cruce, porque hay mucho Cullinan por delante del parabrisas y cuesta ver si viene alguien.

El Cullinan está suspendido en vastas esferas de aire que permiten alterar la altura de manejo según el terreno. Existen numerosos diseños interiores, desde utilitarios de cinco asientos hasta limusinas de lujo de cuatro asientos.

En marcha con el Cullinan: confort extremo, claro

Conducirlo a baja velocidad es una maravilla incluso con las ruedas opcionales de 22 pulgadas que montaba el Rolls-Royce Cullinan de esta prueba: ningún otro SUV se acerca a este nivel. Aumenta la velocidad y el silencio continuará, pero la suspensión puede quejarse: las juntas golpean las esferas de aire y se notan con claridad en el habitáculo. No es desagradable, pero este es el punto en el que el Phantom pasa a una categoría de conducción completamente diferente.

¿Qué comprar: una maqueta a escala 1/8 de un Cullinan o un MIni Cooper 1/1?

No tengo idea de si este coche cumple con las cifras oficiales, pero puedo decirte que si fuera más rápido no podrías detenerlo en las curvas. Tampoco yo querría vérmelas en esa situación, porque engaña las leyes de la física hasta un punto casi absurdo. Y, al igual que muchos coches deportivos de hoy en día, cuando llegas a ese punto es mejor que tengas mucho cuidado. 

Sí, el Cullinan tiene el conjunto completo de ayudas electrónicas para el chasis, pero ninguna de ellas impide que llegue demasiado rápido. El eje delantero parece flotar mientras te entra un sudor frío, lo que me impide decidir si eso hace que este SUV sea impresionantemente rápido... o todo lo contrario.

Prueba: Rolls Royce Cullinan

Rolls Royce

También hay algunos otros detalles. El interior es puro lujo y, afortunadamente, no está dominado por una pantalla de plasma de 27 pulgadas (miedo me da el sucesor). Pero los controles se extienden por el lugar como si en el briefing de diseño fuera mantener a los niños ocupados durante los viajes largos buscando el botón del masaje del asiento (respuesta: bajo del reposabrazos de la puerta del conductor; los botones de los asientos calefactables están en la consola central). 

Da la sensación de que todo está puesto por azar. El reposabrazos central se levanta para revelar un útil espacio de almacenamiento que se siente como si perteneciera a un Renault de gama media y, al aceptar que estos eran los primeros modelos que salían de Goodwood. Y el maletero no es muy grande.

Lo más probable es que las personas que compran un Cullinan no se preocupen por la mayoría de esas cosas, salvo quizás por el pequeño maletero. Lo que habrán comprado es un automóvil sin rivales, con una presencia inigualable en la carretera, que en realidad es bastante capaz cuando las cosas se ponen difíciles. Sí, te sientes verdaderamente mal al llevar algo tan valioso a un camino. Además no hay bloqueos o neumáticos de tacos disponibles, pero es más que adecuado para lo que se le pedirá.

Para terminar la prueba del Rolls-Royce Cullinan, tendría que decir que si lo juzgas exclusivamente por cómo se conduce y la forma en que te hace sentir detrás del volante, es un digno integrante de la marca. ¿Pero realmente tenía que ser tan poco atractivo? Supongo que nunca lo sabremos, y Rolls venderá todos y cada uno de los que fabriquen...

Etiquetas: SUV de lujo