Un amigo muy observador que tenemos nos pregunta por qué los coches de F1 (casi) no tienen líneas rectas . Y la verdad es que nos ha dejado a cuadros, como la bandera de las carreras.
Bueno, nos hemos puesto a investigar y ya conocemos la respuesta. Parece que todo está relacionado con las leyes físicas, la aerodinámica y con un espabilado llamado Henry Coandă. Vamos al lío.
Como sabes, el diseño de un monoplaza persigue ofrecer la menor resistencia al aire generado por la velocidad. Pues bien, eso se consigue evitando, en la medida de lo posible, las formas rectas que generan un gran rozamiento y muchas turbulencias descontroladas .
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Formula 1 Aerodynamics with Martin Brundle
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O sea que las zonas curvas son una de las claves del buen rendimiento de un bólido. Ya, eso parece de perogrullo. Pero veamos cuáles son esos principios científicos que sustentan dicha afirmación.
En el centro del meollo está el llamado efecto Coandă , descubierto por un inventor, creador y piloto del primer avión a reacción, que lleva su apellido.
Según parece, a principios del siglo pasado el tal Henry Coandă se dio cuenta de que los flujos gaseosos -las corrientes de aire de toda la vida- se adherían y podían ser dirigidos en las superficies curvas. Sin embargo en los objetos rectos el comportamiento no sucedía así, generando muchas turbulencias.
Para que nos entendamos, el aire se pegaba a las formas curvas generando gran carga aerodinámica e iba a su bola en las planas. Pues, precisamente, eso es lo que persiguen y consiguen los Adrian Newey del Gran Circo: canalizar las 'corrientes' de aire a las zonas previstas del monoplaza. Algo así como domar el viento. Casi nada. No nos extraña que estos alquimistas tengan sueldos de pilotos de F1 .
Resumiendo, los trazos rectos provocan que el aire repela dicha superficie, mientras que los curvos hacen que se adhiera a la chapa del monoplaza creando varias capas gaseosas.
Esperamos que después de leer el post, ya sepas por qué los coches de F1 (casi) no tienen líneas rectas. Por cierto, si quieres saber cuál ha sido la evolución en los diseños de los bólidos desde 1950 hasta hoy , pincha en este enlace.
Al volante de esta mítica máquina se pusieron leyendas de la talla de Juan Manuel Fangio, con el que sería Campeón del Mundo en 1954 y 1955, y Sir Stirling Moss, considerado el mejor piloto de la historia sin lograr la corona. El coche fue diseñado por Rudolf Uhlenhaut quien revolucionó la Fórmula 1 al incorporar conceptos procedentes de la aviación militar. Entre ellos, destaca el innovador empleo de válvulas desmodrómicas y de la inyección de combustible basado en los aviones de combate germanos. Ya sabéis de qué ejército. El motor, con 8 cilindros en línea y 2.496 cc, desarrollaba 290 caballos a 8.700 r.p.m. Se fabricó en dos versiones. Una que montaba los neumáticos en la típica disposición de un bólido, es decir, las ruedas en el exterior de la carrocería. Corrió en 12 carreras, venció en 9, marcó 8 poles y 9 vueltas rápidas. Había nacido la leyenda de las Flechas de Plata. Con este mítico monoplaza la firma de la estrella regresó a la competición y de paso comenzó su leyenda. Y para los que no lo sepan, como era mi caso, este mito de 4 ruedas tuvo una primera versión carenada. A ver si me explico. En principio, las gomas del bólido estaban integradas en la carrocería del coche para ofrecer menos resistencia aerodinámica. Pero Fangio, que de esto sabía algo, cuando lo probó no le convenció. Y ordenó que las ruedas se descubrieran porque así vería mejor la trazada en las curvas. Curioso, ¿verdad?
Para muchos el F2004 es uno de los mejores monoplazas de todos los tiempos. En su diseño intervinieron Ross Brawn, Aldo Costa y Rory Byrne. Y viendo esos nombres no es de extrañar que el resultado fuera sideral. Las grandes prestaciones, basadas en una evolución del exitoso modelo de 2002, hicieron que el bólido de la Scuderia dominara con mano de hierro en la temporada 2004. Venció en 15 de las 18 citas y se llevó 29 podios, 12 poles y 14 vueltas rápidas con Michael Schumacher y Rubens Barrichello como pilotos. El Barón Rojo -no confundir con Manfred Von Richthofen- se apuntó con su “avión” el séptimo y último título de pilotos de su carrera. El bólido, con un motor V10 de 3.000 cc y una potencia de entre 880 y 950 caballos a 19.000 r.p.m., forma parte de una época de leyenda en Maranello. Muchos de los registros que obtuvo continúan vigentes.
Por razones obvias, estos son dos de los bólidos favoritos de nuestros compatriotas. Pilotado por Fernando Alonso y Giancarlo Fisichella, el ovetense se convirtió en el primer Campeón del Mundo español en 2005, y también le entregó el Título de Constructores a la marca francesa. Diseñado por Tim Densham y Bob Bell, el R25, y superado por otros bólidos de la parrilla en velocidad, contaba con una gran fiabilidad como principal arma. Además, incorporaba innovaciones tecnológicas como el mass dumper, que lo convirtieron en un coche temible por los rivales. Participó en 19 carreras, sumando 8 triunfos, 18 podios, 7 poles y 3 vueltas rápidas. El R25 se convirtió en el último monoplaza ganador con un motor V10, poniendo el broche final a esa mecánica.
Una temporada más tarde nació el R26, una versión evolucionada del R25. El ovetense repitió Corona Mundial de pilotos y Título de Constructores para Renault. Esta creación de Bob Bell es considerada uno de los mejores Renault de todos los tiempos. A la fiabilidad del V8 de 2.398 cc, se unió una gran velocidad que le permitieron ganar 8 grandes premios, sumar 7 poles y 5 vueltas rápidas en un total de 18 citas. En esta temporada, como en la anterior, consiguió contener el ímpetu del Ferrari de Michael Schumacher que había dominado durante los últimos años.
Este coche ha protagonizado una de las historias más curiosas de la F1. En 2009 Ross Brawn, director técnico de Honda Racing F1, adquirió dicho equipo ante las graves dificultades económicas, o sea la ruina, que padecía. Algunas fuentes apuntaron en su momento a que la operación de venta se cerró por un valor simbólico. ¿Una iniciativa privada y respaldada por una sola persona? Muchos dudaron no ya del éxito, sino de la subsistencia del proyecto. Sin embargo, Ross, una de las figuras más brillantes en el paddock creó un coche, para asombro del mundo de la F1, ganador. Los pilotos de la incipiente escudería, Rubens Barrichello y Jenson Button se jugaron entre ellos la corona. Sí, lo habéis leído bien. Finalmente el británico consiguió su primer y único mundial y de paso, la escudería se llevó el de constructores. El motor Mercedes con 2.400 cc y 750 caballos a 18.000 r.p.m., ayudó al equipo a cosechar 8 victorias, 15 podios, 5 poles y 4 vueltas rápidas en las 17 carreras de la temporada 2009. Dicho triunfo constituye el primer título mundial conseguido por una escudería debutante. Y a día de hoy, nadie lo ha igualado.
Ambos Red Bull salieron de la barita mágica de Adrian Newey, un alquimista de la aerodinámica. Empleó todos los maravillosos recursos e inventos que rozando el límite del reglamento -y en algunos casos, excediéndolo-, le permitieron crear dos de los coches más rápidos y eficaces. Seguro que si eres un friki de la F1 palabras como ‘difusor soplado’ o ‘configuración especial de mapa motor’, te traerán recuerdos. Pues el culpable es este Newey, un señor con cara de pocos amigos y menos pelos. Los RB7 y RB9, pilotados por Sebastian Vettel y Mark Webber fueron tan superiores sobre el resto que aquellas temporadas parecían la Copa Red Bull en vez del Mundial. Y mientras los aficionados en las gradas se mostraban resignados y cabreados -si no eras alemán o australiano, claro- por ver ganar siempre a una de las dos manchas azules. Estas dos obras de arte que han marcado una época, están considerados unos prodigios de tecnología vanguardista. Propulsados por motores V8 y 2.400 cc, acumularon en 2011 y 2013 las Coronas de Pilotos -Sebastian Vettel- y de Escuderías. El RB7 disputó en 2011 un total de 19 grandes premios, ganó 12 y logró 27 podios, marcó 18 poles y 10 vueltas rápidas. Y el RB9 de 2013 se llevó 13 victorias, 24 podios, 11 poles y 12 vueltas rápidas, en las 19 carreras disputadas. Sí, ya sabemos que en 2010 y 2012 también el corredor alemán con el dedo índice más famoso de la parrilla y su equipo se llevaron los correspondientes Títulos. Pero nos gusta destacar más los números impares porque funcionan mejor en el SEO.
Puedes ser del Atleti, del Madrid o del Barca; que te guste la música clásica o el rock; la cerveza o el agua mineral. Pero si eres un friki de la Fórmula Uno como yo casi todos coincidimos en que el MP4/4 es el mejor coche de la historia conducido por uno de los mitos al volante, Ayrton Senna, Ah, sí, ya se me olvidaba, también lo condujo un francés, creo recordar. Su nombre, si no me equivoco es Alain Prost, o algo parecido. El McLaren del 88 es uno delos diamantes mecánicos más brillantes de todos los tiempos. Los padres -diseñadores- de la criatura fueron Steve Nichols y Gordon Murray. Y al frente del proyecto, como jefe de equipo, un tal Ron Dennis, que además de su mala leche, volcó sus conocimientos en el mundo de la competición. Uno de los secretos de esta maravilla reside en la construcción de un chasis de línea baja. Este diseño aumentaba el flujo de aire de la parte inferior hasta la posterior del vehículo, aumentando la estabilidad y las prestaciones del ‘pepino rojiblanco’. Tampoco se puede perder de vista el sobresaliente motor de origen Honda RA168E V6 Turbo -quien les ha visto y quien les ve a los nipones- , que disponía de algo menos de 700 caballos y 1.494 cc. Como todo lo bueno su presentación se hizo esperar. Y estuvo terminado con el tiempo justo para que los dos pilotos pudieran probarlo durante un día en el circuito italiano de Ímola. La superioridad de los monoplazas fue tan insultante que vencieron en 15 de las 16 citas. Al mismo tiempo sumaron 25 podios, 10 dobletes, 15 poles, 10 vueltas rápidas y lo más importante el Campeonato de Marcas para McLaren y el de Pilotos para el mítico Ayrton Senna en 1988. ¡Lástima que Honda no sea ni la sombra de lo que fue!