¿Es demagógico el plan del Gobierno de prohibir la venta de coches de combustión en 2040?

Atasco

Javier Leceta

¿Se está equivocando el Gobierno al plantearse prohibir la venta de los coches de combustión en 2040? Aquí tienes nuestros argumentos en contra.

La noticia saltaba a los medios hace unos días, y a muchos de nosotros nos daba un vuelco el corazón: el borrador de la Ley de Cambio Climático y Transición Ecológica preparado por el Gobierno de España plantea prohibir la venta de cualquier turismo o furgoneta con motor de combustión (diésel, gasolina, híbridos y gas natural) a partir de 2040.

De esta forma, y en el caso de que esta medida se acabe aplicando, en poco más de 11 años solo se podrán matricular vehículos eléctricos o con pila de combustible a hidrógeno. Esta posible prohibición sigue la línea que ya han avanzando anteriormente países como Dinamarca, Países Bajos, Irlanda, Austria, Francia y Reino Unido.

Al margen de las sensaciones que a muchos nos gusta experimentar al volante de un coche de gasolina, todos estamos de acuerdo en que es importante cuidar el medioambiente y controlar las emisiones. Eso sí, considero que la propuesta del Gobierno resulta un tanto precipitada -e incluso demagógica- por varios motivos:


Un parque móvil mayoritariamente de combustión

Según los estudios elaborados por Schaeffler, uno de los fabricantes de componentes de automoción más importantes del mundo, las previsiones apuntan a que en el año 2030 un 30% de los automóviles comercializados en el mundo serán gasolina o diésel, un 40% híbridos y el 30% restante puramente eléctricos (de baterías o hidrógeno).

Esto quiere decir que, en 2030 y a falta de solo 10 años, el 70% de los automóviles seguirá empleando un motor de combustión, un tipo de mecánica que todavía tiene un considerable potencial de mejora en sus consumos y emisiones. Por lo tanto parece precitado pensar que ese 70% de la ventas en 2030 se reduzca tan drásticamente en el conjunto de los países (muchos de los cuales quieren también suprimir los coches de combustión en los próximos años). Claramente, parece que es ir contra natura...

En el caso concreto de España, otro de los problemas importantes sería la renovación del parque móvil, que supera con creces los 10 años. De esta forma, y en el hipotético caso de que se acabe prohibiendo la venta de cualquier turismo o furgoneta con motor de combustión, es previsible pensar que, durante bastantes años después de 2040, la mayoría de los vehículos que rodarán por las carreteras españolas serán diésel, gasolina o híbridos. Un claro obstáculo a los planes del Gobierno de lograr la plena descarbonización de la economía en el año 2050.

 
Procedencia de la energía e infraestructuras

Sin duda, este es uno de los temas claves a la hora de plantearse un cambio de escenario en el tipo de vehículos que estarán a la venta en un futuro. No solo es importante lo que contaminan los vehículos durante su uso, sino también lo que se contamina para lograr sus fuentes de energía.

Por este motivo, y como apunta, Matthias Zink, CEO de la división Automotive de Schaeffler, hay que “controlar todo el proceso no solo al nivel del automóvil, sino pensando en la extracción de la energía y en todos los elementos relacionados”. Zink estima, asimismo, que “prohibir todos los motores de combustión en 2040 es un error teniendo en cuenta la estructura energética actual. Necesitamos trabajar en la generación de energía con fuentes renovables y para que los constructores puedan fabricar coches o sistemas de movilidad que la gente normal pueda pagar. Tratar de solucionar el problema de las emisiones con una prohibición completa no tiene sentido. Vemos más eficaz tratar de resolverlo estableciendo objetivos razonables, como en el caso de las emisiones de CO2; y que haya una competición técnica abierta entre los fabricantes para alcanzar esos objetivos. Eso es mucho mejor que establecer prohibiciones, abordando solo una parte del problema, mientras seguimos quemando carbón en las centrales térmicas para producir electricidad. Además, ese tipo de prohibiciones guía a la industria hacia una dirección equivocada”.

Volvo XC90 T8 enchufe

A la pregunta de si sería viable prohibir los coches con motor de combustión para 2040, Zink concluye que “quizás esa transición sería técnicamente viable para la industria. Pero, ¿habrá la infraestructura necesaria? ¿Tendrán esos coches un coste razonable? ¿Habrá suficientes baterías de ion litio y con un coste por kilovatio aceptable?; yo creo que no”.

Todas estas preguntas nos plantean numerosas dudas: ¿está España capacitada para tener en 2040 una red de supercargadores suficientemente grande tanto en las ciudades como en las carreteras de todo el país? ¿será mucho más fácil el acceso a esos cargadores de lo que es ahora?...

¿Qué pasa con el usuario final: costes e incentivos?

La compra de un coche es el mayor desembolso de las familias españolas por detrás de la vivienda, por lo que el usuario final es un elemento esencial en esta ecuación. Y, aunque están bajando sus precios, actualmente los coches eléctricos no son precisamente económicos… Así que la pregunta clave es: ¿habrán bajado los coches eléctricos tanto su precio como para existan modelos que ronden los 12.000 euros actuales (coste de algunos urbanos hoy en día)?

Sin duda, si el Gobierno quiere que los ciudadanos se lancen a por los coches eléctricos es importante que el coste de estos se reduzca considerablemente. Aquí, junto a los esfuerzos de las marcas por abaratar sus productos, debería entrar el Ejecutivo con algún plan especial de ayudas a la compra e instalación de puntos de recarga en los domicilios, una reducción de las tarifas eléctricas, etc.


¿Qué pasaría con España, uno de los principales fabricantes automovilísticos del mundo?

El último punto a valorar de cara a la posible prohibición de la venta de automóviles propulsados por hidrocarburos es su impacto en la economía. Actualmente, España es el segundo productor de vehículos en Europa y octavo en el mundo. El problema es que la mayor parte de estos vehículos no tienen hueco en un escenario que no contempla la combustión (muy pocas de las marcas presentes en España fabrican aquí modelos eléctricos). En pocas palabras, estamos hablando de una auténtica tragedia para la industria automovilística española.

Fábrica VW Navarra

Es verdad que muchos de los vehículos fabricados aquí son exportados, pero de todos modos (y más si otros países europeos cumplen también sus amenazas de prohibir su comercialización) el impacto económico y laboral (muchas pérdidas de puestos de trabajo) puede ser gigante.

Por otro lado, es verdad que las marcas automovilísticas se están poniendo las pilas para electrificar su flota, y suponemos que realizarán las reformas necesarias para que algunos de los los nuevos modelos eléctricos puedan producirse en las fábricas españolas. Pero este proceso natural de adecuación de sus instalaciones puede tambalearse si finalmente algunos gobiernos -entre ellos, el español- les obligan a tener un catálogo de productos únicamente eléctricos. Hablamos de un impacto de muchísimos millones de euros.

Como ves, existen muchos interrogantes aún que cómo mínimo nos llevan a pensar que el Gobierno se ha precipitado al incluir en el borrador de la Ley de Cambio Climático y Transición Ecológica la posible prohibición de la venta de cualquier turismo o furgoneta con motor de combustión (diésel, gasolina, híbridos y gas natural) a partir de 2040.

Esperemos que todo quede en un mal sueño...