La regla del minuto: el sencillo truco para que no se rompa el motor de tu coche

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El secreto está en la paciencia

Escuchar a nuestros coches es muy importante para evitar costosas averías; cuidarlos se vuelve necesario si queremos que nuestras visitas al taller sean poco frecuentes. Por eso mismo, hoy vamos a explicar la regla del minuto, que mantendrá el motor de tu coche en buen estado (especialmente si hablamos del turbo). 

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Los motores sobrealimentados son los más comunes hoy en día, en buena parte gracias al uso del 'downsizing', donde se adopta el turbo en detrimento de una menor cilindrada. Pero este elemento requiere de un tacto especial si lo que queremos es mantenerlo sano y salvo el mayor tiempo posible. 

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A fin de cuentas, el turbo -por su fisionomía y funcionamiento- está sometido a una gran carga de trabajo y fricción y el desgaste al que está sometido es ya de por sí bastante intenso. Por suerte, hay un sencillo truco con el que 'aliviarle'. Y todo es cuestión de paciencia. 

Puede que tengas prisa por salir al trabajo por la mañana, pero debes saber que el motor estará especialmente frío y, por tanto, mantenerlo al ralentí un minuto antes de arrancar le ayudará a coger temperatura y a evitar sobreesfuerzos.

De esta forma, y paralelamente, permitiremos también que el turbo obtenga la lubricación que necesita, por lo que también evitaremos que haya daños por rozamiento en zonas como el eje de la turbina.

Turbocompresor tradicional.
Turbocompresor tradicional.

Respetar los períodos de calentamiento del motor debe de ser, por tanto, uno de nuestros principales objetivos, puesto que con ello obtenemos no solo una mejor lubricación de las piezas, sino que el aceite y el agua obtendrán la temperatura de trabajo recomendable para que cumplan a la perfección su función: lubricar y refrigerar. 

Además, será incluso mejor si durante los primeros minutos conduces por debajo de 2.000 rpm. Por cierto, otra recomendación es no acostumbrarse a las recuperaciones a bajas revoluciones ya que el turbo no puede alcanzar la presión de soplado que le hace funcionar de manera correcta.

Regla del minuto: aguanta un poco más al final

La regla del minuto también entra en juego una vez que hayamos acabado nuestra ruta, ya que es importante dejar en reposo el turbo antes de apagar el motor, especialmente tras una conducción dinámica, una buena kilometrada o demasiado tiempo recorriendo la ciudad.

De lo contrario, corremos el riesgo de que el aceite que se queda en su interior acabe carbonizado al detenerse repentinamente la lubricación y encontrarse la turbina a una temperatura muy alta. Ya sabes, basta un minuto de tu tiempo para dar al motor de tu coche (y a tu monedero) el cariño que se merece y que funcione al 100% el mayor tiempo posible. 

Etiquetas: Práctico