Un espía cuando es perseguido se para con el semáforo en ámbar. Lo cuenta uno

Daniel Craig.

Juan Antonio Pascual Estapé

El cine influye más de lo que pensamos, y más de lo que debería, en nuestra forma de pensar. Muchas películas son tan realistas que nos creemos lo que nos cuentan. Pero nos olvidamos de que el cine, al menos el cine comercial, es entretenimiento. La mayoría de las cosas que nos muestra es pura invención para entretenernos. Como ocurre, por ejemplo, con los tópicos de las películas de espías. Una exespía de la CIA los desmiente, y se rie de ellos por lo ridículos que son.

Un buen ejemplo es la típica persecución espectacular que siempre hay en todas las películas de espionaje. El héroe es perseguido por los malos, y acelera el vehículo para intentar dejarlos atrás. Sortea coches, golpea cubos de basura, y escapa por apenas unas décimas de segundo cruzando la vía mientras el tren se acerca a toda velocidad.

¿Qué haría un espía de verdad en esa situación? Parar cuando el semáforo está en ámbar. La exespía Amaryllis Fox, cuya vida va a ser convertida en serie por Apple TV, nos explica la razón.

Amaryllis Fox trabajó durante años como espía de la CIA, participando en peligrosas misiones "que harían sentir un escalofrío a los estadounidenses, si supieran lo que estaba pasando", según cuenta en una entrevista en Business Insider. Ahora narra sus experiencias en su libro Life Undercover: Coming of Age in the CIA, disponible en Amazon. Apple TV va a convertirlo en una serie de televisión protagonizada por Brie Larson.

Amaryllis Fox explica la anécdota del semáforo. En las películas de espías cuando el protagonista es descubierto intenta escapar en una espectacular persecución por la ciudad. En la vida real es justo lo contrario. Si un espía descubre que le están siguiendo, debe hacer creer a su perseguidor que no lo ha visto. Por eso "cuando en un semáforo la luz cambia a ámbar, me paro para no dar la sensación de que estoy intentando huir".

Por la misma razón, las espectaculares persecuciones con explosiones, accidentes y otros desastres que ponen la ciudad patas arriba, es algo que nunca haría un buen espía: "Esto llamaría mucho la atención sobre el espía, a pesar de que escapara. La cobertura dejaría de funcionar", explica en Business Insider. "Mucho del entrenamiento para ser espía incide en ser discreto, ser muy aburridos para no llamar la atención sobre nuestra presencia".

Fox critica otras cosas de las películas de espías, como "minimizar la inteligencia humana para exagerar las actitudes paramilitares, o hacer retratos desacertados de los personajes femeninos y su contribución a este tipo de trabajo".

Ahora que se ha retirado de la CIA ha publicado el libro y reconoce que no puede desprenderse de los viejos hábitos. Por ejemplo, en un restaurante siempre se sienta en una silla que tenga el respaldo en una pared, y no puede evitar controlar quien entra y quien sale en los establecimientos.

Y también, frena siempre en los semáforos en ámbar...