Llegan las fechas más entrañables del año, las que te reúnen con la familia y te llevan de cena en cena, de celebración en celebración, con amigos, primos, compañeros de trabajo e incluso desconocidos a los que no has visto en la vida. Las navidades son así.
Empieza a portarte bien: esta maqueta del Bugatti Chiron lo petará en Navidad.
De todos estos compromisos te puedes librar, más o menos -dependiendo de lo rancio que seas o de tu agilidad inventando excusas-, pero hay uno ineludible. Nochebuena. Es imposible ignorarla, como es imposible obviar que en enero te arrepentirás del turrón de chocolate, los polvorones y el mazapán y te jurarás a ti mismo que, por fin, muy en serio, vas a ponerte en forma. Y con el día 24 de diciembre llega algo peor e igual de inevitable. Tu(s) cuñado(s).
Te pongas como te pongas, van a estar ahí en la cena que inaugura las fiestas en casa. Hablarán de lo divino y lo humano sentando cátedra, provocando que el pan suba al día siguiente. Te dirán cómo llevar tu vida o cómo educar a tu prole, poniendo la suya como ejemplo. Y, ya que te gustan los coches, te pedirán consejo sobre el que quieren comprarse. Cierto, no lo escucharán, porque para eso son cuñados y ya saben que su opinión es la buena; se trata de una trampa para demostrarte que ellos tienen criterio y buen gusto.
Sin embargo, aquí está tu oportunidad. Enséñale las llaves de lo que has aparcado fuera con un gesto misterioso. Levanta una ceja, si sabes hacerlo. Y baja a la calle para enseñárselo. Si es uno de los 7 coches anti-cuñados que te proponemos en esta galería, abrirá la boca, pasmado. Cuando sea capaz de cerrarla, no volverá a despegar los labios durante el resto de la velada. Ahora sí que va a ser una Nochebuena-buena. Ah, y recuerda: todos somos cuñados de alguien…