Hablemos de cuando la tercera fila de asientos iba del revés...

tercera fila asientos
¿Habéis viajado en una de ellas?

Hace unos años, de vacaciones en el norte de España, me llamó la atención la disposición de asientos de un coche con el me crucé. Esos días conocí San Sebastián y Bilbao, sin perderme rincones espectaculares como Bermeo o Zumaia. En uno de los días visitamos la frontera, dando un paseo por Hendaya, donde me encontré este coche que tanto me llamó la atención. Contado esto hablemos de cuando la tercera fila de asientos iba del revés...

No recuerdo exactamente el modelo, no pude verlo demasiado, pero tras su luneta trasera vi dos niños mirándome fijamente, con sus asientos dispuestos al contrario. Una tercera fila que no había visto demasiado y que llamó mi atención. Pero esta disposición fue bastante popular a partir de la década de los 50 y 60. Habitualmente, eran montados en coches de gran tamaño, siendo muy visto en carrocerías tipo “ranchera”.

De hecho, hasta hace no mucho, el Tesla Model S se vendía con hasta tres filas de asientos en otros países como Inglaterra. Esa fila de asientos estaba orientada al revés que las otras. También podía verse en el Mercedes Clase E Estate, una particularidad que la mayoría de coches han descartado en la actualidad. Unas butacas reservadas prácticamente en exclusiva para niños por su tamaño.

tercera fila asientos

Hoy día la tónica es colocar esa fila de asientos en el mismo sentido que el resto. En el mercado del SUV existen muchos modelos que cuentan con una tercera fila de asientos, incluso todocaminos no demasiado grandes. Estos SUV colocan los dos asientos extra en el mismo sentido que la primera y segunda fila, no dando oportunidad a que volvamos a ver este tipo de configuraciones.

Lo cierto es que nunca he viajado, y probablemente no viajaré, en una tercera fila con esta disposición. Me imaginó de pequeño, que no paraba de mirar los coches e intentar averiguar la marca y el modelo. Si hubiera viajado de ese modo seguro que hubiera aprendido más, ¡no se me hubiera perdido a la vista ninguno!