Análisis de Forza Horizon 5, el ‘crossover’ definitivo para Xbox Series X|S, Xbox One y PC

Análisis de Forza Horizon 5, el ‘crossover’ definitivo para Xbox Series X-S, Xbox One y PC

Rafael Aznar

Forza Horizon 5 es una obra maestra de la ingeniería

Tras jugar a fondo a Forza Horizon 5 para el análisis ya podemos rugirlo tan alto como suena el motor del Mercedes-AMG Project ONE que copa la portada: es una genialidad que nadie en su sano juicio debería perderse.

Puede que el género de la velocidad no se lleve tanto como antaño. Incluso hay quien le niega que sus representantes puedan optar hoy día al galardón de mejor juego del año.

Vivimos en una época en que las historias y el sentimiento importan a menudo más que la diversión o la espectacularidad. Pero Playground Games lleva una década negando la mayor a base de hechos.

En 2012, el estudio británico, formado por veteranos de sagas como Project Gotham Racing o Split/Second Velocity, dio un vuelco a la saga Forza con un spin-off de mundo abierto y tono festivalero.

Con cada nueva entrega, fue puliendo la fórmula, hasta sublimarla, o eso creíamos, con FH4. Pero esta continuación es aún mejor, y eso son palabras mayores, como vamos a ver en este análisis de Forza Horizon 5.

¡No contaban con mi astucia!

Tras ver los cambios estacionales de la cuarta parte, pensábamos que al estudio no le quedaba ya gran cosa por inventar, a menos que optara por recrear una gran ciudad, del estilo de Tokio, como si de un PGR de mundo abierto se tratara. Pero, como diría el Chapulín Colorado, no contábamos con su astucia.

Vaya por delante que Forza Horizon 5 no inventa la rueda, pero sí la reinventa recauchutándola con todo el legado de la saga y con una increíble ambientación en México. 

Así, esta entrega tiene todo lo que vimos en las anteriores y más: cañones como los de Colorado, carreteras costeras como las de la Costa Azul, playas como las de Surfers Paradise…

Análisis de Forza Horizon 5, el ‘crossover’ definitivo para Xbox Series X-S, Xbox One y PC

Todos los tipos de paisajes de los juegos anteriores están condensados aquí, pero, además, se han añadido otros nuevos, hasta completar un total de once biomas únicos. Así, en Forza Horizon 5 podemos conducir por húmedas selvas, áridos desiertos y hasta por el elevado e incandescente cráter de un volcán.

La experiencia turística por México no acaba ahí. Mención especial merece la recreación que se ha hecho de la pintoresca ciudad de Guanajuato, con sus estrechas callejuelas y sus intrincados túneles.

Además, se pueden visitar ruinas y templos antiguos, en lo que supone una particular y acertada mezcla entre tradición y modernidad. Y lo mejor es que ese telón de fondo se ha utilizado para plantear un juego de velocidad que es un auténtico ‘crossover’, en el sentido más puramente automovilístico.

Porque, en la experiencia de Forza Horizon 5, están contenidas prácticamente todas las formas del género: carreras de asfalto, rallies, tuning, coleccionismo de coches…

Así, Forza Horizon 5 es, al mismo tiempo, Project CARS, DiRT, Need for Speed y Gran Turismo. Y, además, esa capacidad todoterreno la despliega sobre un inmenso escenario abierto.

Escenario que, además, está presidido por un ciclo día-noche, con efectos meteorológicos y habitado por otros jugadores. Casi todo lo que se puede hacer en el género de la velocidad está presente aquí.

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Viva nuestro conductor

Igual que en las anteriores entregas, encarnamos a nuestro propio conductor, que debe ayudar a organizar una nueva edición del festival Horizon, que aúna carreras y música. 

En esta ocasión, el lugar elegido es México, de modo que debemos recorrer un gigantesco mapa compitiendo en sucesivos eventos y abriendo nuevas sedes.

En general, Forza Horizon 5 es un arcade, pues el mundo está planteado como un gran patio de recreo donde dar rienda suelta a las locuras, en forma de saltos o derrapes imposibles, en parte gracias a que se puede arrasar con buena parte del entorno natural. Si siempre os han dado respeto los pinchos de los cactus, aquí no tenéis nada que temer.

Ese toque arcade se complementa con un medidor de puntos de habilidad. Salvo chocar contra otros coches, contra paredes o contra árboles robustos, casi todo contribuye a sumar puntos: las velocidades de infarto, los derribos de mobiliario, las rozaduras, los saltos por el entorno…

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Ahora bien, la jugabilidad es muy configurable, lo cual da margen a la simulación. Por ejemplo, si se desactivan ayudas como el control de tracción y el ABS, el comportamiento de los coches varía enormemente. Además, hay daños, se puede suprimir el rebobinado y la inteligencia artificial de los rivales se puede ajustar entre nueve niveles.

Y no sólo eso: cada uno de los más de 500 coches de Forza Horizon 5 tiene su propio comportamiento. Por ejemplo, si se juega sin ayudas, es difícil controlar la aceleración de los hipercars en marchas bajas. 

Del mismo modo, un deportivo no sube colinas o dunas escarpadas como lo hace un todoterreno. Y cada superficie ofrece unas sensaciones y unas físicas muy diferenciadas.

La jugabilidad es impecable. El único pero que quizá se le puede poner es que, a veces, no se le pongan puertas al campo. Hay muchos eventos donde se obliga a atravesar checkpoints, pero, en otras ocasiones, se da libertad de ‘navegación’, lo que puede facilitar mucho las cosas para obtener la puntuación máxima en determinadas pruebas.

¿Te gusta conducir?

Conducir por el mero placer de conducir más de 500 coches diferentes ya es una delicia, pero, además, el mapa se va llenando de cientos de iconos a medida que se desbloquean las sucesivas sedes del festival, algo que se puede hacer en poco tiempo y en el orden que se desee. Puede resultar abrumador, pero es algo que los más impacientes agradecerán.

Como contenido principal, hay dos grandes vertientes. Por un lado, Forza Horizon tiene 84 eventos de exhibición, que son pruebas de asfalto, urbanas, de tierra, campo a través o de realizar trucos. 

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Por otro lado, están las historias de Horizon, que son 65 pruebas especiales e inspiradas, en parte, en la cultura mexicana (no falta la lucha libre, obviamente).

Aparte, hay un componente de juego como servicio, de modo que, cada pocos días, rotan las estaciones del año (lo cual modifica ligeramente el mapa, sobre todo por lo que respecta a las zonas de agua estancada) y se introducen nuevas temporadas, con campeonatos y desafíos temporales que otorgan diferentes recompensas.

Otro elemento que cabe destacar son los coleccionables. Hay coches abandonados que encontrar, casas que comprar, radares en los que pulverizar el récord de velocidad, carreteras y parajes que descubrir, objetivos que cumplir, carteles que destrozar… Estos últimos están colocados a veces en tejados, para que investiguemos desde dónde saltar a por ellos.

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En solitario, el juego da ya para decenas de horas, pero, además, se puede formar un convoy con hasta once amigos. Y lo mejor es que la conexión con los compañeros se realiza en cuestión de segundos, sin tener que salir del mundo para nada.

Así, se puede disfrutar de los eventos de un jugador con amigos o meterse en partidas multijugador específicas. Éstas se traducen en submodos como Rey, Infectado, Captura la bandera o Supervivencia, que son adaptaciones de lo visto en otros géneros.

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Hay que resaltar también EventLab, una herramienta que permite diseñar eventos propios y compartirlos con el resto de la comunidad. En ese sentido, se pueden configurar múltiples aspectos (como el punto de partida y el de destino, la estación o la hora), pero también se pueden añadir rampas, muros y hasta rarezas como… piñatas o balones. Esto dará juego.

Adicionalmente, hay un componente de multijugador contextual. Los rivales a los que nos enfrentamos en las carreras offline son los drivatares de nuestros amigos, y también se nos muestran continuamente estadísticas comparativas, como la velocidad a la que ha pasado un amigo por un determinado radar, fomentando los piques.

Latidos de nueva generación

En la parcela audiovisual, Forza Horizon 5 es uno de los juegos más espectaculares que han visto nuestros ojos. Y no sólo del género de la velocidad, sino de cualquier otro, con el añadido de ser de mundo abierto. 

Quizá podría haber sido aún mejor en caso de haber sido exclusivo de Xbox Series X|S, en lugar de intergeneracional, pero se ve de escándalo en Xbox Series X, que es donde hemos jugado para este análisis de Forza Horizon 5.

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La principal diferencia en la nueva generación es que se puede elegir entre un modo calidad a 30 fps, que prioriza el grado de detalle, y un modo rendimiento a 60 fps, que da mayor relevancia a la tasa de refresco. En ambos casos, es sin raytracing, ya que esta característica se limita al modo Forzavista.

En general, el juego va tremendamente fluido. Únicamente hemos sufrido algún tirón muy esporádico, pero más debido, aparentemente, a la sincronización del mundo y de los servidores que al propio rendimiento del juego, ya que casi siempre nos ha sucedido mientras estábamos explorando libremente el mundo, y no en mitad de una carrera.

En ese modo escaparate que es Forzavista, es posible abrir todas sus puertas o el capó para deleitarse con los detalles de cada coche. Y, al jugar, la sensación que se tiene al volante, especialmente con la cámara del habitáculo, también es brutal. Igualmente salvaje es el sempiterno editor de diseños, que permite descargar cualquier creación de la comunidad.

Ahora bien, donde más sorprende el juego es en su planteamiento paisajístico. El mundo no sólo es el más grande de la saga, sino también el más variado, merced a los ecosistemas ya mencionados. 

Las transiciones entre esos biomas son muy naturales, y apenas se observa popping, pese a que las distancias de dibujado superan, a veces, los diez kilómetros.

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Nos ha deslumbrado, especialmente, la iluminación. Es un deleite ver cómo va cambiando la luz del sol según la hora del día y cómo se filtra de unas maneras u otras según el entorno o las nubes. 

Si a eso se le suman los propios coches, con las luces de los faros rasgando la noche y los diversos efectos que se producen, el resultado es inenarrable.

Otro aspecto que hay que poner de relieve son los fenómenos meteorológicos que acompañan a ciertos eventos. En concreto, hay tormentas de arena y tormentas tropicales, que hacen que la atmósfera varíe por completo con sus polvaredas y sus aguaceros, respectivamente.

Eso sí, la incidencia de los cambios de estación no es tan marcada como en FH4. A diferencia de Reino Unido, México no cuenta con un clima que lo cubra todo de nieve en invierno ni hay árboles de hoja caduca.

Aquí, las modificaciones se asocian a los citados fenómenos meteorológicos y a aspectos como que los cauces de los ríos se sequen.

Motores que suenan a música

El sonido ha sido siempre una parte esencial de la filosofía de la saga, y esta entrega no es una excepción. Dado el componente festivalero, la banda sonora tiene mucho que decir en la ecuación, así que vuelven las emisoras habituales, que permiten disfrutar de 113 temas de música rock, pop, disco, hip hop o clásica.

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Cuando supimos que esta vez no habría ningún tema de Chvrches, nos llevamos las manos a la cabeza, pero, tras haber jugado, ya se nos ha pasado el disgusto y estamos enganchados a las canciones que hay de Dua Lipa (Levitating), Sad Alex (New Heartbreak), The Killers (Caution), Arkells (You can get it), Hot Chip (Straight to the Morning)…

Asimismo, el ruido de los motores está tremendamente cuidado. Lo único malo en cuanto al sonido es que, de nuevo, nos quedamos sin doblaje al castellano, aunque lo cierto es que, más que en inglés, el juego está en spanglish, ya que, al ambientarse en México, los lugareños usan numerosas palabras autóctonas.

Más fuerte que el tequila

Playground Games dejó el listón muy alto con su particular interpretación de ‘las cuatro estaciones’ en FH4, y no teníamos del todo claro que pudiera rebasarlo. No contábamos con que la siguiente visita turística fuera a México, el resort con barra libre de paisajes tan potentes como el tequila que ha acabado siendo Forza Horizon 5.

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Recorrer las playas de arena blanca de la Riviera Maya, tirarse ladera abajo desde un volcán, surcar los estanques de la jungla, atravesar desiertos de cactus o pasear por las calles de Guanajuato no es algo que uno pueda hacer todos los días. 

Ni siquiera todos los años. A menos que tenga las llaves del garaje de Forza Horizon 5, un juego para la historia, que además podrás disfrutar desde el día de lanzamiento en Game Pass.

Puede que el género de la velocidad no tenga hoy tantos adeptos como cuando aquellos muebles de recreativa nos hacían creernos conductores de primera. O como cuando Gran Turismo arrancó a finales de los 90. 

Pero juegos como éste de conducir también se merecen estar en lo más alto del podio, igual que los de saltar, disparar, conversar o planificar. Por si os queda alguna duda, podéis también leer el análisis técnico de Forza Horizon 5 de nuestros compañeros de Computer Hoy.