GP Alemania F1 2000: Un modo 'temerario' de reclamar el finiquito

GP Alemania 2000: Un modo temerario de reclamar el finiquito

Javier Prieto

Le despidieron tras 22 años en Mercedes y saltó a la pista en plena carrera para reclamar su indemnización a la empresa.

Vale. No se puede decir que el hombre que saltó al Circuito de Hockenheim durante la carrera del GP de Alemania 2000, obrara bien. Pero, cuando te despiden sin ningún motivo ni indemnización, cualquiera perdería los nervios.

Y sobre todo, si de tus 47 años, 22 de ellos los has dedicado a trabajar en  la misma empresa, en este caso, la fábrica de Mercedes-Benz en Le Mans (Francia).

Pues eso es, ni más ni menos lo que le sucedió al pobre y temerario Robert Sehli. Este francés se vio presuntamente de patitas en la calle y con una mano delante y otra detrás después de más de dos décadas entregadas a la firma de la estrella. Consecuencias de la globalización, que dirían los responsables de Recursos Humanos, que en esas ocasiones tienen la empatía de una hiena.

A la tercera fue la vencida

Aunque su aventura representara la lucha de David contra Goliat, Sehli no estaba dispuesto a dejar las cosas así. Entonces, para lograr su objetivo decidió darle la notoriedad pública que se merecía esta evidente injusticia laboral.

Primero lo intentó -saltar al ruedo mediático- sin éxito en el GP de Francia F1 2000. Más tarde repitió la acción con el mismo resultado durante la vuelta de formación del GP de Alemania F1 2000. Sin embargo, a la tercera fue la vencida...  Sehli se coló en el trazado en el giro 21 de la carrera. Vestía un chubasquero en él podía leerse a duras penas -nunca mejor dicho- una serie de mensajes explicativos de su problema.

La reivindicación laboral 'in situ'

Su hazaña se desarrolló así. Primero caminó tranquilamente unos metros por el arcén sin que fuera detenido por un comisario muy próximo a él. ¡No te pierdas la tranquilidad del citado operario, seguramente solidarizado con el ex asalariado galo! Tras ese distendido paseito, cruzó al otro extremo del asfalto. Afortunada y milagrosamente no sufrió ni provocó ninguna desgracia. Lo decimos porque tan solo unos segundos después, circulaban por ese mismo punto varios monoplazas a todo gas.

Ante estos hechos, y para garantizar la seguridad de los pilotos, salió el safety car. La prueba estaba liderada en esos instantes por los McLaren de Mika Hakkinen y David Coulthard, propulsados por un motor Mercedes.

La actuación del exempleado no solo alteró el normal discurrir de la prueba, sino también el resultado final. Porque el ganador fue el Ferrari de Rubens Barrichello, quien sumó su primer triunfo en la F1. Y Robert se vengó de su antigua empresa, puesto que provocó involuntariamente que sus enemigos germanos -el McLaren montaba motor Mercedes- perdieran la carrera. 

A la comisaría y 40.000 eurazos

Seguramente, te preguntarás: ¿qué fue del prota de la historia? ¿Acabó en un manicomio o en la cárcel? Pues, no. Tras ser detenido por la policía y recibir una pequeña multa, la multinacional de la estrella se puso en contacto con él. Le pagaron 40.000 euros como compensación por sus años de entrega. Victoria conseguida. Pues si, el persistente proletario pudo torcerle la mano al gigante de la automoción... y sobre todo, obtener lo que era suyo. 

 


 

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